sábado, 13 de febrero de 2016

Esquizoafectos

   Anclaje y vuelo, o cómo aprender música. Ahora empiezo a recordar qué sucedió. Pasaron varios días, pasaron muy rápido y todo era emoción. No ha pasado nada (¿?). El erotismo (platónico o no) y sus efectos sobre el aprendizaje emocional están, al mismo tiempo, sobre e infravalorados. La sobrevaloración nos satura a través de los mitos del amor romántico. Se infravalora, en cambio, lo que tiene de magia cotidiana para sentirnos despiertas, poéticas, aventureras. Independientemente de si es o no correspondido. Nosotras con nosotras. Nosotras con lxs demás. Las relaciones cotidianas se vuelven más luminosas, a modo de simpatiquísimo efecto secundario. Eso sí que es magia, carays. Cuando pasa eso, pasan tantísimas cosas...

   Pero no se puede estar siempre volando porque...pues porque el vuelo existe en la medida en que existe el suelo, y uno no existe sin el otro. El momento drama queen suele ser la señal para tomar tierra. Sigo estando tan orgullosa de haber aprendido a volar... Una amiga me dijo hace un tiempo que lo mío con la libertad no era normal. :) Si hay un amor que merece ser eterno, este es.

   Otra función del vuelo es el transporte interior. Llegar a un sitio desde otro, caminar por los mapas mentales, echarse una carrerita conceptual, escribir algún poema, invitar a alguien a viajar contigo. No soy adicta a volar, de hecho puedo permanecer en tierra bastante bastante tiempo. Pero a veces toca. Y no pasa nada.

   ¿Aprendimos a volar por haber sufrido? Y tanto que sí.

  ¿Podemos volar y tomar tierra ahora de otra forma, rescatando y valorando lo que ha salido bien, y desdramatizando lo demás?.

  Vuelito, gracias.






1 comentario:

  1. Gracias por tus reflexiones, Paula. Como siempre un placer leerte.

    ResponderEliminar