domingo, 16 de septiembre de 2018

El jardín de las puertas abiertas y cerradas

Del discurrir esquizo se me ha quedado la multiplicación de posibilidades. Este perspectivismo recalcitrante es tan útil a veces como difícil otras. Por suerte o por lo que sea, la mayoría de mis amigas no están en la misma frecuencia de pluriinterpretación, lo cual suele resultarme extremadamente esclarecedor...a veces. 

Hace poco, hablando con un amigo de la tribu loca sobre este tema, sobre los contratiempos de la fantasía perspectivista, terminaba preguntándole: ¿Qué hacemos entonces con eso? ¿Nos curamos? ¿O lo reivindicamos? Lo que venía siendo preguntarle si, ante la duda, normalidad o Mad Pride. Se echó a reír, pero se la quedó puesta. La pregunta, digo.

Si mi mente fuese un jardín (y anda que no...), tendría un buen laberinto, lleno de puertas. Este fin de semana se cerró una, y la evidencia lo llenó todo de una tristeza antigua e importante, muy poco fantasiosa, y bastante amarga. Con esa puerta he tenido problemas más de una vez, demasiados años entreabierta, demasiadas corrientes de aire, demasiados catarros y portazos. Hubo lágrimas como garbanzos cayendo sin permiso, lentas y gordas, de las buenas. Ya era hora de llorar por esta puerta, por mí estaría llorando unos cuantos días más, si no tuviera otras cosas que hacer. Y anda que no estuve ociosa en verano, pero nada, no salían. Las lágrimas son un lujo cuando te las has tragado mucho tiempo por eso del perspectivismo, que venga, ala, a buscar visiones y versiones que le arreglen a una el día (y la cara de tonta que se me queda cuando me equivoco de perspectiva). La realidad es terca como una mula, hasta para mí, que tengo fama de paciente, y no precisamente psiquiátrica.

No os dejéis engañar por la frivolidad de una vedette, ya que es tan falsa como sus plumas. Con el rimmel corrido podría hacer brotar manantiales de las mismísimas piedras.

Me corté el pelo, un montón.


2 comentarios:

  1. Ojalá todo esté bien por llá, Paula. Tiempo sin ver luces literarias.

    Vaya un abrazo.

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  2. Está todo bien Rodrigo, gracias. Qué tal por allá?

    Vuelvo a escribir algo. Un abrazo!

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