domingo, 21 de agosto de 2011

La duda más grande

Hay una idea que me ronda la cabeza desde que empecé este blog, desde que fue leído y comentado por personas que valoraban mi discurso en la medida en que aportaba algo o, simplemente, ponía palabras a experiencias de tipo psicótico y/o delirante de una forma que no terminaba de aparecer en los manuales de psiquiatría y psicología, o que si lo hacían, era de forma muy minoritaria y marginal. Supongo que si algo tiene de novedoso es su subjetividad, o mejor dicho, su intersubjetividad, entre la mía y la vuestra, entre una y otra de las mías.

Nada de esto resuelve mis dudas. O quizá, escribiendo ahora, al contaros cuáles son, empezará un camino para resolverlas, quizá vosotros, quizá yo misma, probablemente lo haremos entre todos, y no precisamente ahora.

Mi gran problema es cómo ayudar a una persona a reconocer su primera experiencia psicótica, su primer viaje a sus infiernos y a los infiernos de los otros. A identificarlo como viaje y no como residencia permanente. A reconocerlo como ficción que se entremezcla con la realidad, que se cuela como un mal aire e impregna toda la casa, contaminando a propios y ajenos. Son ellos, los cercanos, los otros, nuestros referentes afectivos más queridos y necesarios, los que empiezan a ver sin estar seguros de lo que pasa. Ven otra mirada, otras reacciones, otras ideas extrañas e insistentes , y se ven a sí mismos como observadores incómodos y desconcertados, como una especie de espías, sin sueldo, sin vocación, sólo preocupación. En este espionaje forzoso y forzado por las circunstancias se produce la gran paradoja psicótica: el "espionaje terapéutico" se asimila en el discurso psicótico, por obra y gracia de la autorreferencialidad (integración de TODA la realidad en el argumento psicótico) como "espionaje real", que confirma "la paranoia".

Pienso insistentemenete en cómo conseguí reconocerlo yo, cómo conseguí ponerme en situación de volar y seguir en contacto con la tierra. Supongo que fue una mezcla de voluntad y necesidad, voluntad de vivir con eso si se repetía, necesidad de conocerme muchísimo para salir sin ayuda profesional, viendo que ésta sólo consistía en medicación cuyos efectos secundarios no me dejaban reconocerme.

Además de la necesidad y la voluntad, me resultó imprescindible la confianza, cultivarla como una planta rara y delicada que exige continuamente cuidados especiales. Se trataba de tener algo muy claro:

- Ni mi familia, ni mi novio, ni mis amigos son espías ni enemigos. Toda conducta sospechosa por su parte en esa dirección se debe a que mi estado les obliga, de alguna forma, a ejercer una observación más intensa, a intentar razonar conmigo, a ayudar a desactivarme ideas que suenan a psicóticas. (porque las personas NO SOMOS psicóticas, tenemos ideas de ese tipo de forma puntual o por temporadas, y la diferencia es que, teniéndolas todo el mundo en algún momento de su vida, en sueño o vigilia, a algunos nos arrastran durante más tiempo y con más intensidad)

- De la misma forma en que confío en mi entorno, ellos confían en mí, saben que no voy a agredirme (ni a mí, ni a ellos, ni a nadie), que no voy a ponerme en peligro, que no voy a escaparme (aunque durante días he salido de casa con una pequeña mochila de fin de semana, en realidad era una forma de decirles "llevar esta mochila es un símbolo del viaje físico que NO voy a hacer", llevar esta mochila es mi forma de deciros que lo llevo en la cabeza)

- Mis viajes tienen un protocolo, que se puede observar (ahora, con todo lo que sabemos): ideas intensas y recurrentes, pre-psicóticas, acompañadas de irregularidades en el sueño, hiperactividad intelectual, hiperactividad social o lo contrario, puede darse de ambas formas. Y duración estable, alrededor de seis semanas, lo que tardo en subir, explotar arriba, ser consciente y tomar medidas para que baje. Y una vez que baja, baja. Remisión total.

Cuento esto una y otra vez, de muchas formas, desde diferentes puntos de vista, y aún así sigo con mis dudas: ¿cómo podría ayudar a que otra persona lo reconociese?
Supongo que tendría que tener tiempo y ganas de leer ciertos textos de este blog, lo cual sería extraño en medio de un viaje psicótico. Nunca se sabe. Probemos de otra forma, para ganar tiempo:

¿CÓMO SON LAS IDEAS PSICÓTICAS?

- Como un fogonazo, vienen con intensidad, se parecen a un "darse cuenta de repente" de que me persiguen, de que estos no son mis amigos, de que mis días están contados, de que mi jefe me odia... El efecto fogonazo puede confundirse con un destello intuitivo, por eso la intensidad con que se vive hace que se confunda con una especie de "verdad revelada", de naturaleza extraña pero indiscutible. La prueba de que no conviene dejarse llevar por ellas es que, al terminar el viaje, lo que se revela es lo contrario, y tus amigos, esos de los que desconfiabas, en realidad te quieren tanto que estuvieron cagados de miedo por si no volvías, y tú estás tan contenta de volver que hasta se lo cuentas (porque es buenísimo contarlo) con un cierto corte, un tanto avergonzada de haberles tomado por los malos de la peli.

