La entrada anterior se me escapó inacabada. Mi ordenador seleccionó el texto por mí y me lo lanzó al espacio cibernético antes de tiempo. Así pues,que sepáis que toda la entrada anterior está sacada textualmente del libro Cien flores para Wilhem Reich, de Roger Dadoun, editado por Anagrama en 1978.
Os transcribo parte de la contraportada.
"Por primera vez no se enfrenta el Reich "europeo" al "reich" americano, ni se jerarquizan períodos sucesivos: "psicoanalítico", "marxista", "orgonómico". Por el contrario, pera evitar cualquier jerarquización o culminación del pensamiento reichiano-pensamiento desbordante y plural, que estalla en múltiples intuiciones sin dejar por ello de ser notablemente unitario, articulado y compenetrado-es pertinente la disposición alfabética, el "mosaico de fragmentos", la sucesión de artículos que, a modo de estaciones o etapas, dejan al lector libertad total para seguir los circuitos y peregrinaciones que se le antojen.
La obra de Wilhem Reich-explorada en este libro en todos sus sentidos-y su visión libertaria del trabajo y de la vida cotidiana continúan hoy día fundamentalmente vigentes"
Bueno, pues quién no se animó a leer a Reich en los setenta, siempre puede hacerlo ahora, bien directamente, bien a través de Daudon. Yo también lo tengo pendiente.(gracias por prestármelo,amiguito)
Donde dice: "reich" americano, debería decir: reich "americano" . Lo siento, pero todo lo que tiene que ver con freudomarxismo a estas alturas es obligatoriamente surrealista.
ResponderEliminarUna vez un profesor me preguntó si tenía algún libro de freudomarxismo (teniendo en cuenta que estaba en la facultad con el puesto de libros de la CNT me resultó un poco extraño). Le contesté que había caído Freud, y había caído Marx, así que no tenía sentido llevarlos. Me miró contrariado, es profesor y es psicoanalista, y no debe ser muy normal que un alumno le diga eso. Me dijo que no habían caído ni Marx ni Freud, y que los freudomarxistas son una corriente vigente y potente.
ResponderEliminarSin más, era una anécdota.
Yo leí "La función del orgasmo" el año antes de entrar en la facultad. Ya entonces veía como a medida que el libro avanzaba, se le iba "yendo la pinza" al fulano. No me refiero a que el lenguaje empezara a estar muy saturado de delirio (si se puede ver eso como un contínuo y no como una dicotomía "delirio" Vs. "no delirio"), sino a que empezaba con casos concretos argumentando una teoría, y acababa siendo todo una paja mental cuya apoteosis empieza con la frase "imaginemos un país de vejigas".
Un abrazo
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