jueves, 2 de febrero de 2012

A nueve meses del último delirio...

.....he parido unas espectaculares ganas de fiesta, coincidiendo con el final de los exámenes de primer cuatrimestre. El plan Bolonia es para mear y no echar gota, una exhalación de práctica salvaje de lo que sería la adaptación al mundo laboral ¿real?: trabajo en clase (obligada permanencia, con llamaditas de atención si no vas o llegas tarde), trabajo en casa, trabajo en grupo, trabajo mientras duermes (efectos secundarios), trabajo los fines de semana, horas de ordenador, contracturas, mala alimentación debido a tanto lío, decadencia de la vida en pareja (a no ser que sea un santo, y tenga estrategias para entretenerse solito o en compañía de cualquiera que no seas tú), decadencia de la vida social, decadencia de la vida familiar, incitación al alcoholismo, decadencia del compromiso social, incapacidad para recordar antiguas aficiones, limitación de las habilidades sociales a conferencias monotemáticas o aspectos prácticos del día a día.

Tiene alguna cosa buena:
- conoces gente que vale la pena
- aprendes... (algo siempre se aprende)
- no flipas (para eso hay que tener tiempo libre, que yo lo sé)
- te evades del mundo real...de una forma organizada
- compartes experiencias con gente normal
- se te llena la cabeza de pájaros (cada vez que te cuentan un nuevo método de investigación, quieres investigarlo todo)
- idealizas cualquier otra actividad
- en el tiempo libre, lo único que se te ocurre es dormir o chatear

Aunque parezca contradictorio, este ritmo de locos es un buen antídoto contra la locura. Es la locura compartida, circunstancia que automáticamente le da una apariencia de normalidad. Lo importante es no dejar de viajar, pero a ver si estos días que vienen consigo hacerlo, por ejemplo, en bicicleta. Y juerga, mucha juerga.

4 comentarios:

  1. Cómo me alegro de haber estudiado en los años 90, cuando las carreras tenían 5 años y luego había doctorados y esas cosas normales...

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  2. Hola reina de la miel,bienvenida! yo también estudié en los 90, por eso ahora me parece que estoy en otro mundo. Y no creo que aprenda mucho más ahora que hace veinte años, no por mucho madrugar...

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  3. Hola Antonio, molar mola, pero hay días...grrrr! YA TÁ, YA PASÓ!!!

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