Sr Colón:
Leído su reciente artículo en el Diario de Sevilla: "Víctimas de la antipsiquiatría", y desconociendo si es usted psiquiatra, comercial de la industria farmacéutica, ideólogo de la Reforma del Código Penal, o ciudadano con mucho tiempo libre, permítame decirle, y no me lo tome a mal, que le noto nervioso.
Nervioso con la trágica noticia que relata, ciertamente muy triste. Pero nervioso también por tener que incluir la ,palabra "presuntamente" junto a "provocó". y a su vez, ambas cerca de la poco afortunada expresión "antecedentes de brotes psicóticos". Verá, señor Colón, le voy a explicar algo que quizá no sabe, pero que cae de cajón para cualquier persona que piense por si misma: la relación entre brotes psicóticos y violencia, y sólo si la hubiera o hubiese, es una relación de casualidad, no de causalidad. La demostración de lo que acabo de explicarle es fácil, tanto si se ve el tema desde una óptica biologicista como desde una psicosocial, sistémica, psicoanalítica, o la que usted quiera, incluída antipsiquiátrica: si A ("brote psicótico") fuese = B (conducta violenta), entonces todo A sería = B, todo el tiempo, en todos los casos, siempre, todas las personas, cualquier persona, (¿se imagina? estaría usted agotado escribiendo en periódicos), así sería si hablásemos de una relación de causa-efecto. Pero no. Ergo, insinuar eso es manipular la información (un sesgo de nada).
También le noto nervioso, muy nervioso, con el fantasma de la antipsiquiatría, que parece recorrer Europa, o como mínimo sus insomnios, provocando todo tipo de desastres, incluído aquel que usted relata. ¿Cree usted en poderes sobrenaturales, sr. Colón? ¿Muertos que vuelven de la tumba para perpetrar terribles crímenes? ¿No es susceptible tal creencia de tratamiento psiquiátrico? (Bueno, usted verá, no seré yo quien le recomiende que se lo haga mirar, tengo por costumbre no aconsejar visitas a los psiquiatras). Ese fantasma, del que al parecer hay tantas víctimas ( me sonroja su lenguaje, pero es para que me siga), palidece ante lo que imagino que es la verdadera razón de sus desvelos: no son esos autores, (que también, como precursores) sino otros autores más recientes, vivos, activos, comprometidos con los derechos de las personas diagnosticadas, otras voces, muchas de ellas autorizadas por la experiencia propia de recuperación FUERA de la psiquiatría, movimientos internacionales que empiezan a aterrizar incluso en las mentes científicas de algunos de sus colegas. Y eso debe de doler, me hago cargo.
Le noto nervioso además porque sabe que usar el sensacionalismo para una pataleta profesional, y por supuesto ideológica, es caer bajo, ser poco elegante, y mucho menos científico. Pero se atreve, lo ha hecho, incluso habrá recibido elogios, pues ahora aténgase a las consecuencias, porque le noto nervioso por hacer historia: un lugar de honor en el museo de la naftalina, de la caspa, del olor a cerrado (como esos manicomios cuya clausura fue "tan mala decisión"), de la corrupción de la ciencia a manos de mercaderes (¿le parece ideológico el neoliberalismo, sr. Colón? ¿y la sobremedicación? ¿y los marcadores biomédicos que nunca terminan de aparecer?), de leyes regresivas, antidemocráticas y anticonstitucionales, como la Reforma del Código Penal que usted parece, con sus palabras, aplaudir con las orejas.(¿Es ideológica esa Reforma, sr. Colón? ¿Es científica, acaso?)
