Es broma. Estudiar, hoy en día, de barato no tiene nada. Pero si no lo medimos en términos económicos, sino xxx:))), por llamarle de alguna forma, resulta que compensa un montón. Se acabaron las horas muertas, el aburrimiento invernal, la apatía, la falta de proyecto. Ahora el problema es otro: ¿cuándo voy a poder no hacerlo? ¿cómo me organizo para hacer algo distinto, digamos un día entero? Está complicado.
Así que de momento no tengo nada que contar, hasta que no resuelva este dilema.
Bueno, sí. Podría contar que por primera vez en los últimos años, el otoño ha dejado de ser un factor de riesgo de activación de viajes. Y no será por falta de lluvia, que por cierto estaba haciendo mucha falta. Digamos que lo de estudiar forma parte de un plan de prevención intensiva, con perspectiva ¿bio?-psico-social. (Lo de bio se acepta si viene de biográfico, si no que me demuestren la ausencia de fertilizantes biologicistas)
http://www.msps.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/Declaracion_Empoderamiento_OMS.pdf
(Del dicho al hecho hay un trecho, pero hay partes chulísimas que te mueres, de emoción, o del susto, según cada cual. Feliz lectura)
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