jueves, 14 de abril de 2011

Salir del armario

La mayoría de las personas que conozco con diagnóstico de trastorno mental tienen algunas cosas en común entre ellas: tienen certificado de discapacidad, cobran una pensión, van al psiquiatra o psicólogo con más o menos asiduidad y experimentan "síntomas" que les dificultan la integración socio-laboral.

Mi caso es un tanto peculiar, conozco la psicosis y el delirio como experiencias propias, pero despatologizadas (autodespatologizadas), y como experiencias propias y personales me reservo el derecho a darles la carta de naturaleza que me apetezca, en tanto que mías. Como son mías y las vivo a mi manera, no me da la gana de llamarlas síntomas de nada, ni parte de ninguna enfermedad, puesto que no me siento en absoluto enferma.

Aunque no me sienta enferma porque no las experimento como sufrimiento(actualmente y con el conocimiento que de ellas tengo), eso no impide que comprenda a la perfección el sufrimiento que puedan causarle a otras personas, puesto que a mi también me han hecho sufrir, y mucho, en su momento.

Puedo hablar de psicosis y delirio en primera persona, puedo hablar de esto con otras personas, puedo escribir miles de palabras sobre el tema...y seguré sin estar enferma. Porque comunicar es el antídoto, es el propio proceso comunicativo el que despatologiza.

Me gusta muchísimo leer, y me gusta también estudiar, sobre todo cuando estoy motivada, y ya es perfecto si hay buenos maestros. El último año lo he dedicado casi en exclusiva a estudiar estas experiencias, y sucedió a partir de un momento en que decidí, para alejar toda la fantasmagoría agazapada en mi cabeza, sacarla fuera como un objeto. Un objeto de estudio.

Para toda persona que sienta placer con el estudio, el objeto de este es una metáfora constante del propio conocimiento, todas las posibles maneras de acercarse a él son maneras posibles, también, de acercarse al mundo, de rodearlo, de interpelarlo, de interpretarlo y darle sentido. Todo acto en esta dirección, sea positivo o negativo (aceptar, comparar, rechazar, relacionar, descartar, equivocarse, descubrir) es la historia de un proceso, y toda perspectiva adoptada es un ejercicio intelectual que rara vez cae en saco roto.

Desconfío de quien pretenda limitar mis esfuerzos a la asunción acrítica de cualquier categoría externa y apriorística, sobre todo si esa categoría ha sido, desde el principio, la chispa desencadenante de lo que empezó siendo una refutación en toda regla de la misma. Lamento profundamente no encajar en las previsiones que sobre mi evolución hicieron quienes me etiquetaron, y también lamento que mi evolución haya puesto en evidencia los supuestos fallos del sistema etiquetador. Corren rumores sobre la pericia etiquetadora de mis etiquetantes, y en su descargo debo decir que etiquetaron de buena fe, a la vista de los acontecimientos que me llevaron hasta sus aposentos y que me convirtieron, por unas semanas, en su objeto de estudio. Cualquiera en su lugar y competencias hubiera etiquetado de igual modo. No soy un falso positivo, tampoco estoy enferma.

No debería resultar tan extraño que estudiar lo que empezó siendo una dolencia psíquica llevase, con el paso del tiempo y del estudio, a encontrar una fórmula para tratarla, curarla, aliviarla, comprenderla o como se le quiera llamar a ponerle fin como ente doloroso.

Corren rumores también sobre un supuesto "complejo" que no me acaba de permitir salir del armario. ¿De qué sería el complejo? En cualquier caso me resulta difícil saber dónde estoy en relación a dónde están los demás. Si no reconozco a mi mente como enferma, ¿qué sentido tiene asumirme como enferma mental? Si no me reconozco en el diagnóstico, o el diagnóstico ya no me reconoce a mí ¿qué sentido tiene asumirme como diagnosticada? Pongamos que he sido fumadora y ahora ya no lo soy, ¿tendría sentido adscribirme a un grupo de fumadores, como rol social? ¿Tendría sentido formar un grupo de ex- (ex-esquizofrénicos, por ejemplo)? (En algunos países europeos existe un grupo parecido, se llama ex-usuarios y supervivientes de la psiquiatría, aunque por aquí no tienen actividad, hasta donde yo sé). También está el tema de la solidaridad, pero no hace falta asumir determinada identidad para ser solidario con quien sí la asume, y se me ocurre el caso conocido de la homosexualidad.

El asunto no es fácil, a lo mejor podéis ayudarme.(El tema da para mucho, o no)

11 comentarios:

  1. Lo estás haciendo de puta madre, chica!! De putísima madre!!!

    Abrazos my friend!!

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  2. deberías escribir o contar como lo hiciste porque hay gente que es incapaz de logralo. personalmente estaría encantado ded aprender de tu historia.

    PD como nos veremos pronto ya te insistiré

    abzs

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  3. Me encanta que me sigas haciendo tomar apuntes.
    Cierto que a nadie le dan la oportunidad de se ex- (en este caso), porque que existan ex- es contrario de un elemento constitutivo de esta etiqueta, que es la propia cronicidad... no debe haber ex-esquizofrénicos porque no puede haber ex-crónicos. La etiqueta tiene una entidad que es superior a las personas (ese es el principal problema de las etiquetas, que se supone deberían originarse en las personas, pero que una vez reificadas se ponen en un plano superior, ignorándolas). Se defiende a la etiqueta por encima de todo, y cuando la etiqueta (con su atributo de cronicidad) se ve amenazada: aceptamos pulpo como animal de compañía. De manera que tú no has podido hacer nada con tu experiencia... simplemente la etiqueta fué mal asignada, y la etiqueta mantiene su integridad.

    No le demos más vueltas: no hay salida.

    Felicidades de nuevo

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  4. estoy enfadada conmigo...me estoy pillando...yo iba conmigo misma de rompedora de no aceptadora...desde los tiempos que entendia el árabe,desde los tiempos en que proyectaba empresas necesarias aunque poco "rentables"...y resulta que he permitido opinar a la todo poderosa (la tienes un 100% de probabilidades de que te de un brote).Yo me siento emferma cuando me interesa y me acojono..tb consigo "sacarlo como un objeto" muchas veces, el otro domingo con dos amigas,( una de ellas: pro-dejarlo para que para qué?para sufrir?)(que reconoce por experiencia el acierto de su pequeña hermana dejando la medicación)
    me cuesta entender tu no miedo...agradezco tu voz expresando mi valentia y tb a Miguel compañero telefonico por su apoyo en mi libertad.

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  5. Raúl y Almu: No sé a qué os referís exactamente pero no importa, lo que sea que penséis que hago bien, yo me lo creo y os doy las gracias.
    Me muero de ganas de veros, un abrazo enorme!!

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  6. Jony, te digo lo mismo que a Raúl y Almu, nos vemos pronto y hablamos de lo que queráis.
    Un abrazo!

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  7. Antonio, me encanta el argumento de que no puede haber ex-crónicos, brillante, ahí está la madre del cordero para quien quiera verlo, que no debe ser mucha gente, pero la que hay compensa cualitativemente la falta de cantidad. Tiempo al tiempo.
    Felicidades a ti por la inteligencia que demuestras siempre que tocas el teclado.
    Un abrazo.

