domingo, 27 de marzo de 2011

Pacto de ficcionalidad, psicosis, empatía.

De un manual de crítica literaria:

"El carácter ficcional de los textos literarios nace de un pacto implícito entre escritor y lector: ambos suspenden determinadas reglas de su mundo de referencias y ponen en juego otras, aceptan las que funcionan en el mundo imaginario que se propone.
Es el pacto de la ficción. Así, la ficcionalidad nos remite a una creación de un mundo imaginario, la literatura crea mundos ficticios con autonomía propia, lo que equivale a decir que la obra literaria no es imitación de la realidad, sino creación de realidad. Con lo que se advierte que la dimensión pragmática y la semántica-ontológica deben ser tratadas casi conjuntamente: el autor propone un mundo imaginario y el lector tiene que aceptarlo para que la comunicación literaria tenga un resultado feliz."


(Historia de la crítica literaria, David Viñas Riquer)


En un mundo curioso e interdisciplinar, pensar que la psicosis y el delirio no dejan de ser pactos de ficcionalidad atravesados de dimensión, o rotos en el sentido de traspasar límites entre la literatura(imaginación, capacidad de ficcionar) y la vida, de fusionar mundos imaginados y mundos lógicos como si de una única realidad indiferenciada se tratase, en un mundo así de abierto y empático a la libertad de pensamiento, la intuición llevaría a los profesionales no tanto a hacer volver a sangre y fuego a los delirantes al redil, como a hacerlos sentir a salvo de las realidades amenazantes que pululan por sus ficciones. Para ello es imprescindible conocer el argumento de la ficción, y no siempre se presentará de forma lógica y lineal, ello contradiría las propias leyes de la creación (sea literaria o psíquica), anularía las leyes de la metáfora, su función simbólica de recrear varias interpretaciones a la vez, en función de la formación y sensibilidad de cada uno. Una buena obra literaria ofrece pluralidad interpretativa, un buen delirio también.

Un buen profesional debería ofrecer imaginación para interpretar, para abstraer lugares comunes y miedos colectivos de cualquier ficción delirante, para interpretar algún papel en la ficción del otro, para desactivarla dentro de la lógica alternativa que le da razón de ser, y que contiene en sí misma los mismos gérmenes de empatía y confrontación que cualquier otra ficción compartida socialmente.

Hacerse amigo del personaje dentro del delirio, aunque nunca se esté seguro de comprenderlo del todo, como nunca estamos seguros de comprender a quien aparentemente no delira nada de nada. Una persona en medio de un delirio, toda vez que los códigos lógicos(consensuados) quizá se hayan desintegrado en mayor o menor medida, permanece en contacto con el mundo sensorial de una forma muy intensa, y por tanto será mayúsculamente receptiva no tanto a razonamientos, como a códigos no verbales empáticos, manifestados a través de la mirada sincera, del tono de voz amable, y de una actitud cómplice con cualesquiera que sean los mundos que el otro, el igual si así lo decidimos, plantea en la selección de aquella parte del mundo de posibilidades a la que decide darle carácter de realidad incuestionable. El cuestionamiento nunca es imposible, pero se juega en territorios a los que quizá no estamos acostumbrados, y en los cuales, por eso mismo, tal falta de costumbre corre el riesgo de convertirse en obstáculo si se asume como intercambio imposible.

Se trata todo el tiempo de nuestra relación con la diferencia, y de la inercia de convertir la diferencia en enemigo contra el cual no cabe más que la cerrazón, el desprecio, o la violencia (sea verbal o gestual)de quien se cree en superioridad moral o racional frente al "desposeído de razón".

Y tampoco es para echar cohetes sobre el nivel de raciocinio generalizado, en una sociedad donde los argumentos son sustituídos día tras día por el simplismo populista, que reduce la realidad a telegramas afirmativos que sólo se imponen por la fuerza numérica y económica de quién controla los medios de comunicación de masas, donde toda realidad es cierta porque se repite y toda contestación es falsa porque no se muestra en igualdad de cobertura.

La razón delirante requiere de un cierto aprendizaje, y el aprendizaje depende de la motivación. Sin voluntad de aprender ni motivación para ello, la profesión de acompañamiento y alivio de sufrimientos psíquicos pierde toda razón de ser, y se convierte en cualquier otra cosa de cuyos nombres no quiero acordarme. Recomendaría a todo profesional de la psicología y psiquiatría la lectura atenta de Don Quijote de la Mancha, con especial interés en el proceso de quijotización del personaje de Sancho y la sanchificación del personaje de Don Quijote. Un ejemplo de empatía entre dos mundos aparentemente irreconciliables. El Renacimiento literario, por su carácter humanista en el mejor de los sentidos, sigue teniendo mucho que decir. Don Quijote remite suavemente su delirio, se siente amablemente acompañado durante el mismo (sin que se pueda decir que Sancho no lo cuestiona, y en numerosas ocasiones) y su final no es trágico ni violento, sino que muere plácida y lúcidamente, comprendiendo y acompañado de los suyos, que nunca le han negado una mezcla de compasión y simpatía por sus curiosos viajes heroicos, en pos de ideas de justicia y fantasía que ya quisiéramos muchos.

No por casualidad se considera a Don Quijote el inicio de la novela moderna, muy anterior a las pelis de David Linch y las siempre reveladoras de Terry Gilliam, del cual he visto hace poco, por tercera o cuarta vez, El rey pescador, otro ejemplo de empatía curativa.

6 comentarios:

  1. Por supuesto. De hecho Mosher y las casas Soteria tenían y tienen éxito precisamente porque parten desde ahí. Lo que estoy tratando de hacer dadas las particularidades del proyecto, es tratar de definir el "perfil" del usuario que mas y mejor se pueda beneficiar de este modo de hacer las cosas teniendo en cuenta el sistema en que estamos inmersos y las características del proyecto.
    Saludos.

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  2. Me encanta, este modo de explicarlo y tomo nota.

    En una ocasión Chus me preguntó si yo le creía cuando me decía que era Dios. No le creía ni le dejaba de creer, no tengo ninguna prueba de la existencia de Dios pero conservo cierta duda, no pienso que aquellos que escuchan a señores que visten de una forma extraña, que besan imágenes y que le dan una cabezazo a una piedra en la Catedral con la confianza de que les pase la chispa de su genio, estén delirando. De la misma manera no tengo ninguna prueba de que Chus sea o no Dios. -La verdad Chus es que no sé si te creo o no, lo que si estoy seguro es que cuando dices que eres Dios, la gente va a pensar que estás loca. (Parece que le valió)

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  3. Brutal!!! Que envidia sana, tal y como estoy sería incapaz de escribir dos líneas seguidas de este tema!!!

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  4. Jesús, toda la suerte y los ánimos del mundo con ese proyecto, espero que salga adelante, y visitarlo también.
    Un abrazo!

    Antonio, resulta muy útil saber qué información resulta extraña hacia afuera, en cuanto a las dudas sobre todo lo irracional, en el fondo todos las tenemos, forma parte de las personas imaginar, dudar, creer...pero muchas veces la actitud ante esa diferentes formas de sentir y sentirse en el mundo es de todo menos comprensiva. Abundan más las actitudes prepotentes típicas del que se siente a salvo de cualquier atisbo de delirio.
    Tu consejo y actitud ante Chus me dan más información aún de tu inteligencia y sensibilidad, a mayores de la que ya tengo desde que te conozco.
    Un abrazo.

    Raúl, ante todo mucha calma, cada uno escribe de lo que le apetece y como le apetece, y tú lo haces muy bien, yo también te tengo envidia sana, por mi incapacidad para la ficción literaria (que no para otras, je je)
    Un abrazo y relax, lo que te pasa me atrevería a decir que es por exceso de estímulos, y no precisamente negativos. Disfrútalos mucho, que bien te lo mereces, campeón.
    Un abrazo!

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  5. Lo has clavado Etiquetada!!! Como te dije ayer me resulta un pelín complicado, es como si hubiera hecho una fuerte apuesta y ahora me viera obligado a esperar para saber si he ganado o perdido. Es como lo siento, sé de sobras que no hay nada en juego, pero de alguna manera mi pedazo de ego me hace pensar que está en juego mi "prestigio". Cosa absurda, que se traduce mejor como miedo a defraudar a mis lectores, porque prestigio lo que es prestigio, como que no tengo. Pero en fin, esta noche segundo round radiofónico. Espero salir airoso!!! Un abrazo y gracias por todo!!

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  6. Gracias a ti, y muchísima alegría con todo.
    Un abrazo grande!!

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