miércoles, 9 de marzo de 2011

Diez años sin mili

Tras la batallita 358 de nuestros personajos públicos, sigo esperando una referencia, una palabrita de reconocimiento al movimiento de la insumisión, un gesto de homenaje o compensación a los que fueron, sin ninguna duda y con la cabeza bien alta, los últimos presos políticos en este país, o al menos los últimos en masa. Porque fueron un lote de ellos, con cifras de tres ceros si no recuerdo mal, los que cumplieron condena en la cárcel y años de inhabilitación civil (prohibición de trabajar en puestos públicos), por un "delito" de conciencia: negarse a cumplir una ley que consideraban éticamente injusta.

Herederos de Gandhi en la determinación de estar dispuestos a ser privados de libertad por sus ideales, que no eran otros, en el caso de los insumisos, que señalar la mera existencia de los ejércitos como condición indispensable y principal para una guerra. No hace falta ser imbécil para darse cuenta de que el asunto bélico está diseñado para que siempre mueran los mismos, los desarmados, los civiles, en número muchísimo mayor que los soldados, y de forma más injusta e injustificada.

La insumisión se estaba convirtiendo en una patata caliente a finales de los noventa, y alguien decidió zanjar, digo aznar, tan espinoso asunto, alejando el verdadero debate y reconvirtiéndolo, por arte del birlibirloque, en medallita política y ejército profesional. Y es que a los libertarios nunca, nunca, se les reconoce nada, no sea que cunda el ejemplo.

Cuando oigo a tanta gente hablar de memoria histórica, tema importante y con el que estoy de acuerdo, suspiro pensando que quizá, dentro de setenta años, alguien se acordará del movimiento de insumisión que arañó los cimientos del ejército obligatorio. Por si no llego, voy empezando para ganar tiempo.

Al terminar la segunda guerra mundial, (los Recientes Acontecimientos, como les llama Flora Poste, personaje inolvidable de la escritora Estella Gibbons, no os la perdáis)...muchos quedaron pensando qué iban a hacer con el excedente de armamento. Creo que hicieron prótesis para los mutilados, consoladores para las viudas y lavadoras para las familias felices. Luego vino la televisión, y con ella las batallitas.

4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Los insumisos fueron un ejemplo (que muchos no nos atrevimos a seguir) y han sido (casi) totalmente olvidados.

    Un abrazo.

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  2. Jose, tus palabras me consuelan, gracias.
    Un abrazo.

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  3. Magnífica entrada para aconsejar a amigos "libertarios" de mi época, cierto que no fueron valorados por l asociedad como se merecían, yo los admiraba y envidiaba su valor...felicidades por este blog! así se comienza a hacer historia.

    Un abrazo

    Hilari

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  4. Hilari, gracias a ti también por ayudar a recordar, si es que parecía que sólo me acordaba yo de nuestros amigos insumisos.

    Un abrazo!

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