Se diría que las cosas no son lo que parecen. Todos parecen tener prisa en consumir la marca: spanishrevolution. Consumirla hasta agotarla, como es costumbre desde la era de los centros comerciales. Otras calles, otras caras, las mismas tiendas...a veces vacías. El boicot es difuso, diáfano, ubicuo...ni siquiera estoy segura de que sea producto de la conciencia o de la sangrante falta de recursos, o del descubrimiento de la gente como riqueza inagotable, de la necesidad de la gente de acercarse para encontrar claves, pistas, interpretaciones, representaciones, liberados de protocolo. Alguien pensó en el esquizoanálisis como poética de transformación, alguien que no sabía cuántos apoyos tendría en su minoritaria y difusa propagación del hartazgo de pensamiento único. Quizá fueron todos los deseheredados del reparto del pastel intoxicado, y por ello permanecieron medianamente sanos en su observación de la barbarie clientelista y corrupta, excluyente para los no canónicos de la normalidad normativa, de todas las ausencias de lo que importa. Quizá fueron yonquis, o putas, o maricones, o minusválidos, o locos, o indigentes, o gitanos, o extranjeros, o muertos vivientes en los corazones de quienes no lo perdieron del todo, aún siendo los diseñados como perdedores.
Nadie lo sabe, nadie lo para.
Se observa una eclosión de empoderamiento, alternativa firme al poder clásico, a la dictadura de la estadística y la estrategia. No importan ya tanto, por separado, las acampadas, ni las redes sociales, ni los blogs, está todo muy bien, y todo ayuda a comunicar. Pero es que está prendida una vela en la oscuridad, una vela móvil, en un candil modesto pero eficiente, protegida de las conocidas y perniciosas corrientes de aire que se cuelan desde la ventana, ese exterior-búnker reaccionario, descreído, trasnochado, desarmado porque no entiende en qué tipo de guerra está, y con qué armas se gana. Porque no entienden que ya no es una guerra, que es un taller, un aula, un escenario, una respiración, una partitura, una hoja en blanco, una pared, una forma nueva de jugar al fútbol, y a las casitas, y al ajedrez.
No es otro mundo, es otra forma de verlo y de habitarlo. Hemos sido los últimos en enterarnos, y quizá tardemos en comprenderlo, pero van a ayudarnos los expertos en resistencia, siempre que redescubramos la humildad para escucharlos.
...y es que navegando se hace viento.
ResponderEliminareoventomoveomar
ResponderEliminarEstá entrando en juego otra forma de vida, no sé si la última o la primera pero diferente, una forma de vida en que todos tenemos lugar, pero bajo la palabra, el diálogo y el ágora, paralela pero perpendicular, algo nunca visto en la filosofía del mundo, vuelvo a decir, que sea el principio o el fin es lo de menos, los del discurso histérico hemos desenmascarado a los del del amo, este era nuestro cometido, nuestro fin.
ResponderEliminarUn saludo de Vicent.
Antes de empezar con todo esto, recorrí muchos mundos de muchas formas, conocí amigos y sigo haciéndolo. Me gustan las personas con mirada propia, acostumbramos a reconocernos sin dificultad.
ResponderEliminarSaludos.