Siempre que lo necesito, mi delirio preferido viene a echarme un cable, a conectarme, con esa extraña mezcla de dolor y electricidad que se transforma en otra cosa, en algo con lo que poder empezar a pensar en reconstruirse, y llorar bajito, acompañadxs.
(- Y tú, ¿le temes a Chuky?
- ¡No!¡Yo no le temo a nadie! ¡Ni a Malamén!
- ¿Quién es Malamén?
- No lo sé, pero siempre que rezaba decíamos al final "Y líbranos del Malamén")
No hay comentarios:
Publicar un comentario