lunes, 20 de enero de 2014

INMMUNITY (John Hopkins)

(El título es la música que escucho mientras escribo lo que viene a continuación)

Pero está claro que no somos inmunes, a nada en absoluto. Por más años que cumplas, por más que creas conocerte, todo vuelve a romperse en cualquier momento, por cualquier tontería. Y entonces es posible que te enfades contigo misma, ¿por no ser inmune?. Menuda tontería, claro que no somos inmunes. Pero jode verte descontrolada, diferente a ti misma, autoextrañada, sin recursos para volver, aunque sólo sea durante un rato. Todo tiempo así, por más breve que sea en realidad (¿una hora es mucho?, ¿una hora y media?), se vive como un fracaso, sobre todo si implicas a otras personas, si de alguna manera pretendes repartir ese fracaso entre las personas a las que más quieres, obligarles a que sepan que estás fracasando, y en cierta forma ellas contigo, porque no puedes contigo, porque no te entiendes, porque no sabes lo que quieres ni lo que te pasa. Pero te mueres de dolor, el dolor que produce que vuelvan dolores antiguos, sin haberlos convocado, no conscientemente al menos.

Y es peor si parece la ira, el veneno, para dar forma al grito estrepitoso de lo que no funciona bien, que probablemente no sea culpa de nadie, ni siquiera tuya. Porque la culpa es una construcción social que lleva demasiados años ahogándonos en piscinas absurdas, imponiéndose y retorciéndonos los nervios hasta que los perdemos. No te quiero ni contar si eres una mujer, y la culpa tiene que ver con no saber manejar tus propios sentimientos, nada más, y nada menos. Con no conocer tus deseos, o no saber comunicarlos de una forma...¿tranquila? ¿razonable? Con suponer que los demás son adivinos, y que entonces deberían saber cuándo necesitamos un abrazo, o no dejarnos solas cuando no nos conocemos, no importa si dura una hora, o un día.

Decía Andrea Nicki que necesitamos una teoría liberadora para las personas diagnosticadas que lo sea también para las personas que no lo están. Que avance hacia un paradigma de humanidad menos rígido, menos autocontrolado, menos obligado a la sonrisa perpetua y la alegría contagiosa, o la eficiencia sin fisuras, o la fortaleza a prueba de dolores antiguos, o recientes. Una propuesta  e invitación a una vida psíquica, y expresión de las emociones, menos dependiente del ideal burgués de respetabilidad y mesura, asociado al buen desempeño profesional, impecable, de quién no tiene de qué quejarse. O si tuviera o tuviese la tentación de hacerlo, que sea en un espacio privado, invisible, donde pueda ocultarse la vergüenza de no haber sabido estar a la altura. Porque no estar a la altura es imperdonable, mostrarse pequeña y vulnerable es imperdonable. "Háztelo mirar, ahora hay unas pastillitas que..."

Pero somos una mezcla desequilibrada de cultura, animal y cuentas pendientes, a veces a favor, otras en débito. Y para soportar todo cuando no encajan las partes sólo se ha  inventado, y ganando terreno cada vez más, una pseudociencia pseudomédica que no alcanza más que a proporcionar drogas para sustituir unos dolores por otros, unos que hacen ruido y piden a gritos espacio y explicaciones, y abrazos, por otros que reclaman "compensaciones" al abrigo de la bata blanca. Alguna razón tiene la química en todo esto: siete horas sin fumar, unas hormonas tocapelotas, unas ganas enormes de despistarlas con alguna otra sustancia, una copa de vino, una pastilla para dormir... me pone los pelos de punta cuando le cuento a alguna persona diagnosticada y medicada que yo no tomo antipsicóticos, ni voy al psiquiatra, y me mira con preocupación, y me pregunta ¿y no te descompensas? ¡Claro que me descompenso!, la vida es una descompensación desde que empieza, demasiadas veces se tiene la sensación de que nada funciona, de que nos engañaron en todo, de que como decía una viñeta en las redes sociales: "La paz social son los padres". Lo extraño es que haya calado esa ideología de la compensación para definir cierta apatía mental producida por las pastillas que sólo con muchísimo miedo en el cuerpo puede confundirse con "estar compensado" ¿Compensado de qué? ¿Compensado por quién? ¿Compensado con qué? Es importante notar la resonancia económica de la palabrita, originada en el mundo de los negocios y la economía, el único que existe y que nombra todo aquello que merece ser nombrado, perdón, que COMPENSA ser nombrado.

