miércoles, 16 de junio de 2010

Spinoza llamando...

Spinoza vive su corta existencia de acuerdo con esta ética: rechazo de los honores, las riquezas, los bienes materiales, los excesos sensuales y búsqueda de una sociedad capaz de permitir "a la mayoría de las personas llegar de la manera más fácil y segura posible a este fin" (el de la concordia de los entendimientos)Frugalidad, ascetismo, austeridad, porque lo esencial se halla en la libre disposición de uno mismo.

Con frecuencia escribe que la universidad impide pensar...

No se trata de moralizar, hay que situarse más allá del bien y del mal para intentar comprender mejor lo que ocurre, cómo y de qué manera ocurre, y esto con el objetivo de alcanzar la serenidad del sabio.

El Bien no existe; tampoco el Mal. Ajeno a todo vuelo platónico, Spinoza no cree en una idea del bien que, por ser general y universal, funcionaría de una manera ahistórica. En cambio, cree en la existencia de un Bueno y un Malo en lugar de los antiguos valores Bien/Mal. Llamamos bueno, explica, a aquello hacia lo cual vamos, y Malo a aquello de lo que nos alejamos. Lo Bueno denota el aumento del poder de actuar, esto es, la Alegría; lo Malo, la disminución de ese poder, o sea, la Tristeza. Lo bueno es lo útil, lo malo es lo nocivo.

Lo malo lleva a la tristeza y a su aumento. El remordimiento, el sentimiento de culpa, el pensamiento de la muerte, he aquí cosas malas. De nada sirve lamentar lo que ha sucedido y no podía haber sucedido. Pero, por otro lado, lamentar un hecho, un gesto, una palabra, un comportamiento, es sufrir dos veces, lo cual es un exceso. De la misma manera, hacer de la muerte un tema de meditación permanente es algo que entraña pasiones tristes. MÁS VALE MEDITAR SOBRE LA VIDA.


PD: Ya me gustaría a mí haber leído la Ética de Spinoza... Toda esta entrada (¡excepto el título!) ha sido robada y manipulada del ensayo de Michel Onfray, Los libertinos barrocos, parte de una serie de tres ensayos agrupados bajo el título Contrahistoria de la filosofía

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