domingo, 6 de mayo de 2012

Buen viaje, amigo.



Ahora cuando llueva lo sabrás porque lloramos, y cuando estemos alegres nos pareceremos un poco más a ti. Lo que nos quede de estar por aquí nos dará un montón de tiempo para recordarte, y ningún recuerdo será mejor que tener ojos de niño con setenta años.
Alguna vez pensé en decirte algo, que lo decía Epicuro hace unos miles de años:

"Cuando tu estás, la muerte no está.
Cuando la muerte está, tú ya no estás".

Pero no pude decírtelo porque era tu miedo, y no era justo hablarte de lo que te daba miedo,aunque fuese para intentar quitártelo, así que no te dije nada, y estuvo bien. Menos mal que pude decirte otras cosas, y tú a mi. En cualquier caso estoy muy triste, y al mismo tiempo me agarro a la vida, y lo proclamo y lo recomiendo porque no conozco otra forma de salvarme, que es lo que intentamos siempre, salvarnos de lo que nos amenaza. Hoy estuve viendo una película, el día de la marmota, creo que no se llama así pero así debería llamarse. Un día que se repite eternamente para que sea siempre distinto, muriéndose muchas veces incluso para que vuelva a sonar el despertador a la misma hora, y siempre haya otra oportunidad de lo que sea, hasta que ya no estemos, y punto. Tan fácil y tan extraño. Hubiera podido hablarte de cuando a mi me tocó morirme, y luego todo volvió a empezar. Nunca te dije que estoy un poco loca, y que quizás por eso me da por pensar en temas extraños, porque es lo que se espera de nosotros, que pensemos temas extraños de forma también extraña. A veces pienso que hay cosas peores que estar loca, como por ejemplo estar quieta, o sola, o permanentemente enfadada. No me hagas mucho caso, y sigue visitándome cuando quieras, en mi cabeza hay sitio para todos los amigos, incluso cuando están tan lejos. Será por eso que me enfado poco. Me acuerdo de la ensaladilla que nos comimos en el hospital, estaba bastante rica, y me encantó verte comer con tantas ganas, pero sobre todo la cara que pusiste cuando la traje, como si fuese una tarta de cumpleaños, con esas dos bolitas de colores, con esos ojos grandes y limpios que heredó quien yo me sé, esa mirada que tienen todas las personas que me gustan, y que sólo por eso nunca dejan de gustarme. Así que vamos a estar todos bien, no te preocupes, de una forma u otra todos vamos a salvarnos, y es algo que te prometo con mucha seriedad, pero tampoco creas que va a durar mucho, la seriedad, quiero decir. Ni siquiera cuando estábamos despidiéndonos pudimos evitar reír un poco, es la costumbre, y si tu estuvieses reirías también, no te iba a quedar otra, ya sabes cómo va.

Me voy a dormir, si quiero cumplir la promesa. Buen viaje, amigo.

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