Escribir es una rebeldía muy accesible, de andar por casa, y, en el ámbito estricto de la economía doméstica, compensa mucho más. Tiene peligros también, porque aquí nada es gratis, y hay que andarse con cuidado si no queremos caer, y quedarnos, en el discurso de la confesión, para el que hay toda una tradición literaria, y para el que Foucault tenía una teoría: la confesión, explica, es el sustituto biopolítico de la  represión, es la represión interiorizada que reclama exposición al juicio, orientada a la absolución, o el castigo, o el diagnóstico, o los buenos consejos. Interiorizada como el patriarcado, que no deja de enfermarnos con exigencias, sospechas, estereotipos, y en sus peores caras, violencia, que no necesita ser física para que nos haga gritar que nos dejen en paz con sus puñeteros rollos de los roles de género, del cerebro masculino y femenino, los mapas y los cazadores y la épica y las princesas y el desconocido que te regala flores (qué miedo, ¿no?) Interiorizada como la culpa. Llevamos dentro nuestras propias cadenas, nuestro autocontrol, nuestro peor juez y parte. Porque tenemos pareja o porque no la tenemos, porque tenemos hijos o porque no los tenemos, porque nos depilamos o porque no, porque

límpiate los dientes
lávate los pies
cósete el jersei
píntate las uñas
cámbiale las pilas
cómete los mocos
bébete la espuma
cásate con ella
cásate con ella
cásate con ella
toma precauciones

van a por nosotros

piensa en tu futuro

van a por nosotros

las hordas internacionales de madres, y delegados, y funcionarios, y chinchillas, y hurones moralistas que desean llevarte cogiditos de la mano a la jubilación

bébete el jarabe
cómprate un buen coche
deja de fumar
no juegues a eso
cambia de trabajo
méjora tu imagen
vete a por las gafas
cósete la manga
cósete la manga

van a por nosotros

con sus pies de rey, y sus escuadras, y sus cartabones, y sus reglas, y sus compases, y sus trajes de domingo

péinate los pelos
limpia tus zapatos
huele a gasolina
di que sí a tu jefe
mira las noticias
no duermas la siesta
deja esa sonrisa
siéntete culpable
acábate la sopa
acábate la sopa
acábate la sopa
hazte responsable

van a por nosotros

se acabó la juventud, basta de holgazanear, hay que concienciarse, viva el complejo de edipo
¡viva! ¡yo tengo la culpa!

paga tus facturas
traje con chaleco
duerme con pijama
santifica el lunes
funda una familia
por qué no adelgazas
vaya facha traes
lávate las manos
píntate los labios
¿pórque dices eso?
¿pórque dices eso?
¿pórque dices eso?

todo está ya escrito

van a por nosotros

édison
y wásington
y énstein
y freud
y humer
y kénedy
y lluis llach
y newton
y copérnico
y von brown
y don santiago ramón y cajal...van a por nosotros

por nuestros pecados
por nuestros pecados
por nuestros pecados
por nuestros pecados
van a por nosotros

cada año más cerca, cada día más claro, cada sorbo más, cada recuerdo más lejos, van a por nosotros, van a por nosotros, van a por nosotros, van a por nosotros...a por nosotros TODOS.

(Accidents Polipoétics, Van a por nosotros, 1995
http://www.youtube.com/watch?v=RBLOs93IJbw)

¿Compensada, dices?





jueves, 16 de enero de 2014

Robert Whitaker: The Boss

Robert Withaker, fundador de Mad in América, aliado sin parangón en nuestra lucha contra la pérfida industria farmacéutica y sus mentiras y manipulaciones. Imprescindible para locxs, familias, profesionales...
Si estás tomando mediación, échale un vistazo y reflexiona cómo la estás tomando, qué cuento te han colocado, que opciones alternativas te han dado, qué te han dicho si alguna vez has pedido reducirla o que te la quiten. Si vuelves a tener la misma conversación, es posible que después del ver el vídeo tengas más argumentos.



miércoles, 8 de enero de 2014

RECUPERACIÓN

¿ Qué podría ser la recuperación?

¿Dejar de tener síntomas?
¿Tener recursos propios para relacionarse con ellos de una forma no traumática?
¿Dejar de sentirnos enfermxs?
¿Olvidar el autoestigma?
¿Tener trabajo?
¿Estar estudiando?
¿Celebrar la amistad y las redes de apoyo sólidas?
¿Formar parte de un proyecto para construir redes de apoyo sólidas?
¿Ser críticx con todo lo relacionado con el diagnóstico y la psiquiatría?
¿Relativizar los problemas?
¿Desdramatizar?
¿Enamorarse?
¿Cuidar a otras personas?
¿Confiar en lxs amigxs?
¿Confiar en nosotrxs mismos?
¿Olvidar la palabra "alarma"?
¿Olvidar la palabra "recaída"?
¿Dejar de hacer de policía de nuestros pensamientos?
¿Distinguir ciencia de propaganda?
¿Enredarse con otras personas para construír apoyo con nuestros propios criterios?
¿Solidarizarse contra todas las formas de opresión?
¿Preguntarse qué podría ser la recuperación?