Narrativa derivada de la incógnita secreta que lo redescubre todo en miradas fluorescentes de camino interminable.
Poco quedó de las palabras de Laing, por ejemplo:
"Si la especie humana sobrevive, los hombres del futuro considerarán nuestra ilustrada época, me imagino, como un verdadero siglo de obscurantismo. Sin duda, serán capaces de degustar la ironía de esta situación con más sentido del humor que nosotros. Se reirán de nosotros. Sabrán que lo que nosotros llamábamos esquizofrenia era una de las formas bajo las que- a menudo por mediación de gente por completo corriente- la luz empezó a aparecer a través de las fisuras de nuestros espíritus cerrados ...La locura no es necesariamente un hundimiento; también puede ser una abertura...El individuo que realiza la experiencia trascendental de la pérdida del ego puede o no perder el equilibrio de diversas maneras. Entonces puede ser considerado como loco. Pero estar loco no es necesariamente estar enfermo, incluso si en nuestro mundo los dos términos se han vuelto complementarios... desde el punto de partida de nuestra pseudo salud mental, todo es equívoco. Esta salud no es una verdadera salud. La locura de los otros no es una verdadera locura. La locura de nuestros pacientes es un producto de la destrucción que nosotros les imponemos y que se imponen ellos mismos. Que nadie se imagine que nos encontramos ante la verdadera locura, o que nosotros estamos verdaderamente sanos de la mente. La locura con la que nos encontramos en nuestros enfermos es un disfraz grosero, una caricatura grotesca de lo que podría ser la curación natural de esta extraña integración. La verdadera salud mental implica de un modo o de otro la disolución del ego normal..."
Sin entrar en misticismos, no puedo por menos que reivindicar lo que de renacimiento tiene cada experiencia delirante. Lo que tiene de curiosidad y de hipótesis, lo que tiene de suspensión temporal del racionalismo en su vertiente más fundamentalista, (la que no escucha nada que se aleje del todopoderoso, y a la vez tan ilusorio, afán de objetivismo totalitario). Sin renunciar al racionalismo como método útil resevado a conseguir "soluciones adaptadas", lo cierto es que no acabo de ver la alegría en ese método. La alegría se muestra en la emoción compartida, en la broma, en el éxtasis, en la transgresión cómplice. La ausencia de alegría es la ausencia de comunicación digna, la ausencia de afecto, o la ausencia de comprensión del afecto. El dolor, así, se presenta como cúmulo de ausencias, y de poco sirve racionalizarlas, menos aún sirve buscar biologicismos para la tristeza o la soledad o la desconfianza.
Es posible que el delirio se presente como huida hacia adelante, como aventura psíquica hacia lo ignoto, hacia lo posible o lo imposible, con más carga de consciencia en la medida en que la experiencia permite evitar la deriva psicótica. Esta deriva indeseada, la psicótica, se apodera del delirio en la medida en que lo carga de pánico, en la medida en que se superpone a la conciencia reemplazándola, cortando así todo lazo de afecto y confianza. Sobreviene como una amnesia de todo lo que nos ata a la vida, y en ese hueco de la memoria, el terror campa a sus anchas. Y somos terror en la medida en que no somos, o no nos dejan ser, luciérnagas como metáfora de todo lo saludable: alegría, confianza, autonomía , libertad.
Controlar la psicosis se parece a controlar la ansiedad. La tarea comienza por una acción básica: reconocerla. Reconocerla como algo que, aún estando en mí, no soy yo, y no quiero ser yo, algo indeseable que me amenaza y se me opone. Si aparece me planto, y me enfrento: ya te conozco, vete, y si no te vas te voy a verbalizar, voy a buscar una segunda opinión y juntas nos vamos a reír de ti. Se parece mucho a conjurar malos sueños o fantasmas de diversas naturalezas.
Una vez obtenida la receta personal para conjurar la psicosis, se puede navegar el delirio como un pacto de ficcionalidad: considerándote una corriente paralela de conciencia, y sin otorgarte poder para sustituir mi conciencia racional y mis referentes emocionales, voy a dejar que te muestres y me muestres caminos diferentes, ideas nuevas, visiones distintas, pero reservándome el derecho de no aceptarlas, de no ser consecuente con ellas a no ser que se demuestren viables pasada la remisión. La remisión es la vuelta suave a la consciencia ya no delirante, es un descanso necesario tras una actividad mental que puede parecerse a la preparación de unos exámenes, cuantitativa y cualitativamente.
Sin entrar en los contenidos argumentales de estos peculiares pactos de ficcionalidad, que reservo para mí, me veo obligada a afirmar que:
- no suponen deterioro ni merma alguna de mis capacidades intelectuales, tampoco de mis habilidades sociales ni mi coherencia discursiva.
- una vez comprendido y puesto en práctica el mecanismo de control de la deriva psicótica, esa deriva ha desaparecido de las siguientes experiencias delirantes.
- no suponen alarma para las personas de mi entorno emocional más cercano, en la medida en que estas personas confíen en mi autoconocimiento y no estén condicionadas por prejuicios estigmatizantes ni exageradamente paternalistas
- las personas que, por decisión personal, no están informadas de lo que me pasa por la cabeza, no aciertan a encontrar nada extraño en mí durante esos días, como no sea una cierta vehemencia argumental, típica por otra parte de la manera de argumentar de mucha gente sobre diversos asuntos
- no reconozco la autoridad de ninguna persona, por muy profesional que sea, que pretenda tergiversar mi personal manera de conducirme a través de las experiencias de mi conciencia, y menos aún si esa tergiversación se apoya en el argumento falaz de que "no ser consciente de su enfermedad es uno de los rasgos de la enfermedad" Efectivamente, para hacerme sentir enferma, sobran candidatos.
Gracias a todos los que os habéis asomado a este blog, especialmente a los que me conocéis personalmente y sabéis que todo esto es tan cierto como que es cierto gracias a vosotros
Gracias por pasar por mi blog, eso me ha permitido conocer el tuyo. Tengo que mirarlo con mas tranquilidad, pero en concreto esta entrada me ha gustado mucho. ¿Te importa que hagar referencia en mi blog de tu material?.
ResponderEliminarUn saludo.
No me importa, al contrario,para eso lo hice público. gracias por tu interés.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, acabo de descubrirte a través del blog de Jesús, y tus palabras me han calado. Volveré a releerte las veces que haga falta, porque en lo que dices hay algo que me suena a verdad y a descubrimiento.
ResponderEliminarEsther.
Hola Esther, bienvenida. Probablemente lo que te suene a verdad y descubrimiento sea dificilísimo de explicar, y en ese misterio conseguí, al fin, redescubrirme sin miedo. Ojalá todas las personas tuvieran una formación preventiva en identificación y comprensión de los mecanismos psicóticos, desvinculados de etiquetas, condenas y estigmas varios.
ResponderEliminarSaludos y hasta pronto
para mi la esquizofrenia( la "enfremedad mental" ) es una forma de ser, de pensar, de sentir y percibir el mundo... que dentro de esta sociedad-vorágine-estereotipada no acaba de cuajar... y por ello se convierte en una enfermedad... un saludo, me alegro de haber encontrado este blog!!!
ResponderEliminarDejo la dirección de mi blog y el de mi pareja por si te interesa echarles una ojeada, somos dos locos que sueñan despiertos, ji,ji:
http://lakanija-style.blogspot.com
http://duermevelas-gustavo.blogspot.com
Aún están en construcción pero ya hemos colgado algunos trabajillos,un abrazo!!