domingo, 20 de octubre de 2019

Robo a mano armada

Me han robado muchas veces, demasiadas.
Algunas veces la paciencia, otras las ganas.
También la salud, la alegría, la confianza,
los sueños, los despertares, hasta los fantasmas.
Hago una lista de objetos perdidos,
se me caen los ojos y me dan las tantas,
las doce, la una, los tientos, la soleá,
se me llena el insomnio de blues,
hasta que desayuno sonatas barrocas,
me hago una pasta de no pasarán
y llego a la noche siguiente con cuerpo de rap.



Ahora voy a robar yo, a mano armada
de palabras contra los peores ladrones,
porque no vamos a poner armas de silencio
en sus manos sucias de pobreza emocional.



Voy a robar frases de mis mejores amigas, con su permiso,
que lo personal es político suena bien pero cuesta entenderlo del todo en el cuerpo,
porque parece que es más fácil meternos en líos
precisamente con quien nunca va a hacerse cargo de nada
que no sea su yo, su yoyo y su manada
de siervos acobardados ante la idea de traicionar
el pacto sagrado
de los que nacieron con el privilegio pegado en el culo.
Aunque sea lo único que tengan, sin mérito personal alguno.



De este lado del río hacemos muros de contención
con la verdad más evidente: que nadie nace fuerte,
que cuando llegas desnudo te vas a la mierda si nadie te alimenta,
te cuida, te protege, te envuelve, te acaricia, te acompaña,
te frena, te educa, te da espacio, te lanza al mundo y te dice:
corre, salta, explora, descubre, estudia, que yo estaré aquí,
mientras pueda, para seguir soplando cada una de tus velas.



De este lado del río vemos fantasías de autosuficiencia
ahogándose en litros de soberbia y soledad,
soledad que nunca enseñan porque la esconden debajo de la alfombra
robando impunemente todo aquello que no tienen
a quien vagamente les recuerda que fueron pequeños y tenían hambre,
que fueron pequeños y tenían miedo,
que fueron pequeños y se les fue la memoria,
de tanto que quisieron ser fuertes en lugar de ser buenos.



Vamos a robar a mano armada todas las alfombras,
armadas con verdades un poquito más que incómodas,
un poquito más alto que un susurro placentero
un poquito menos complacientes que una gripe
un robo a mano armada de tanta miseria relacional,
mala educación, cero responsabilidad afectiva,
mucho ruido y muy pocas nueces.



El mundo de ahí afuera es poco prometedor,
por eso de este lado gritamos que queremos uno nuevo,
uno en el que no se nos olvide nunca
que quien cuida sostiene la vida,
la tuya, la mía, la nuestra, la vuestra,
que no participar en esto es de cobardes, de fascistas,
y sobre todo es de traidores
a la clase, a la especie, y a la madre que los parió. 





(Femenino Plural es un proyecto artístico de Silvia Penide y Carla López, dos músicas enormes que recorren la creación musical de diversas mujeres que no tuvieron en su día el suficiente reconocimiento, mujeres cuyas creaciones hemos conocido con nombres masculinos, porque el suyo se borró, se silenció, o simplemente se olvidó. Ayer me invitaron a leer poemas en su concierto- recital. Fue un verdadero placer, íntimo y acústico, que terminó en baile alegre y feminista. Gracias a todas por una noche tan bonita).



2 comentarios:

  1. Hola, Paula.

    ¿Este poema es tuyo?

    Te mando saludos, en parte, queriendo contarte muchas cosas, aunque no puedo por no saber ni por dónde empezar.

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  2. Rodrigo!Qué alegría saber de ti!

    Tengo esto un poco abandonado, lo último fue ese poema, sí, es mío.

    Me gustaría que me contaras, mucho. ¿Me escribes al facebook, por favor? (Yo ahora no recuerdo tu nombre allí)

    Un abrazo!

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