jueves, 5 de julio de 2012

Derechos, ay, los derechos...

La visita de Almu estos últimos días me ha dejado el cerebro a cien por hora. Y aunque necesito un descanso que me estoy tomando desde ya, me da por descansar leyendo a Itziar Ziga y su rotundidad. Alguna que otra vez, a lo largo del libro Un zulo propio, más que recomendable, nos incluye a las locas como resistentes. Impactante el capítulo en el que habla de la anorexia como pretexto para el maltrato institucional y social, siempre en nombre de la salud, cómo no, hasta el moño estoy de la salud como pretexto. En nombre de la salud (¿mental?, ja)llevamos siglos soportando aberraciones, desde que las locas éramos como los ratones de laboratorio para diversos tipos de nazis hasta las actuales formas refinadas, y no tanto, de tortura, blancas como la bata que las porta. La bata blanca, como autoridad, autoriza secuestros, lesiones, inmovilizaciones, encierros físicos y químicos, la bata blanca se carga también, bastante a menudo, presunciones de inocencia, proyectos de vida, autonomías, autoestimas y autocuidados. También sé que hay buena gente bajo el impoluto blanco de la bata, buena gente que se moja por los pacientes y sus derechos, y no se limita a mantener su bata blanca reluciente, diagnosticando a diestro y siniestro, básicamente, lo que haga falta.

A este lado de la bata, o ya lejos de ella, las cosas se observan desde la subjetividad más tozuda, lo único que sirve como patrón de análisis y combate contra una de las objetividades más falsas que ha parido la ciencia. Estoy cabreada, y se nota, y tiene que notarse. Me leo el último editorial de Infocop, ese que se titula "Se cuestiona el modelo biologicista en salud mental", seguido de "La caída del imperialismo farmacológico en salud mental", "Frente al cerebrocentrismo, psicología sin complejos" y "Los fármacos antipsicóticos tras sesenta años de su descubrimiento: ¿Un hito histórico en el tratamiento de las psicosis?". Lo leo, lo difundo, lo comento con amigas, diagnosticadas o no, y una de ellas me dice "Ostras, y yo diez años comiendo pastillas para que me digan ahora que no se sabe si funcionan... es que es para que nos indemnicen" Y eso que ella todavía no tiene disquinesia, ni síndrome metabólico, ni diabetes, pero sí lagunas de memoria, disfunción sexual y ralentizamiento mental, en forma de dificultades para la concentración. Yo me acabo de sacar un máster con notazas, desafiando a la profecía de deterioro si dejaba las pastillas y seguía teniendo viajes delirantes.

No soy una activista antimedicación, soy una activista antipitorreo, antioscurantismo, anti-tratar-a-las-locas-como-si-fueran-gilipollas, y de todo eso me cabrea encontrarme más veces de las que me gustaría a personas medicadas a las que no les explican nada, ante las que hacen oídos sordos a sus peticiones de reducción de la medicación. Y todo este pitorreo en nombre de la salud, eufemismo de la seguridad ciudadana, como afirma sin complejos el magistrado Juan Antonio Xiol, en su más que recomendable libro de reciente publicación Autonomía del paciente, responsabilidad patrimonial y derechos fundamentales. Derechos, ay, los derechos.... me entero por Almu de que el 90% de las empresas de más de 50 trabajadores, obligadas por ley a contratar a personas con discapacidad, se la pasan por el forro. Me entero todos los días, cuando saco el tema, de que la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU,2006) suena como una leyenda urbana, por lo que resulta más que difícil explicar lo que yo creo que es claro como un manantial, a saber:

- Que la Convención equipara los derechos de todas las personas, con discapacidad o sin ella
- Que la convención equipara los derechos independientemente del tipo de discapacidad, sea física, psíquica, sensorial o mental

Dicho esto por millonésima vez, todavía hay quien fantasea con el TAI (tratamiento ambulatorio involuntario), todavía hay quien no sabe que el ingreso involuntario es inconstitucional (aunque de momento no es nulo),según sentencia 132/2010, al considerar que "el internamiento involuntario es una medida privativa de libertad que afecta de lleno al derecho a la libertad y a la seguridad reconocido en el art 17 de la Constitución Española y que, en consecuencia y conforme al art. 81.1 de la misma Constitución debe ser regulado por una ley orgánica, carácter del que carece la Ley de Enjuiciamiento civil" que lo regulaba hasta entonces (la misma ley que pretendía regular el TAI) Bueno, está claro que regular no implica, en principio, eliminar, pero también está claro que si se elabora una Ley Orgánica en torno a este asunto, en concreto una Ley Orgánica de protección de los derechos de las personas con discapacidad (como viene proponiendo Carlos Varela, fiscal general de Galicia), o mejor aún, y ya viene tocando, una Ley Orgánica de promoción de la Igualdad y la no discriminación de las personas con alguna discapacidad. Y si estos asuntos prosperan, (quizá cuando pase la crisis, ja), el punto de partida, el acuerdo de mínimos, es la Convención de la ONU. O eso, o nada.

A la luz de la Convención... ¿qué pintan los tratamientos forzosos, las unidades de psiquiatría cerradas, las contenciones mecánicas...o simplemente que te traten como si fueras gilipollas? Si alguien tiene argumentos a favor o en contra de lo que estoy contando, por favor pásate por los comentarios y dime algo.

11 comentarios:

  1. Cierto que me dejas con la curiosidad de ver como te despedazas. Y no quedas baldía... El agrietado puzzle vuelve a su sitio? Extraña la locura retorna siempre. Respecto al derecho de no injerencia, está claro que a veces es una emergencia. No tiene garantía. No es natural. Tu misma tuviste aprender respetar el límite instante en ese derecho negativo.

