Por lo que sé de personas que conozco, y como ya dije alguna vez, el primer episodio psicótico suele ser el peor. Por la sorpresa de no saber qué pasa, por la alarma que genera esa sorpresa, a propios y allegados, por la incapacidad real de no distinguir realidad de ficción, ni la más mínima señal de que ese sea, precisamente, el núcleo de la cuestión. También es el que entraña más riesgo de autolesión, por todo lo dicho anteriormente.
Cuando se ha pasado más veces, hay mecanismos para distinguirlo. Uno de ellos es, precisamente, la experiencia, experiencia que no se puede adquirir de ninguna otra forma. Este factor, el del reconocimiento, es la base del autocuidado. Esta muy bien negociar con uno mismo y con las personas más cercanas y queridas pautas para tomar decisiones en esos momentos. Una especie de voluntades anticipadas de andar por casa.
Llegar a este punto, el de la comprensión y la negociación de posibles repeticiones futuras, lleva su tiempo. Un primer brote es una experiencia traumática para casi todas las personas, no sólo para quien lo vive, también para quien lo observa y lo sufre desde el cariño de no reconocer del todo a quien se quiere, de no saber si esa persona volverá a ser la misma después de eso. Son sentimientos absolutamente comprensibles, y tienen tiempos de asimilación muy diferentes, dependiendo de muchos factores. Alguno de esos factores tienen que ver, también, con la ideología, con los prejuicios previos que se tengan sobre la locura, aunque tienden a cambiar cuando toca cerca. También tienen que ver con la confianza en la psiquiatría. Parece que lo más habitual es quejarse, en estas intervenciones, de falta de información por parte de los profesionales. Falta de información a los familiares, que además son quien más información reciben, mucha más que la propia afectada/o. En el caso de la informacion a lxs afectadxs, parece que el modelo paternalista sigue viento en popa, y se considera que la persona afectada bastante tiene con lo que tiene, como para comerse el tarro con diagnósticos y explicaciones. Hasta cierto punto puede tener su razón de ser, pero no se justifica que, una vez remitido, se siga teniendo a los familiares como interlocutores preferentes y/o exclusivos.
Bien pensado, tampoco se justifica durante. Más allá de diagnósticos (por mi tierra empiezo a notar una tendencia a no diagnosticar, modelo inglés, lo cual no me parece mal, en principio), lo que interesa es, como primera medida, tranquilizar y dar esperanzas. Si las profecías autocumplidas funcionan, ¿por qué no se usan para que funcionen bien? Lo que me lleva, de nuevo, a la pedagogía. Si como docente esperas mucho del alumnado, porque confías en sus capacidades, y se lo transmites, las posibilidades de éxito aumentan de forma proporcional al entusiasmo a la hora de transmitirlo. ¿Por qué no puede ser así en psiquiatría?
Pues como esta entrada se llama aprender a cuidarse, la profecía autocumplida "esto pasará y me recuperaré estupendamente" es parte de la estrategia de autocuidado. Otra estrategia consiste en no impacientarse porque la recuperación sea lenta, un primer brote descoloca tanto que lleva su tiempo situarlo, ponerle nombres, adjetivos, comprenderlo, perderle el miedo, puesto que de eso se trata. La lentitud, en este caso, no debe ser un motivo de alarma. Lo más importante en esta fase de asimilación es el apoyo, apoyo para escuchar cuando se quiera hablar del tema, y apoyo para respetar el silencio. Es cierto que exteriorizar lo vivido durante es lo que más ayuda, a la larga, en el proceso de autogestión, pero también es cierto que "romper el hielo" no es tan sencillo, hay que encontrar el momento, y hay que elegir a lxs interlocutorxs. Aquí juega un papel importante el estigma, y sobre todo el autoestigma, existiendo el primero, el segundo es sólo la consecuencia lógica, la consecuencia interiorizada de la construcción social de la locura.
Las estrategias de autocuidado consisten en pequeños y grandes pactos, con uno mismo y con los demás. Pactamos que no se alarmen, pero tenemos que ofrecer algo a cambio, y ese algo a cambio es la demostración de que sabemos conocernos y reconocernos, que sabemos pedir ayuda y que sabemos aceptarla. Ellxs a cambio nos ofrecen esa ayuda en las condiciones que pactemos. Hay quien pacta ser llevado al hospital o que le recuerden tomar la medicación, hay quien pacta precisamente lo contrario, hay quien pacta estar más acompañadx, o que tiren un poco de unx para hacer o no hacer determinadas cosas que pueden sentar mejor o peor (pasear, quedar con amigxs, fumar o beber, etc) Sólo con estos pactos, individualizados a la vez que consensuados en colectividad, es posible espantar fantasmas en compañía. Pero como pactos que son, se hacen para cumplirse, aunque se renegocien cada vez que sea necesario. Con estos pactos, y la responsabilidad de cumplirlos, se refuerzan los lazos personales, y la satisfacción que eso produce es, en sí misma, un factor de recuperación, lo que llevará a una mayor confianza en este sistema de pactos, y a su vez más recuperación...
Quizá uno de los mayores problemas del modelo biologicista haya sido el de la desrresponsabilización, creando una falsa sensación de que no hay nada que hacer, excepto tomar pastillas. Mi pensamiento es el contrario, hay mucho que hacer, incluso sin pastillas. El modelo de la desrresponsabilización se ha instalado con más saña en familiares que en lxs propixs afectados, algo normnal si tenemos en cuenta que este modelo va acompañado de la idea que comentaba al principio sobre el paternalismo, bajo la cual se tiende a proporcionar más información a los familiares que a la persona afectada (en los casos más extremos de paternalismo, se proporciona sólo información a los familiares, y de qué tipo, que esa es otra. Una anécdota al respecto: me han contado que una enfermera se atrevió a decir, a propósito del aumento súbito de peso de una persona hospitalizada, que era porque no se movía. Lo dejo ahí que me cabreo)
Si de alguna forma nos hallamos ante un cambio de paradigma, en el que el DSM decae por su propio peso ideológico (a pesar de su imparable crecimiento interno)y ya parece más un manual publicitario para multinacionales farmacéuticas que cualquier intento serio de presentarse como guía para profesionales competentes, es muy importante repensar con intensidad, entonces, en qué consisten las alternativas a la medicalización como opción prioritaria y única todavía en determinados cerebros psiquiátricos.
El modelo de responsabilización que proponen blogs como este es más antiguo que el biologicismo. La responsabilidad tiene más de dos mil años. Ya estaba antes. Los pacientes seguían mal igual. El mundo no era idílico tampoco. ¿A qué no? ¿Cuánta responsabilidad exáctamente se necesita para que todos estén contentos? La gente en las manifestaciones piden responsabilidad. Los políticos piden responsabilidad. ¿Ahora también responsabilidad a los pacientes? Pero los que van a las manifestaciones son super responsables, pero tampoco son felices.
ResponderEliminar¿Y tú que sabes lo feliz que es la gente? Yo no me puedo quejar, gracias a mis teorías sobre la responsabilidad, y a su ejercicio práctico, vivo como me apetece, que no es poco.
ResponderEliminarPero ya sé que tú y los nikosianos no tenéis problemas. Hasta tenéis un grupo de psicólogos y psiquiatras a vuestra disposición. Pero, por ejemplo, el paciente con familia desestructurada, ¿con quién hará pactos?
ResponderEliminarSer feliz no quiere decir no tener problemas, quiere decir tener confianza en las estrategias para afrontarlos. En la vida, la familia no lo es todo, yo hago más pactos con pareja y amigxs que con mi familia. Se trata de tener una red de apoyo, si no la tienes por vía familiar, se busca en otro sitio (puedes buscar alguna asociación, red de autoapoyo, alguna actividad que te permita conocer gente,pero para eso hay que salir de casa, estar dispuesto a correr riesgos, a que las cosas no sean fáciles. Hacer amigos es un arte que dura toda la vida.
ResponderEliminarBuena suerte, auluine, estoy segura de que lo vas a conseguir, pero para eso, como para todo, hay que poner algo de tu parte.
Pero según el cuarto postulado del modelo de biologizamiento: 4º Cuando lo consigas, olvidarás automáticamente los tres postulados anteriores y sentirás que no eres un animal, que no estás muy limitado por tus genes, primeros años de vida y ambiente. Y, por supuesto, negarás que ha sido de pura chiripa y dirás que ha sido mérito tuyo.
ResponderEliminarSegún ese postulado, que un ser humano tenga familia, amigos, red social... no es un mérito suyo, sino que ha sido pura chiripa. Además, el arte de amargarse la vida, que es el libro que los psicólogos recomiendan a los pacientes, engañánolos, no habla de familia ni de pareja. Dice que el hombre es desdichado porque no sabe que sea dichoso. Y que quién lo reconozca será feliz en el acto.
Sigue pensando así, auluine, verás como todo seguirá exactamente igual. Y como todo es pura chiripa, que vengas a escribir a este blog tan a menudo debe ser cosa de tus genes ¿no? Porque de chiripa podría ser una vez, pero tantas....
ResponderEliminarDa igual que todo siga igual según el arte de amargarse la vida. Dice que se es feliz en el acto. Eso es menos que un segundo.
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