- Como una parálisis, otra modalidad del fogonazo, más introvertida, más angustiosa. Te quedas muerto de miedo, abres muchísimo los ojos y no eres capaz de reaccionar, de contestar a lo que te preguntan, no te atreves a hablar con nadie de nada, puesto que "todos están en el ajo", y temes la peor de las reacciones digas lo que digas. En estos casos se producen la mayoría de los ingresos, puesto que la gente se acojona muchísimo cuando ven que no puedes articular palabra, y al no saber qué te pasa, la reacción natural es llamar a urgencias, sobre todo si, como vengo insistiendo desde el principio, es la primera vez.

- Con comunicación, quizás a medias, quizá con aires de misterio, pero comunicación al fin y al cabo. Eres capaz de contar lo que te pasa por la cabeza, y tu gente flipa, claro, porque lo que les cuentas le parecen marcianadas, sobre todo si, insisto mucho, es LA PRIMERA VEZ. En esta modalidad se pueden producir discusiones dignas del teatro del absurdo, y hay que tranquilizar las vehemencias, puesto que cada parte está defendiendo su forma de ver el mundo. La diferencia básica, la que da la clave de una posible psicosis, no es tanto la diferencia entre quien está con la idea psicótica y los demás, sino entre la persona cuando tiene la idea psicótica y esa misma persona cuando no la tiene. Al fin y al cabo la psicosis es un novedad con respecto a uno mismo, con respecto a su LECTURA E INTERPRETACIÓN DEL MUNDO ya que las novedades del mundo se producen para todos los días.

A los que funcionais con la modalidad comunicativa, os recomiendo leer este texto, a los demás también, y a vuestros amigos, familiares... No creo que pueda hacer, con este blog, mucho más que campañas de reconocimiento y concienciación, aportar alguna herramienta de andar por casa, y sobre todo, lo más importante:

LA PSICOSIS ES UN ESTADO MOLESTO PERO TRANSITORIO. REQUIERE CIERTO TIEMPO Y VOLUNTAD ORGANIZAR UNA RED CERCANA DE APOYO BASADO EN EL CONOCIMIENTO. LAS PERSONAS MÁS DOTADAS PARA AYUDAR A FORMAR ESA RED SON AQUELLAS QUE HAN PASADO POR EXPERIENCIAS SIMILARES Y TAMBIÉN PROFESIONALES DE LA TERAPIA, POR SUPUESTO.

(Durante muchos años se creyó lo contrario, que era conveniente alejar a una persona con ideas psicóticas de otra que también las tenía, por miedo a un efecto multiplicación. Durante muchos años también se creyó que a las personas con ideas psicóticas había que deshauciarlas y excluirlas de la sociedad. Durante muchos años se creyeron y se fomentaron muchas gilipolleces. A veces, el mundo hay que reinventarlo, aunque seamos pocos, aunque sea en un sitio pequeño, aunque estemos llenos de dudas)

6 comentarios:

  1. *Un jefe que se comporta de forma déspota con un empleado no es tan raro.
    *Nuestros días están en el fondo, contados. Mañana yo puedo morir.
    *La amistad no existe. Nadie hace nada por otro sin algo a cambio.

    ¿Son psicóticas esas ideas?

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  2. "ayudar a una persona a reconocer su primera experiencia psicótica" debe ser más o menos tan dificil como traspasar a otro la experiencia propia (se han encontrado tabletas cuneiformes de hace 4000 años donde se deja constancia del poco entendimiento intergeneracional; y a esto no parece afectarle el paso del tiempo).
    No quiero ser aguafiestas, el tema merece la pena muchos esfuerzos. Me parece que estás en vías de crear una nueva especialidad. ¿como te lo planteas? ¿haciendo cursillos o seminarios a interesados? ¿definiendo unos criterios simples que puedan usar médicos de familia, profesores, y padres?
    un abrazo,

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  3. Hola pere, coñas aparte, es un tema que me ronda, me he puesto un poco chula con lo de las personas dotadas para estos menesteres, luego ya me daba pereza cambiarlo.

    Mis dudas siguen en el mismo sitio, pero intuyo que a base de lanzar el tema, de insistir, de darle vueltas, alguien sacará algo en limpio, para sí, para otros, para el verano o para el invierno. Tenemos psicosis para rato. Con estos tiempos que corren, separar realidad de paranoia va a ser cosa de locos, ojalá me equivoque, por otra parte.

    Un abrazo

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  4. Auline, me cuesta cogerte el ritmo, de todas ls ideas que me acabas de contar, cualquiera es tan frecuente que no sé como llamarlas, pero creo que no son exactamente psicóticas, a no ser que pases a pensar eso de repente y con mucha insistencia e intensidad, de forma que todo el mundo conocido gire en torno a esas ideas, y ya todo lo relaciones con eso.

    Un saludo

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  5. hablando muy en serio, sí, estoy convencido de que quien conoce el tema 'desde dentro' se encuentra en mucho mejor situación que quien lo conoce solo por haberlo estudiado en libros (naturalmente una cosa no excluye la otra, sino que complementa).
    Siempre me chocó que aconsejaran sobre matrimonio quienes nunca habían vivido en pareja; algo así como ejercer de profesor de natación sin haber salido del sahara.
    Por si no la conocieras, esta persona es interesante (Arnhild Lauveng) www.puentealnorte.com/upload/Fritt%20Ord1.doc
    un abrazo,

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  6. Hola pere, gracias por la referencia de Arnhild, ya la conocía y me siento en parte identificada con ella, en la medida en que reivindicamos lo mismo, que se deje de considerar a la esquizofrenia como una enfermedad obligatoriamente crónica e incurable, de hecho una de sus reivindicaciones es el alta médica.

    Un abrazo

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