sábado, 30 de octubre de 2010

Ignorancia

Intento ser positiva, animosa, optimista, desdramatizadora, fuerte. Intento, y consigo, entrar en un rapto de toda voluntad al despertar de cada orgasmo largo y dulce que me regala el amor. Serenidad y alegría es lo que pido para mí y para el mundo. Pero yo estoy loca, así que puedo pensar y decir lo que me de la gana porque nadie me va a tomar en serio. El estigma es eso, entre otras muchas cosas más graves que que me den o me quiten la razón.

Cosas mucho más graves como la desigualdad ante la ley. Cosas como que en documentos legales de acceso al empleo público se especifique que la persona aspirante declare que no tiene ninguna enfermedad física o mental que le impida el desempeño de sus funciones. Ya me están quitando, o poniendo seriamente en duda, el derecho a un trabajo para el que estoy sobradmente cualificada, por formación académica, vocación, aptitud y actitud. Pero mejor ocultarse para minimizar las capacidades, mejor hacerse la tonta para no llamar la atención, mejor dedicarse a trabajos alegales para los que, curiosamente, también tengo muchas aptitudes, mejor vivir modesta y tranquilamente, rodeada de buenos amigos y decelerando mis espectativas. Buenos amigos. Tengo tantos como merezco.

Estoy, a pesar de todo, contenta de conocerme.

Nada me impide encabronarme y compadecerme, al mismo tiempo, por tanta ignorancia. Me hace hasta gracia proponer que tratemos a cada persona con la que interaccionemos como si fuese la sabia más sabia, en un intento de ofrecer, si no respuestas, sí al menos un elevado concepto de la interlocución, el que cualquier persona merecería por el hecho de serlo, en cualquier circunstancia. Desmontando,elegantemente a ser posible, actitudes profundamente reaccionarias que ocultan las ideologías, las relaciones afectivas, las relaciones laborales, por no mencionar otros espacios de relación donde resulta más obvio.

Así nos relacionamos nosotros en la tribu del amor a primera vista y los seres imperfectos que aprenden todos los días cómo minimizar las actitudes lesivas, rumbo a un concepto de inteligencia que recicle el lado oscuro.

Cuanto más loca estoy más tiendo, escuchando con cariño y paciencia a quien pretende, con la mejor intención, desengañarme. Pero, insisto, ya estoy demasiado loca para querer ser normal. La normalidad, en mi opinión, no sólo está sobrevalorada sino que pongo seriamente en duda su existencia cada vez que abro los ojos a un nuevo día, también cada vez que un nuevo día me los abre a mí.

Confío muchísimo, confío patológicamente, estoy enferma de confianza.

8 comentarios:

  1. Si supieras como te entiendo. Un fuerte abrazo.

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  2. Un fuerte abrazo a ti también, emejota.

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  3. El orgullo de ser diferente. El sistema (el que sea) tratará de retrotraerte a la media, y te va a hacer pagar. Cuanto mas diferente, cuantas mas desviaciones típicas te separes de la media, el pago será mas alto. Puede uno pagar contento y consciente, o hacerse el Inglés. Cuestión de opciones.
    Un abrazo

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  4. Etiquetada eres un tia maravillosa, no cambies nunca, como mucho evoluciona con el tiempo, pero no te dejes atrapar por las trampas que nos pone el desaliento.

    Un abrazo!!

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  5. Jesús, soy una excelente actriz, pero sólo cuando quiero o lo necesito. Gracias por compartir conmigo tus opciones.Un abrazo.

    Almudena y Raúl,gracias por vuestro aliento, y por todo lo que escribís, vosotros también me gustáis mucho.Un abrazo!!

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  6. Parafraseando a Sabina "..ojalá que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena...".
    Un saludo

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  7. Pues como terapia para esta semana, recomiendo delirar un poquitico.
    Gracias, Esther, muchos besos.

    Amaia, gracias por la cita, me la apunto. Saludos.

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