A mí me enseñaron a estudiar con orden y estructura, pero sobre todo me enseñaron a pensar con criterios sólidos, que implica desmontar criterios falsos de argumentación tramposa. Los criterios se desmontan leyendo la letra pequeña y contrastando diversas fuentes de información sobre el mismo tema. Y lo más importante, descubrir los juicios de valor que pretenden hacerse pasar por argumentos objetivos. Estos juicios se esconden, se agazapan, en los adjetivos, ahí está, casi siempre, la madre del cordero.
Si uno consulta, en diferentes fuentes, diversas definiciones psiquiátricas, los adjetivos nos saldrán al paso haciendo la ola, son embajadores y protagonistas de estas definiciones. Son valorativos porque están preñados de subjetividad, (típica herramienta de las ciencias exactas ¿no? NO!). Son valorativos porque cada persona que los escucha los llena desde su experiencia subjetiva.
Ejemplos:
"normal" (¿a qué norma exactamente se refieren, a las de tráfico?),
"adecuado" (¿a qué o para qué?),
"desviado" (¿de dónde?¿hacia dónde?),
"extraño" (¿para quién?),
"excesivo"¿comparado con qué?)
Y un largo etcétera, haced la prueba en el DSM, por ejemplo. O con las definiciones de la OMS de nuestras queridas enfermedades mentales. Yo solo sé que no sé nada, pero me fijo.
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