Por último, le noto nervioso porque sabe que los cimientos de la psiquiatría son endebles, subjetivos, cambiantes con los tiempos, a merced del concepto de normalidad de cada momento histórico (¿ideológicos, quizá?), o más recientemente, del principio activo de moda con su correspondiente campaña publicitaria y "psicoeducativa", siempre en riesgo de perder clientes a medida que estos alcanzan reconocimiento de sus derechos civiles, entre ellos el no ser psiquiatrizados por su condición (¿recuerda cuando la homosexualidad era una "enfermedad"? ¿también fue culpa de la antipsiquiatría que ahora no lo sea? ¿tiene nostalgia, sr Colón?)
Ay, sr Colón, perdone, me olvidaba del estigma, de las campañas anti- estigma, de las asociaciones contra el estigma, mmm... de las directrices de la OMS, de la Convención de la ONU de los Derechos de las Personas con Discpacidad.... qué despiste.
Me despido ya, no sin antes desearle fama y descanso, en el orden que usted prefiera.
Fdo: Paula, superviviente de la psiquiatría
Pd: Puede usted responderme, si le apetece, abiertamente en la zona de comentarios.
Muy buena respuesta.
ResponderEliminarAy, Sr. Colón..."Ay Manolete, si no sabes torear, pa qué te metes", vaya repaso Paula, bssss
ResponderEliminarMuy,muy buena carta.
ResponderEliminarGenial tu respuesta!
ResponderEliminarmuy buena tu respuesta haber si entre todos ponemos a este en su sitio
ResponderEliminarSegún Sevillapedia, Carlos Colón: "Profesor de Historia del Cine en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, de la cual ha sido decano, también es crítico de cine, colaborando con diversos medios de comunicación de Sevilla como columnista, así en el Diario de Sevilla (donde es consejero editorial) y ligado a varias hermandades hispalenses."
ResponderEliminarCreo que una reflexión que se puede hacer es que este señor da voz a un colectivo muy numeroso de personas que nos rodean y que piensan que los manicomios -y sus prácticas- debieran permanecer en activo. Agradecería un poco más de acierto en sus argumentos, pero nada más: será porque no tiene espacio suficiente para desarrollarlos. Una pena, porque me froto las manos...
Pone en boca de un familiar su conclusión y esto me resulta sintomático. Me da a la nariz que Carlos Colón es una persona afectada por una enfermedad mental y sus opiniones se basan en experiencias personales. Con esto no quiero decir que tenga un diagnóstico de trastorno mental: todavía es más probable que lo tenga un familiar o un amigo.
Creo que las personas que son capaces de decir lo que muchos piensan deben ser escuchadas: ahí es donde nos hacen reflexionar, argumentar, demostrar con nuestras vivencias que no existen patrones. Y hacérselo saber.
No creo que sea cuestión de poner a nadie en ningún sitio. Ni de propinar repasos dialécticos. Prefiero a un demagogo que expresa sus opiniones en público, las que sean, a un ser que me trata sin respeto escondido en las normas sociales.
De modo que animo a Carlos Colón y a todos los que opinan como él sobre manicomios, antipsiquiatría, hospitalizaciones o medicaciones a que lo sigan haciendo.Me harán pensar y encontrar argumentos contrapuestos aportando mis experiencias, confiando en saberlos expresar sin que me dé otro brote psicótico, no vaya a pegar fuego a nada.
Sergio Saldaña Soto.
Una carta muy bien escrita. Destaco el afán por figurar de muchas personas, ese narcisismo imposible que les conduce por senderos deshonestos, nada solidarios. Me encanta este párrafo: un lugar de honor en el museo de la naftalina, de la caspa, del olor a cerrado (como esos manicomios cuya clausura fue "tan mala decisión"), de la corrupción de la ciencia a manos de mercaderes (¿le parece ideológico el neoliberalismo, sr. Colón? ¿y la sobremedicación? ¿y los marcadores biomédicos que nunca terminan de aparecer?), de leyes regresivas, antidemocráticas y anticonstitucionales, como la Reforma del Código Penal que usted parece, con sus palabras, aplaudir con las orejas.(¿Es ideológica esa Reforma, sr. Colón? ¿Es científica, acaso?)
