(Dedicada a todas las personas con las que tuve el placer de charlar ayer)
Cuando hablo en público de este tema, siempre tengo una sensación extraña, la sensación de no tener referentes, de que puedo hacerlo de mil formas distintas, y nunca estoy segura de haber elegido el orden correcto, ni las palabras, ni los ejemplos. Siempre tengo la opción de organizar el discurso, prepararlo de forma más rígida, más estructurada, y al final termino haciendo un guión de cuestiones, y confiando en lo que voy leyendo en los ojos de la gente que me escucha. Es arriesgado, para vosotros porque puedo resultar caótica, para mi porque puedo perder el hilo, dispersarme, emocionarme, y al final siempre pasa un poco de todo eso, pero también es cierto que el tema se las trae, se las trae el punto de vista que defiendo y se las traen también las diferentes impresiones que pueden quedar en las personas que me escucháis. Aún así, me voy con la sensación de haber contado un cuento que quizá nunca os habían contado, una historia extraña de territorios mentales, de esos sobre los que no hay acuerdos internacionales en materia de fronteras. Ojalá os quedéis con la sensación de que lo que menos importa son las fronteras, de que las personas tenemos muchísimo más en común que aquello que nos diferencia, y aún lo que nos diferencia, sea lo que sea, suele estar sobrevalorado, a menudo para mal.
Así que la charla fue una charla de verdad, una conversación entre nuestras dudas y nuestras certezas, y una oportunidad más para que unas y otras sigan buscándose, y nos acompañen en los caminos que nos toque recorrer, sabiendo que en cualquier momento pueden ser intercambiables, las unas pueden convertirse en las otras, y viceversa. Puede que las herramientas para distinguirlas no las vendan en los grandes almacenes, para este bricolaje no parece que haya manual de instrucciones. Lo que si tenemos, y lo tenemos todxs sin excepción, es la curiosidad, la capacidad de hacernos preguntas, de viajar buscando las respuestas, la capacidad de reinventarnos porque hace falta, o simplemente porque es otra forma de conocernos, de entendernos, o de volver a intentarlo. Sabiendo esto, me quedo muy contenta de haberlo compartido con vosotrxs, y os deseo toda la suerte del mundo en la profesión para la que os estáis preparando. Trabajar con personas siempre tiene tela, y hacerlo con personas que no están precisamente de fiesta tiene más tela todavía. Ojalá que en vuestro trabajo no penséis demasiado en las fronteras, y sí en la aventura de compartir historias para que duelan un poco menos cada vez.
Un abrazo a todxs y gracias por esa tarde estupenda.
Gracias a ti, Paula. Estuviste genial. Eres un gran ejemplo de valentia y superacion!!!.Mucha suerte y besoos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Carla, qué bien que te haya gustado!! Mucha suerte y besos para ti también!!
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