De vez en cuando, se me ve repetida e inmóvil, absorta en actividades que duran ya demasiados años. Que no avanzan...hacia arriba, hacia lo alto, la cima, el éxito, la realización ¿?
¿Qué es todo esto? ¿una idea de trayectoria, quizá? ¿acaso ver la vida y el tiempo como una escalera? ¿cuántos peldaños? ¿dónde tengo el pie derecho y dónde el izquierdo? ¿adónde no he llegado a estas alturas?
Qué fatalidad tendría que sentir, qué injusticia, qué mala suerte, o qué dejadez por mi parte. Debería lamentar la falta de ambición que sólo me condena a la pobreza, no, a una llevadera austeridad. Y en cambio no lamento abrir los ojos después de haberlos cerrado, todas las noches antes y después de todos los días. No lamento que haya tanta luz donde hubo tanta sombra, tantas y tan diferentes.
Pero hay que estar aquí dentro y nadie más lo está. ¿Alguna vez alguién te invitó a sus pensamientos? No importa, casi nadie ha tenido ese honor, aunque sí quizá, y muchas veces, se hayan recibido palabras como regalo, todo tipo de palabras. Se regalan y se venden todos los días en todas partes. Se venden caras, son muy útiles. Su utilidad se mide en lágrimas, acciones, mudanzas, secretos, palizas, mejillas sonrosadas, suspiros, promesas. Y qué bueno cuando arrancan carcajadas. Por ellas me volvería ambiciosa, por ellas quizá sí.
Un poco de positivismo musical: http://www.youtube.com/watch?v=Wm_5QZEOlcg
ResponderEliminarTenemos que ser como las luciérnagas ;)
César M.