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  8. Anónima, dale al árabe, rompe y no aceptes porque sí, dale a las empresas y a lo que te pida el cuerpo. Sólo hay una vida, y yo no pienso desperdiciarla creyéndome profecías de otros sobre acontecimientos que sólo me afectan a mi, y que controlo yo, puesto que se originan en mi cabeza y es mi cabeza la que tiene la clave para gestionarlos.
    Todo son metáforas que inventa nuestra cabeza para buscar salidas a todo lo que no tiene sentido, y la metáfora es un recurso estilístico, no una verdad absoluta.
    No te flageles por sentirte mal cuando toca, de eso no se libra nadie y eso nos hace humanos, pero agárrate más y mejor a la gente que te quiere y te conoce bien, y si vas a un profesional, intenta averiguar de qué palo va, no todos son iguales, y como estos asuntos tiene mucho de ideológico, busca afinidades, busca complicidad, sin eso es muy difícil que pueda ayudarte, por más años que haya estudiado.
    Un abrazo muy grande y mucho ánimo, no estás condenada a nada, y por lo tanto no deberías hacer demasiado caso a quien pretenda hacértelo ver así. (Pásate cuando quieras, aquí nos escuchamos todos, que para eso estamos)

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  9. Hola preciosa!
    Como tú, también me etiquetaron, y toda esa historia... y también convertí mi supuesta patología en caso de estudio ¡qué suerte la minusvalía, la pensión y todo el tiempo que nos devolvieron! Un regalo dejar de trabajar para empezar a laborar (es decir, dedicarme a lo que más amo: el arte de la medicina y el estudio del alma humana.
    Lo de la buena fe.... pues sí y no. Buena fe, en cuanto a ignorancia (igual bondad idiota sería lo más apropiado), mala fe, en cuanto a que son manos ejecutoras y guardianes del sistema que creen ciegamente en sus libros de estudio basados en falsas teorías... ninguna honestidad, sólo cobrar a fin de mes y asegurarse el puesto. A mi casi me matan con su buena fe... por suerte, falló mi fe en ell*s.
    Respecto al tema de 'salir del armario'. De acuerdo estoy contigo en que es absurdo si una no se identifica con la etiquetita.... sin embargo, hay muchas personas que necesitan salir del laberinto de la salud mental pero su miedo/hipnosis no se lo permite... y tampoco han sido tan osadas como nosotras.... quizás, lo más creativo sería autodenominarnos SUPERVIVIENTES DEL LABERINTO DE LA "SALUD MENTAL".... curiosamente, conozco a muchos terapeutas (psicólogos incluídos) que han pasado por lo mismo y no se atreven a decirlo no sea que.... para mí, que aún no se han dado cuenta de lo muchísimo que ayudarían a sus consultantes si honestamente dijeran la verdad respecto a su liberación.
    Al final, como profesional de la salud integral, me he autodenominado híbrida terapeuta/in-paciente... es raro sí, pero todo sea por locolaborar.... Prieto abrazo!
    http://ladivinalocura.blogspot.com

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  10. Hola Naide, creo que tienes razón en lo de salir del armario. En mi caso la complicación viene de que, al no tener pensión, sigo en el mercado laboral del sistema, y ahí hay que andarse con ojo. Existe una segregación real entre "sanos-enfermos", y si me acojo al segundo grupo, todos son problemas en el primero. Un lío y una injusticia, en definitiva, pero al menos tengo el blog para expresarme, que es un primer paso. Y ya voy buscando la manera de ir dando otros.
    Gracias por pasarte por aquí, mucha suerte con tu blog, con tu profesión y con todo lo que emprendas.

    Un abrazo!

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  11. Me gustaba mucho la frase de mis antiguos directores, en aquel año 0, unos sabios del Niño, de los de antes, de los que sabían, cuando se referían a los informes que los alumnos nuevos traían consigo, donde a veces se podrían haber encuadernado -o mejor, haber quemado- con todos los diagnósticos, que ya llegaban a ser transmetacomórbidos porque el diagnóstico inicial, acababa siendo comórbido de sí mismo...

    ...En fin, la frase que estos -aún- Sabios de la Infancia le regalaban a estos chiquillos -y a los que no dejábamos de aprender a su lado- y les invitaban a decir a cualquiera que les pusiera una etiqueta o les resumiera su historial era (y es) "Soy lo que no nombraste"

    Saludos, y disfrutando del blog...

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