viernes, 1 de abril de 2016

Shock postraumático

Si pudiera planear, despacito sobre el abismo de todas las pérdidas....le pondría otro nombre a la vida. Sería ligera como una pluma de pájaro, podría visitar a las personas que se han ido. Podría no esperar nada de nadie, y seguir... "He perdido las ilusiones. Eso es que estoy creciendo", decía Orlando atravesando el tiempo, la literatura, el amor... "Vendrán otras nuevas" dice a continuación..

Siglo XIX, comienza el mito de las mujeres solas, "sin pareja", al tiempo que las casas se llenan de muebles, visillos y figuritas... ya no somos personas, sólo ángeles, ángeles del hogar. La época victoriana sigue haciéndonos vomitar. Pensar con amor y rabia que el punk no ha muerto.

¿Buda era punk?

Vivir poéticamente, cada segundo, una militancia como cualquier otra. Eso implica atravesar océanos de tiempo, para que me entiendas. He perdido la costumbre de nadar. El barquito de vapor está varado en medio de cualquier bosque, y lo mejor ahora es una cesta de picnic, con un gatito dentro. Un gatito de internet, una foto de un gatito, un gatito simbólico, metafórico, fotográfico, un gatito virtual. Debería ser pronto, el tiempo acompaña. Bonita palabra acompaña. Compañía para intentar entender, o dejar pasar aquello que es imposible. Es imposible llorar tan poco. Debe ser cosa del shock postraumático. Calla, boba, que vas a parecer una víctima.

Me ha gustado soñar durante la siesta. Voy a instaurar la siesta de los viernes por la tarde, un volver a empezar, una casa en el cielo, un jardín en el mar...cantaba Cesárea Évora. Mi abuela estará haciendo grandes amistades, ahora por ejemplo, podría estar hablando con Compay Segundo, y que él la sacase a bailar. Harían una preciosa pareja de baile. Yo he vuelto a bailar, no podría honrar a mi abuela si bailase poco, no me lo perdonaría nunca.

Sí, estoy atravesando un duelo, dos duelos, tres duelos, y no es ningún chiste. Los atravieso o los sobrevuelo, según se mire. Respiro muy hondo para no quedarme quieta y sentirlos todos juntos. Para no gritar ni correr, para no enfadarme. Camino por el cajón los viernes por la mañana, me peleo con los acentos y me infunde muchísimo respeto la bulería. Más adelante, propongo, más adelante. Retengo ejercicios del pentagrama en medio de la tormenta, más anclaje que vuelo, sin duda. Anclas son amores. Sí, necesito anclas más que vuelos.

Desayuno con más tiempo que nunca, con más tonterías que hacen que parezca que me cuido muchísimo. El pan de no se qué, el queso de no sé cuántos, el roiboos con leche vegetal. Las figuritas de mi desayuno, los visillos que adornan mi estómago, filtrando la luz. La víscera, la rabia, el pùñetazo, la hemorragia. Sangre Fucsia ;). Para que luego digas que no te hago caso. En mi cabeza paso la copla por el noise, y vete tú a saber qué es eso. Son las siete de la mañana y he bailado bastante, pero escribir es mejor todavía. Es el bálsamo y la música y el sueño, flotando como un velero.




2 comentarios:

  1. Enamorá de tus textos aunque a veces duelan.

    Un abrazo y un brindis, por ti, por las abuelas que nos guían, por la música que nos (re)compone y la sangre fucsia que brota de nuestro pecho.

    Recuerdo con cariño el rato que pude compartir contigo en Alcalá.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Luz! He estado mucho tiempo sin responder a comentarios, y he tardado mucho en ver el tuyo. Disculpa por la demora.

    Te mando un fuertísimo abrazo fucsia.

    Qué nombre más bonito tienes :)

    ResponderEliminar