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  2. Ancar, eres un morboso lleno de negatividad, ahora que te vi ya sé por donde vienes. Seguro que lo justificas con tu enfermedad, pues que te cunda.

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  3. No te equivoques no voy de nada Suerte no te instales en el error.

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  4. "...soy una activista antipitorreo, antioscurantismo ..." pues quizá te hayas equivocado de siglo, el de las luces quedó atrás y ahora tenemos el de los flashes y las oscuridades.
    Por el lado bueno, parece que sí, que estamos en tiempos de cambios y que serán para bien.
    Como señalas, algunos de los mitos más dañinos de la psiquiatría se caen por su propio peso.
    No hace mucho Merck pasó por tribunales (aunque le salíó barato); a GlaxoSmithKline le ha salido más caro; Pfizer fué por lana y salió trasquilada (denunció a los empleados que se apropiaron de los sobornos para los médicos y el juez la imputa por los sobornos institucionalizados)
    En fin, no es para tirar cohetes, pero sí suficiente para celebrarlo un poquito ¿no?

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  5. Sus acólitos son todos propositivos

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  6. Así, soñando,yo votaría por echar a la puta calle a tod@s los que tratan de forma denigrante (en todas sus variantes) a l@s pacientes (en los entornos hospitalarios, por ejemplo). El problema es que estas cosas pasan y aparte de las pataletas con desgaste y frustraciones varias incluidas de los que no tenemos ningún poder, nadie hace nada y todos terminan justificando lo injustificable (y hablo de cosas gordas, no simplemente de tratar a alguien como un gilipollas, práctica tristemente común y "normalizada" en nuestros entornos).

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  7. Hola anónimo, pues no puedo más que darte la razón. Supongo que trabajas en esos entornos, lo sé por el anónimo. El corporativismo debe ser cabrón, a la hora de enfrentarse a quienes ejercen esas prácticas, que son una forma más de racismo, locofobia, o como quieras llamarlo, en todo caso caso un delito de trato degradante y/o vejatorio. Hasta que no se vea como lo que es, un delito, no habrá conciencia suficiente para plantarse ante este tipo de abusos. Es difícil verlo como delito cuando continuamente están presentando a los locos como potenciales violentos, ante los cuales toda medida coercitiva parece justificada.
    Hay mucho que hacer, pero que los profesionales empiecen a cabrearse ante estas prácticas suma puntos, qué duda cabe. Y nosotras seguimos dando la lata, por si alguien nos escucha.
    Gracias por pasarte, y un consejo, ¿por qué no te haces un pseudónimo, para saber que eres tú cuando vuelvas? O mejor aún, ¿por qué no te haces un blog con ese pseudónimo, y nos echas un cable aportando lo que ves y lo que sabes? Pues nada, hasta la próxima.
    Un abrazo.
    Paula (emitiendo desde otro ordenata)

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  8. Para mi el tema no esta en ingreso o no, diagnostico o no, tratamiento farmacologico o no, esta postura me parece instalada en el umbral de una certeza o la otra y por eso mismo me parece hasta cierto punto delirante. ¿Podemos aprovecharnos las personas con problematica mental de los servicios de salud? Claro, pero el probelma surge cuando demandamos trato y recibimos tratamiento (unica y principalmente farmacologico y de por vida), cuando cronifican en contra de nuestra voluntad, cuando la mirada sobre la experiencia psicotica es unica y principalmente biologica, cuando no nos preguntan si necesitamos ayuda y nos la imponen, cuando necesitamos un faro y nos ciegan a base de pastillas, cuando nos mienten y nos castran, cuando se perpetuan las relaciones verticales y de poder que imposibilitan aun más la comunicación con un loco, cuando los protocolos institucionales son estrechos senderos de los que mismos trabajadores no se atreven a salir por eso de que han de ganarse el pan y pagar el colegio de sus hijos, etc. En definitiva cuando la etica se convierte en una practica minoritaria y no en la herramienta que debe articular todos y cada uno de los procesos llamados terapeuticos. En fin, que me caliento!! que he dormido con medio cuerpo despierto por culpa de la novatada del licor café (que por cierto estaba weeeeenoooo weeeeenooooooo).

    Saludos desde Vigo con amolllll!! Ah y abrazos y esas cosas!!

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  9. Bautismo de fuego de licor café, jajaja. Pobriño...
    En lo demás tienes toda la razón, especialmente me gusta lo de la ética como actitud minoritaria, a ver si enrojecen algunas caras que nos estén leyendo.
    Ya me voy preparando para el encuentro, miedo me da.
    Un abrazo!

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  10. Nikosianos: ¡Fuera trato vertical, arriba la horizontalidad!
    Paciente: ¡Estoy obsesionado durante horas! ¡Quiero poder hacer una vida normal!
    Nikosianos: ¡Queremos un trato mejor! ¡Basta de pisar nuestros derechos!
    Paciente: ¡Basta de tratamientos ineficaces!
    Nikosianos: Parece que se nos ha colado un iatrogénico entre nosotros que cada vez está peor porque no afronta sus miedos. Está imposibilitando la comunicación. ¿Podéis quitarle el micrófono?
    Paciente: ...
    Nikosianos: ¡Queremos un trato mejor! ¡Arriba la horizontalidad!

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  11. La locura no es autoreflexiva ya que niega a otro al que simultáneamente conjura. Fuera es evidente. Dentro es una fantasía que ni a ella misma pertenece, acaba desapareciendo como en vendaval cuando no banalmente expira. No importa esperar un lustro si para reconocer ese eclipse se está.

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