viernes, 15 de diciembre de 2017

Lo interminable

Ahora es un murmullo un poco místico, que avanza como desde lejos, poco a poco lo atraviesa cierta complejidad, pero era una falsa alarma. De nuevo místico y previsible, con fondo de chapoteo hecho en casa, con latas o restos de plásticos. Lo ambiental permanece tratando de inspirar calma, y enseguida se echa de menos que algo lo rompa todo, y se convierta en ...a ver? Hay que esperar hasta lo que parece una campana de un solo toque, que casi al instante se transforma en timbre, tecla, y armonía como de jazz. Pues sí, tenían el jazz escondido, mezclado con crujido de puerta y estruendo de botarate. Jazz con plastiquitos, parece que se enfada al leerme el pensamiento y se quiere poner chulo. Pues se hizo de rogar la complejidad, pero llegó. ¿Un pitido? ¡Un despertador!

Un coro bluesero me cuenta no sé qué con palos de lluvia, si no estuviera tan cansada...es como una selva experimental, la que llevamos dentro. Batería, momento rockero quejica, a ver si cambia pronto, no hay quien lo aguante. ¿Kenny G al volante? ¡¡socorro!! Me estoy divirtiendo muchísimo, que venga alguien a reprocharme lo que sea, esto es demasiado bueno para ser verdad. En esta como danza de trópicos y lamentos nada parece tomarse en serio, por eso se transforma en tintineo que  anuncia viaje, y ahora merece por tanto una escucha más exigente: una voz femenina en una lengua inventada. Me dice que tenga cuidado con los hombres caprichosos, justo antes de desaparecer entre algo que no identifico. Unas guitarras progresivas salen al encuentro de un sitar elegante y burlón, y ahí están, de cháchara. Que si te dije, que si me dijiste. Bah, una pelea de hombres enamorados.

Es de noche y hay cantos de cigarras, sonata de tubitos de bambú soñando en alto, y un dijeridoo entrando en fase rem. Dejemos a los amantes soñar su libertad, tal vez dormir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario