Vengo de visitar Saltando Muros, donde un residente se pregunta cosas.
Que los residentes, en un hospital psiquiátrico, se pregunten cosas, es un síntoma de salud mental del residente, probablemente redunde más pronto que tarde en la salud mental de sus pacientes.
Los pacientes de esta persona que se pregunta cosas pueden considerarse afortunados, pueden incluso considerarse pacientes, que es un poco más que cosa a secas.
Pacientes con derechos, quiero decir, no en el sentido, en principio, de personas consideradas, comprensivas, buenas escuchadoras (muchas podrán serlo también, por qué no), de este segundo tipo de pacientes hacían falta al otro lado del paciente con derechos, aunque no sé si fue primero la gallina o el huevo.
Atar: (Del lat. aptāre, ajustar, adaptar).
1. tr. Unir, juntar o sujetar con ligaduras o nudos.
2. tr. Impedir o quitar el movimiento.
3. tr. Juntar, relacionar, conciliar.
Contener: (Del lat. continēre).
1. tr. Dicho de una cosa: Llevar o encerrar dentro de sí a otra.
2. tr. Reprimir o sujetar el movimiento o impulso de un cuerpo.
3. tr. Reprimir o moderar una pasión.
Es que a lo de atar le llaman "contención mecánica", que es mucho más fino, incluso suena remotamente terapéutico, si nos atenemos a la acepción tercera de la definición segunda de la parte correspondiente al diccionario, que es a donde va la gente en busca de las palabras perdidas, la aventura del saber y otras metáforas.
A mi me gustaría saber si existen lugares "terapéuticos" en donde se haya erradicado esta práctica inhumana y degradante, y si conocen otras formas, otros estilos para calmar a las personas que no son capaces, en ese momento, de hacerlo por sí mismas. Me gustaría saberlo para contarlo a los cuatro vientos, hacerlo correr de boca en boca por todos los lugares, celebrarlo con una botella de buen vino y un residente preguntón, por aquello de ayudarle con la respuesta, y quizá con la alegría y el vino, surgiesen muchas más preguntas.
A mi una vez me ataron. No fue por estar alterada. Fue por decir "no". Primero dije no, luego me sujetaron, luego me pincharon y finalmente me ataron, cuando ya estaba inconsciente, (de esto último me di cuenta al despertar, desubicada, en un lugar desconocido, por segunda vez, en plena psicosis). Fueron tres humillaciones, tres angustias, tres recuerdos traumáticos que estrujo y estrujo a base de escribir en este blog, que es mi particular manera de devolverme la dignidad, también como loca, o más cuanto más loca, porque quizá cuando lo estoy es cuando más me acuerdo de cuidarme, para escapar de posibles humillaciones, puesto que al parecer son el pan de cada día de esos sitios que se llaman hospitales (será en el sentido ilustrado de almacén social, rollo Siglo de las Luces).
Yo también fui atada, humillada, vejada, ultrajada, por no querer aceptar tomar una cantidad considerable de pastillas que lejos de beneficiarme, estaban contribuyendo a un rápido deterioro de mi ser. Nadie me pidió disculpas, y por supuesto, mucho menos todavía, dió respuestas a mis preguntas: ¿por qué estaba privada de libertad? ¿qué delito había cometido? ¿por qué además de anular mi mente fui inmovilizada? ¿por qué estaba incomunicada?
ResponderEliminarLo único que hice es creer que era un ser libre, que podía decidir por mi misma, desconfiar de lo establecido, tomar un atajo en el camino, cuestionar las normas y hacer aquéllo que creía que podía ayudarme, no aceptar una respuesta predeterminada sin buscar alternativas para mejorar. Y lo más difícil, reconocer que es posible que el entorno familiar, lugar donde debemos sentirnos queridos y protegidos sea capaz de hacer daño.
Me costó aprender que nada es lo que parece y que hay que hacerse el loco para que te dejen ser cuerdo.
Muchas gracias por compartir experiencias y emociones que ayudan a entender que no somos un bicho raro.
