Virgen Santa Castro Maceiras emprendió un extraño viaje el 17 de julio del año pasado. Sería de rigor decir que no fue del todo ella, sino un trocito de su persona, el que hizo las maletas y marchó delante de sus narices, una conciencia rara y rebelde le dijo hasta luego ya volveré pero ven conmigo, requerimiento que Virgen Santa no quiso o no supo rechazar.
Lo que a Virgen le maravillaba era no salir del barrio, acompañar a su conciencia decidida por las calles tantas veces transitadas, por los mismos parques y avenidas y tiendas de chuches, sin dejar de sentir que estaba más lejos que nunca de casa. La conciencia viajera de Virgen hacía las veces de guía y escenógrafa, le marcaba el paso y se lo iluminaba todo con la luz adecuada a cada escena, también las otras personas tenían su propia luz, mesas de mezcla de sonido y ayudantes de dirección.
Era divertido y más raro que un perro verde.
Un día volvieron, y ya está.
Me encantó!
ResponderEliminarComo la vida misma, o por lo menos, como mi vida misma, jeje
Un abrazo!
Un abrazo Diana!!, me alegra que te haya gustado. Son pequeños pasatiempos.
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