martes, 28 de diciembre de 2010

¿Pero qué le pasa a esta tía?

Esta tía debo ser yo, con mis particulares visiones del hecho delirante. Parece que hago proselitismo del mismo, parece que digo...¡anímese usted a delirar un poquito, verá qué bien le sienta...! a veces lo hago, también es cierto.

No es exactamente eso, la mayor parte de la gente vive su vida completita sin haber estado ahí ni por asomo, afortunadamente para ellos no saben lo que es la psicosis, ni la cantidad de miedo que se puede tener, sólo comparable al de cualquier persona que vive bajo bombardeos constantes o amenaza de muerte, pues es así como puede una llegar a sentirse. También es cierto que no lo quieren saber, yo en su lugar haría lo mismo.

La psicosis es fea, mala, indeseable, horrible. Psicosis caca. Yo no la quiero ni tú tampoco, ni para mi ni para nadie. Creo que en esto estamos todos de acuerdo, hasta yo me apuntaría a la medicación llegado el caso.

Mi particular gestión de estos asuntos llegó por un proceso de rechazo al sistema psiquiátrico, por una conciencia de cuidarse alternativa a la forma que tal sistema me ofrecía. No tengo ni la más remota idea de porque algunas personas deliramos y otras no, en eso creo que me parezco a los profesionales, que tampoco lo tienen muy claro. Lo que puedo saber de estos asuntos es por mi experiencia, y mi experiencia me enseña que hay variaciones sustanciales en la manifestación de estos estados. La psicosis es una, y las demás vinieron de dos premisas que adopté bajo mi cuenta y riesgo:
- Neutralizar la psicosis
- Negarme a todo tipo de tratamiento "oficial"

Partiendo de estas premisas, y viendo que resultaba bastante inevitable delirar de vez en cuando, APRENDÍ a delirar con el mínimo riesgo, entendiendo como riesgos unos cuantos:
- riesgo de psiquiatrización, que me vean tan mal que alguien llame a los servicios de salud en modo emergencia, o en su defecto intenten convencerme de que acuda a ellos.
- riesgo de generar alarma y preocupación en mis allegados, íntimamente vinculado al primero
- riesgo de "hacer el ridículo", exteriorizar las ideas más alejadas de la razón práctica y del sentir general.
- riesgo de dependencia económica, si la intensidad del delirio me impididiese desarrollar mis actividades habituales (como me dedico a la pintura, a veces son estas actividades las que se intensifican, puesto que pintar permite exteriorizar de forma abstracta ideas o pensamientos que verbalizados generarían cierta extrañeza en el oyente)

En la tarea de alcanzar estos objetivos, me propuse una selección del material mental durante esos días. Me agarro a los pensamientos más positivos, más naïf, capaces de hacer sonreir, me vuelvo más atenta y sensible a las buenas noticias, que busco por todas partes. Intento dedicar todo el tiempo que puedo a las actividades que más me gustan, ya que me refuerzan el buen rollito, y combato la ansiedad que me puedan generar algunos pensamientos concretos bailando, cantando, pintando, cualquier cosa sublimadora de pensamientos confusos.

Lo que proyecto hacia afuera en esos días es una mezcla de euforia e hiperactividad, y por esa combinación de estados han aprendido mis amigos a saber que estoy "volando", así que si me quieren acompañar (cosa que agradezco muchísimo y disfruto) les toca salir más, ir a más conciertos, venir a comer a mi casa con sesiones musicales, hablar de filosofía, de retos científicos para el futuro, de pacifismo, de ecologismo, de estados de conciencia...una hippiada tras otra, gran descubrimiento antipsicótico. Supongo que lo que pide el cuerpo y la mente es evasión, y poner en valor lo que se supone debería ser un contratiempo. ¿toca delirar?, pues saquémosle provecho! en buena compañía todo se lleva mejor, hasta eso.

De puertas para adentro el delirio también son lloreras, consecuencia de la hipersensibilidad ante cualquier asunto que la merezca, y en este mundo hay demasiadas personas pasándolo muy mal. Así que lloro por ellas, ya que no rezo porque no soy creyente.

Y si me dan a elegir, me siento más yo cuando no deliro, pero no me siento otra cuando lo hago, para quién todavía se crea la chorrada de la doble personalidad, sobradamente alimentada por la industria cinematográfica, habitualmente experta en simplificaciones nada inocentes, por otra parte.

Pero si toca delirar, prefiero hacerlo a mi manera, sin medicación y sin miedo. Creo que cualquiera que se lo propusiese podría conseguirlo, siempre que empezase por quererse y respetarse en cualquier circunstancia, con más razón cuando más se necesita.

Lo que me da más fuerza, en cualquier caso, es la conciencia disidente, el saber que las cosas pueden ser de formas muy diferentes a la versión oficial. En este punto me vuelvo radicalmente antipsiquiátrica, con la locura también se resiste a todo lo que no nos gusta del mundo que nos rodea.