Un abrazo
Lola
Hola Lola, muchísimas gracias a ti por ayudarme con esta entrada, fue de las difíciles, y no es difícil comprender por qué. Dentro de los llamados "hospitales" psiquiátricos pasan muchas cosas desagradables, que parece que no lo son por ser "en nombre de la salud". No todos son iguales, hay gente que tiene hasta buenas experiencias, aunque serán una minoría, pero yo prefiero no frecuentarlos, por si acaso.
ResponderEliminarEstamos hablando de derechos, de que las personas sigamos siendo personas por más perdidas que estemos, porque es en esos momentos cuando más necesitamos que se nos trate con dignidad, con cariño incluso, aunque eso sea mucho pedir en un sistema lleno de prisas y recortes. Sin embargo, no pierdo la esperanza en que las cosas mejoren para quien no tiene más remedio que acudir al hospital, que mejoren porque haya profesionales, como el que menciono en la entrada, que se pregunten si su trabajo es terapéutico o meramente represivo. Es una llamita pequeña, una luz minúscula en el océano de errores, pero no es la única, y hay que conseguir que prenda, no por nosotras, que ya hemos encontrado otros caminos, sino por todas las que están por llegar.
Te recomiendo la entrada de Raúl, en el blog El rincón de las palabras, enlazado en este también. Es una entrevista a John Read, que me consta que debe de ser uno de los mejores psicólogos del mundo en materia de psicosis, se sabe leyendo su entrevista. Yo lo conocía por su libro Modelos de locura, que también te recomiendo.
En cuanto al potencial de las personas cercanas para hacer daño, yo reflexioné mucho sobre eso, a mi también llegaron a darme miedo personas a las que quiero muchísimo. Con el tiempo me di cuenta de que solo estaban perdidas al verme diferentes, y que eso tenía arreglo hablando y ayudando a comprender, que ellos hicieran el mismo camino que hicimos con nosotras mismas. El mundo de la locura está lleno de oscuridad, porque partir de que el loco no es persona del todo es en si mismo algo oscuro, y de esa idea no puede salir nada bueno. Y eso se mantenía y se mantenía porque, al negarnos la voz y la palabra, nunca se escuchaba nuestra versión, ni se aprovechaba lo que hubiéramos aprendido.
No sé hasta dónde se puede llegar por este camino de hacer oir nuestra voz, y darle valor a nuestra forma de entendernos y de entender el mundo, pero hasta el momento sigo viendo cómo prenden lucecitas, y eso da calor, y ganas de seguir. Que vengas tú a acompañarme con tu historia es otra lucecita, y ahí vamos dando candela. No sé si tienes blog, pero te animo mucho a que te hagas uno, estoy segura de que tienes muchísimo que contar y que enseñar. Si lo haces cuéntamelo pronto para que pueda leerte y enlazarte.
Mientras tanto, te deseo lo mejor del mundo, ya sabes dónde estoy.
Un abrazo
Hola wapi!!
ResponderEliminarAdemás de las casas soteria -como ya sabes paradigma de lo que reclamamos-, hay hospitales realmente hospitalarios. Recuerdo una experiencia en Francia que me contaron, aunque no recuerdo su nombre. Es un hospital donde solo se puede ingresar voluntariamente y donde la contencion es emocional y la tecnica principal el psicoanalisis. Te pasas unos meses allí y sales nuevo, dicen...
En tu tierra sino me equivoco hay un hospital donde no se practica la contencion mecanica. Claro que esto es así porque tiene al mando a la autentica Chus Norris. Por lo pronto de mi amiga Chus recuerdo que una de las primeras decisiones que tomo fue desatar -poniendose en contra a casi todos los trabajadores del hospital- a un hombre que llevaba varios meses atado (casi un año). Esto no es una exageración. Con ese hombre pactó, como es usual en ella. Tu no me jodes a mi y yo no te jodo a ti que no tengo ningunas ganas. Todo salió bien. Con los trabajadores ya fue otro cantar y casi la mitad de la plantilla se puso misteriosamente de baja.
En fin... Bks.
Gracias Raúl, está bien para empezar, aunque todavía suena a poco, muy poco, a ver si cunde el ejemplo, está claro que si existen es porque se puede.
