lunes, 4 de marzo de 2019

Luciérnagas nocturnas

Lo bueno de las vacaciones es poder disponer libremente del tiempo. Lo repito porque es importante: Poder disponer libremente del tiempo. (ejm...dentro de lo que cabe, que estamos en el mundo que estamos)

A cualquier hora. De noche, de día, de madrugada....De siempre me gustó la noche, sus posibilidades y surrealismos. Madrugar de lunes a viernes impide disponer de la noche para otra cosa que no sea dormir. A lo largo del curso escolar, incluso el fin de semana, me tomo muchas precauciones con el horario nocturno, no sea que cambie el horario de sueño y bla bla bla. Estos días son una excepción carnavalesca, una transgresión pagana y saludable, porque tengo eso exactamente: días y noches por delante, con tiempo para variar el horario de sueño y volver a recuperarlo cuando se acerque la vuelta al trabajo.

Así que mi lado luciérnaga se despliega con muchísimo placer. Se puede conocer a otras luciérnagas que quizá no saben (todavía) que lo son. Que no saben todavía que pueden disponer libremente (libre, mente) de su tiempo, de su vida, de sus emociones, a pocos pasos de distancia de unas cuantas preguntas importantes. Tan importantes como ineludibles. Sin prisa, pero sin pausa.

O impedir una pelea entre desconocidos (para mí, que no entre ellos) "Por favor, no os peleéis. Es muy desagradable y muy violento para las personas que están a vuestro alrededor, además de para vosotros mismos. Seguro que luego os alegráis de no haberos peleado, de no estar heridos, de no haber traspasado esa barrera".(No creo que lo haya dicho con tanta floritura discursiva, pero la idea era esa) Uno de ellos, el follonero, me dice una frase que los maltratadores reservan para lxs desconocidxs, para aquellxs que no están en su red de influencia psicológica: "Vale, muy bien, eres muy buena persona, ya te puedes ir" (Y dejarnos con nuestro rollo macho). Esa frase la he oído antes. Pero el otro de ellos me escucha, y se viene conmigo caminando en lugar de pelearse. También luciérnaga, en ese momento.Así que, de camino al taxi, no me canso de darle las gracias por haberme ahorrado una escena de violencia. Era una violencia de rutina, sin muchas ganas.

Calculando las horas que puedo dormir para ver a mis amigas y entrenar por la tarde para la carrera de finales de mes. Un lujo de horas, un lujo de vacaciones. Sin muchos aspavientos, ni falta que hace.

Semana especialmente feminista, 8 de marzo. La cuarta ola, siglo XXI, se centra en combatir la violencia, entre otras reivindicaciones. En ello estamos. También sin pausa, aunque siempre con prisa: En ese terreno, cualquier avance siempre es urgente y sabe a poco, con todo el trabajo que hay. Otro asunto importante es detectar y sanar las heridas de la violencia psicológica. Quizás algún día hasta se sanen las heridas de quien la ejerce (aunque no sea nuestra prioridad, podría venir de rebote). Quién sabe...

Buenas noches


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