Un humilde regalo de año nuevo, una fusión entre el barroco de J.S. Bach y el Free Jazz de
Ornette Coleman. Una mezcla nada inocente para una época muy barroca en su decadencia política y muy poco free para todo lo que nos merecemos. Menos mal que del siglo XX nos queda el jazz, para soñar con mundos que soñaban con la Libertad, con mayúsculas. Martin Luther King tenía un sueño, y yo tengo otro, que es la despatologización de la angustia existencial.
Feliz año nuevo, feliz intento, feliz rabia de resistir. Y mucha atención a las felicidades pequeñas, las que pasan inadvertidas, las que nos hacen ser quien somos, sin complejos ni culpas.
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