ResponderEliminarestá bien
ResponderEliminarVamos a ver...de lo único que se peca es de hipócresia. Yo creia que era desconocimiento, pero aquí todo el mundo sabe lo que hay. Se trata de quitar al pesadito/a de enmedio, que no moleste a nadie y que además parezca piadoso. No nos engañemos, no se trata de desconocimiento...
ResponderEliminarSaludos Paula.
Hola Sergio, estoy de acuerdo en parte en que este señor diga lo que piensa mucha gente, faltaría más que me pusiese yo a censurar nada. En cuanto a los repasos dialécticos, si lo dices por mi texto, que lo es, creo que tengo el mismo derecho que él. No trato de ponerlo en ningún sitio, simplemente hago uso del derecho a réplica, por alusiones. Puesto que tengo un diagnóstico, he tendio brotes y nunca me he metido con nadie, su artículo me parece criminalizador. Que yo tenga cierta facilidad para escribir y "dar repasos" no me quita razón en lo que digo. De la misma forma que él expone en público lo que piensa mucha gente, yo hago lo mismo, pero desde el otro lado. Igual piensas que me pasé, y que debería haberme contenido, callado, dejarlo pasar, no darle importancia... así ha sido casi siempre hasta ahora. Este tipo de opiniones forman parte de las campañas de márketing de la industria farmacéutica, y desembocan peligrosamente en asuntos como la Reforma del Código Penal. ¿Debo ver la relación, indignarme, y aún así contenerme de "dar repasos"?. Es la reflexión que me suscita a mí la tuya.
ResponderEliminarUn saludo
Paula
Chapó.
EliminarA todxs los demás que me habéis apoyado, gracias. Sólo lamento que haya tantos anónimos...
ResponderEliminarUn saludo
Paula
bueno no me puedo callar el tema de la antipsiquiatria me toca de cerca lo vivo en primera persona vamos,yo persnalmente estoy probando terapias ocionales a los psicofarmacos si por que te meten en un circulo viscioso que cuando te quieres salir es casi imposible casi pero no imposible yo creo que tienen miedo al que ese sistema que se han montado entre farmaceuticas y profesionales se les venga abajo por que no avalan otros estudios com pacientes y los comparan es la comodidad de decir como no lo entiemdo lo emborracho con un poco de todo y a por otro historial espero que tenga la valentia de contestarte un saludo.
ResponderEliminarEs terrible luchar contra el gran poder de la psiquiatría tradicional. Soy auxiliar de psiquiatría y enfermera. Ejerci como auxiliar y después de muchos años con falsas acusaciones de mi ex marido que vivía a mi cuenta y que no era capaz de entender el mobyng que estaba padeciendo me ingresaron a la fuerza. Mi propia familia me dejó en la estacada y nadie me defendió. Fue terrible todo.
ResponderEliminarDisculpad que lo mande como anónimo. Tengo terror de todos.
Creo que en lugar de medicar tanto a los supuestos enfermos mentales lo que debiera hacer un verdadero profesional y persona empatica deberían primero escuchar sin juzgar a los que nos creen enfermos. Cómo demostrar que estás contando la verdad y que en cuestión de minutos un médico que te acaba de ver por primera vez decide un ingreso tan a las bravas. Otra cosa que considero un error es que mujeres tengan que compartir recintos comunes con hombres. No creo justo que una persona más débil se vea expuesta a la brutalidad de otra persona con doble de fuerza. Y otro error de la psiquiatría tradicional es que no se contraste en el mismo recinto y sesión lo que dice el supuesto enfermo con lo que dice el familiar. Tal y como lo hacen ante un ingreso por calumnias el supuesto enfermo queda sin la menor defensa porque no puede defenderse de las falsedades del familiar y de sus oscuros intereses. Por favor los médicos justos que lean estas cosas que acabo de enumerar que lo tengan en cuenta.
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