ResponderEliminarUn abrazo
El poder se controla con un contrapoder. Lo vengo diciendo. Es necesario la revisión judicial de los métodos coercitivos del control de la voluntad. Siempre me ha asustado la cohesión social, la muchedumbre organizada. Es la presión de un interés de grupo (partidista, ideológico, laboral, nacional) ante el individuo. Que se peleen entre ellos, pero cuando se pone en juego los derechos de un sujeto, que está una situación de desamparo ante los otros, es necesario poner límites jurídicos. El personal defiende sus intereses (raramente un psiquiatra decide esas medidas sin presión), el juez los tuyos. Una actitud realista pide otro marco jurídico.
ResponderEliminarUn saludo.
Ancar, está la Convención Internacional de los Derechos de las personas con Discapacidad,(ONU, 2006) de ahí tiene que salir otro marco jurídico. Échale un vistazo si quieres, y luego me cuentas.
ResponderEliminarUn saludo
Paula, agradezco tus palabras pero no tengo blog.
ResponderEliminarTomo nota de tus recomendaciones, y de tu optimismo, a ver si se me pega un poco. A mi modo de ver, bastaría con una mayor dosis de humanidad y conocimiento para mejorar la calidad de vida, no sólo en el ámbito sanitario, sino en el día a día, pero es evidente que no es rentable para algunos.
Bueno, que sepas que esa lucecita siempre estará encendida.
Un abrazo
Lola
Paula, difícil entrada para todos, como sabes, soy enfermero, y me resulta complicado responderte con dignidad, no quiero machacarme ni ir de víctima (está claro que son otros). Hablar de este tema medidas restrictivas, contención mecánica, aislamiento...quitar derechos, si, he participado, cuando empecé (como el buen residente) nunca lo entendí moral y éticamente...y sí lo debía aceptar como profesional por que "era la única, última solución y estaba indicado", era una de mis competencias.
ResponderEliminarY tanto, yo pedía perdón…y me he ido a mi casa con ello, me he negado a practicar esas medidas, apostando por la escucha activa (o contención verbal...otro término fino) de 30', 1h, 2h...y el tiempo que haga falta, incluso simplemente acompañarle en su situación. y claro, como no, facilitar medicación…pero había algún caso que se tenía que aplicar.
Así que siempre lo he cuestionado y desde hace tiempo lo rechazo rotundamente como profesional, de ahí motivación como profesional/persona para intentar cambiar las cosas; presidente de la asociación de enfermería durante 4 años, debates y comisiones donde se trata el tema, investigación mediante la validación de una escala en prevenir la posible "violencia", creación de blog para "alzar mi voz, reclamar, protestar a los 4 vientos" por esos derechos, y mi plan de movilidad de trabajo donde ahora ejerzo como enfermero en la comunidad.
Decirte que cada vez menos se aplican estas medidas, un ejemplo, conozco unidades de hospitalización donde prácticamente no se aplican y de 10 habitaciones de contención sólo quedan 3. En mi unidad de hospitalización de donde derivan a las personas que ayudo, NO se aplican contenciones...y más ejemplos.
En Inglaterra no se practica la contención mecánica, está obsoleta, acompañan 1,2,3,4,5,6 profesionales a la persona, y sobre todo se trabaja en la comunidad, "in vivo" se solucionan las dificultades con programas TAC.
Conozco cada vez más a profesionales que trabajan con esta filosofía y realmente funciona, servicios con filosofía empoderamiento (en EEUU, aquí hay semillitas) donde el mismo "paciente" propone su propio tratamiento, gestionan su ingreso y su alta.
No niego la realidad, pero tengo esperanza que nunca más se apliquen estas prácticas en una Unidad de Agudos, y donde haya un “paciente experto” que pueda apoyar a los nuevos ingresos, supervisar esas medidas…antes y durante su aplicación.
Un fuerte abrazo!!!
Hilari
Hilari, este comentario es muy importante para mi, todo lo que sean buenas noticias las recibo emocionada, y saber que las buenas noticias pueden ir a más me deja sin habla, con un nudo en la garganta, a punto de llorar.
ResponderEliminarMuchas gracias
Un fuerte abrazo!!
Tú, si que emocionas...xd
ResponderEliminarbssssssss