lunes, 13 de mayo de 2019

Por la mañana.

Y aún cando llegaron las iluminaciones siguieron siendo efímeras como tú como yo como cualquiera. Se trata de saber, y nunca es fácil para los hemisferios desencontrados, da igual si hay diagnóstico de loca, funcional o altas capacidades. Ya entrando en el territorio de los afectos la complejidad se multiplica en grumo con las vastas idealizaciones de los cuerpos hambrientos. No hay forma de parar porque hay compromiso con los afectos más o menos estables, aunque ciertos como el olor de cualquier fruta.

No pudiendo parar se intenta en cambio corresponder a expectativas que ya no son propias, o que apuntan cierta firmeza para desahogar a quien sufrió, y mucho, por cualquiera de los desvaríos. En esta encrucijada se negó el cuerpo a abandonar el único anclaje con la indiferencia, la cama con los gatos, no pudiendo ser más imposible la negación por lo anteriormente mencionando.

Muy quieta y con la cabeza en blanco, salí a respirar alguna novedad microcentesimal, alguna letra, algún tipo de ansiedad desbloqueante del miedo al bloqueo que produce la ansiedad. No pasa nada si no la encuentro, qué va a pasar, salvo quedarme quieta, un poco más quieta todavía para encontrar algo parecido a tocar fondo en la parálisis. Parecido también a todo lo que no hice por miedo. Nada ni nadie va a venir a rescatarme, eliminando por fin y para siempre la narrativa perversa de la salvación.

Y ahora, eso. Tampoco el rollo de la consciencia aporta nada excepto la autocomplacencia de la búsqueda espiritual al servicio del rendimiento del proyecto yo-yo.

Desde aquí ya se puede viajar a cualquier sitio donde no haya más verde que el que arde, y mira tú bien a ver si quieres pagar el precio de las quemaduras. Una variante psicológica de la pobreza energética. Ya medirás, amor, ya me dirás. Amor como recuerdo lejano del inventario de euforias descalificadas, no sabiendo muy bien quién ayudó a descalificarlas, ni a quién servía, ni cómo pude permitirlo. Así la crisis. Cumplir años como muescas en el polvo.


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