9 comentarios:

  1. Gostoume moito.

    E o último párrafo expresa unha idea á que nunca se alude e que é certa. Moitas veces a versión oficial busca a comodidade, e aplasta o extraño e inconvinte nas vidas e no pasado de cada quen. Non con mala intención, seguramente. Se cadra por dar unha visión de vida familiar plácida aos pequenos. Se cadra, por abulia e por falta de imaxinación.

    O delirio podería expresar simbólicamente a realidade. Unha realidade agochada e reprimida no inconsciente, unha realidade que non se lembra. Algo que pasou, pero codificado dun xeito similar ao dos sonhos. E nesa codificación pode que xoguen un papel persoas que están no presente e que representan, por algún motivo, o rol doutras do pasado.

    ResponderEliminar
  2. Todo pode ser no mundo da mente.
    Gracias, anónimo, ou anónima.
    Un bico.

    ResponderEliminar
  3. Hola cielo:

    Yo no creo que hayas hecho proselitismo en ningún momento. Sabes muy bien lo que dices y cuidas el modo en que lo dices. Otra cosa es que tu (nuestra forma) de ver el mundo de la psicosis levante ampollas en algunos. Y cuando hablo de ampollas me refiero a frustración porque has conseguido lo que la mayoría de personas que sufren de psicosis desean y que por otro lado les aseguran desde el discurso oficial que no existe ese lado de la locura, que no existe otra cosa que no sea tomarse la pastillita para ver que pasa.

    Por otro lado creo que fue Lacan quien dijo que: Loco es quien puede, no quien quiere. La psicosis pienso que es un proceso o mejor dicho una consecuencia de un proceso (construcción) mental donde algo falló en sus inicios. Si fueramos un edificio en mi caso de 32 plantas (por mis 32 años) se que algo falló o que algó determinó o que algo cambió mi forma de ver el mundo a los 3 años, como si en la tercera planta de dicho edificio los pilares tuvieran aluminosis. Sí, tambien hay vida mental a los 3 años, y es la que más determina la construcción de una mente. La psicosis es la consecuencia de como un edificio puede venirse abajo ante el peso de la responsabilidad de la vida adulta, en muchos casos un peso excesivo para la mayoría y que algunos no podemos o no queremos soportar. De la desestructuración que trasciende de un proceso psicótico sólo se puede salir con mucho amor propio y ajeno, muchas hippyadas como dices, pero que al final deben estar envueltas de PAZ Y AMOR (por muy cursi o muy utópico que les parezca a algunos).

    En fin no me enrollo más. Un besazo festivo y mis mejores deseos para el próximo año.

    ResponderEliminar
  4. Hola Raúl y Almu,me alegra como siempre que paseis por aquí. No sé qué pasó en mi edificio, a veces intuyo algo pero en realidad no quiero saberlo, a estas alturas ya no me aporta nada, me aporta mucho más lo que fui aprendiendo más recientemente. Y sí, las hippiadas ayudan y son rebeldes en este mundo gris de competencia y pesimismo.

    Así que felices hippiadas a todos, y más hippiadas para el año que entra.

    Un abrazo grande!!!!

    ResponderEliminar
  5. Me sale mi alma de ciencias. Pero me dejas perplejo. Científicamente te separa un límite. Siempre digo que hasta toda relatividad es relativa. Y se existe puntualmente. Que no niege un artefacto mental superior para controlar un discurso no quita que exista un hilo fino tangible que separa la fantasía y el error... Naturalmente la psicosis se lleva tan autista, la manía tan vertiginosamente intransigente, la depresión tan insustancial y estuporosa, que no es posible ver lo que describes. Que la locura sea lúdica-compartida. Productiva y feliz y excitante. O un salto químico cuántico nos separa, en extrañeza, que debe controlarse con medicación, o realmente es imposible que hablemos de lo mismo, de estar en dos mundos mientras no estás en ninguno. Empoderarse tiene un pase, esto no me alcanza.

    ResponderEliminar
  6. Cuántico, ahí le diste, anx, ahí le doy yo para llevarlo lo mejor posible. Yo sé que la cuántica en locura es pura metáfora, que en física lo cuántico sólo opera en lo nano, en la dimensión pequeñísima, paro como yo no soy de ciencias sino de letras, me quedo con la metáfora: vivo en dos mundos a la vez a ratos, por qué no puedo aprender a habitarlos sin traumas?
    El empoderamiento precede al aprendizaje.
    Feliz año.

    ResponderEliminar
  7. Raúl, te robo esa matáfora tan gráfica y acertada sobre la psicosis.
    Etiquetada, a pesar de haberte leído y escuchado ya muchas veces, me sigue fascinando esa mezcla de chica lúcida-lúdica.
    Besos!
    Esther.

    ResponderEliminar
  8. me fascina todo lo que leo por aquí y me emociona esa capacidad tuya para explicar lo inexplicable... tu valentía, un besiño!

    ResponderEliminar
  9. Esther y Kanija, qué gusto veros por aquí, y gracias por apoyarme tanto siempre.
    Un abrazo grande!!

    ResponderEliminar