No es la primera vez que planteo que eso que llaman "esquizofrenia" no es un problema médico, sino filosófico. Es filosófico porque tiene que ver con la relación entre nuestros pensamientos y el mundo, y cómo estos conforman a aquel, y viceversa y viceversa, y viceversa, cómo el mundo entra en nosotrxs, filtrado por dudas, inseguridades extremas o certezas delirantes. Cómo nos mostramos al mundo a partir de estas experiencias de pensamiento, cómo actuamos en base a ellas, y cómo el mundo nos devuelve, a menudo, una imagen de espejo deformado por prejuicios, incomprensión, paranoias biologicistas y poca convicción acerca de la igualdad, el respeto a la diferencia, y la justicia social.
En cuanto a esos más que discutibles componentes biológicos, o bioquímicos, de tales pensamientos, quizá la actitud no sea tanto negar correlaciones, sino enfrentar en serio, filosóficamente, epistemológicamente, la naturaleza de esas relaciones. Si nos quedamos con el reduccionismo de la fórmula: Desequilibrio bioquímico como causa, y delirio como consecuencia, reduciremos esa correlación a una relación de causa efecto, unidireccional y, lo que es peor desde el punto de vista epistemológico, no comprobada empíricamente. Lo que se llama un fraude, desde el punto de vista estrictamente científico. Si ampliamos la mirada, actividad siempre recomendable en todos los ámbitos de la vida, podemos dar un paso más allá, y situarnos por ejemplo en una hipótesis de interrelación entre ambos mundos, el bioquímico por un lado (nunca material del todo) y el existencial, o cultural, o psicológico, por otro. En esta hipótesis, lo bioquímico y lo existencial están continuamente hablando, y lo importante no es quien habla primero en cada conversación que inician, (porque estoy convencida de que, al igual que sucede con las conversaciones reales, unas veces las empieza unx, y otras veces otrx, y nadie se va a casa pensando en quien empezó cada conversación, sino en lo que sucedió en ella. Bastante a menudo hablamos todxs a la vez) Lo importante es lo que se dice, el contenido de la conversación.
Con todo lo limitada que puede ser nuestra capacidad para el lenguaje, y consciente de que, en estos trances (a veces, literalmente), la capacidad para el lenguaje hablado (pactado como convencional y central) puede ser aún más limitada, aún así, no estoy de acuerdo con explicaciones psicoanalíticas que ponen esa limitación en el centro para describir a una persona que está atravesando una psicosis. No estoy de acuerdo porque esta explicación es elitista, capacitista, en cuanto a las diferentes lenguas que hablamos todas y cada una de las personas. Y no me refiero solo a idiomas, Esta explicación no recoge el lenguaje corporal, o el lenguaje interior, el lenguaje emocional, o el lenguaje específico de la experiencia delirante (visto desde ese punto de vista capacitista como inconexo, o incoherente) Cualquier terapia, del tipo que sea, está interaccionando con esos lenguajes, está manteniendo una conversación con ellos. Si el "sujeto terapéutico" no reconoce al otro como interlocutor, mal vamos. Una cosa es que no lo entienda, otra muy diferente, que le niegue el lenguaje solo porque le resulte incomprensible desde sus parámetros. Quizá, en este caso, el sujeto terapéutico debería apuntarse a una escuela de lenguajes no capacitistas. (Cuestión difícil, por otra parte, debido a las leyes de la oferta y la demanda)
Tampoco estoy de acuerdo con las clases de "buenos modales positivos" de la terapia cognitivo conductual, una especie de curso acelerado de habilidades sociales done lo importante no es tanto estar bien, como parecerlo. Donde lo importante no es escuchar nuestra propia voz, sino sonar como los otros quieren que sonemos, para mayor tranquilidad de la parroquia (que al fin y al cabo, nos conocemos todos, y eso de delirar da muy mala imagen)
A este esquizonamiento le faltan muchas ramificaciones, para las que ahora no tengo tiempo. Pero no estaría de más ir pensando en ese diálogo entre lo bioquímico y lo existencial (incluyendo interferencias múltiples en la conversación, como por ejemplo las voces de lxs diferentes "sujetxs terapéuticos"), así como en las posibilidades de acuerdos, desacuerdos, consenso, y poesía.
Recuerdo que en una clase, no recuerdo de cuándo ni de qué, una compañera (que ya llevaba mucho hipnotizada por la disertación del maestro) pregonó de las bondades del psicoanálisis respecto de la cura de pacientes ...y todo eso. Fue muy clara. Muy metódica, claro. Era una buena alumna. Pero en cuanto la cosa se puso fría (al menos así me pareció en aquel momento) otra de mis compañeras la interrumpió y le dijo algo así como: "Pero, Marlene (es en el preciso momento en que escribo esto que recuerdo su nombre), un momento: ¿No has pensado en que quizás el paciente no desea realmente algún tipo de dilucidación infantil o algún recuerdo doloroso?".
ResponderEliminarDesde ese momento, gracias a Alejandra (ahora recuerdo el nombre de mi otra compañera), y ciertamente gracias a Marlene, creo en la posibilidad de que existan varias o muchas puertas, bien sean académicas o personales... Pero puertas al fin y al cabo, en la forma de, como dices, consensos, acuerdos, desacuerdos,
y poesía, sobre todo poesía...
Slds. ;)
Estoy totalmente de acuerdo con la existencia de ese diálogo. Me ecanta estudiar distintas teorías que explican una misma realidad (pienso ahora, por ejemplo, en las teorías de la desviación social). Jamás he visto claro que una de ellas en concreto supusiese la mejor, contuviese los argumentos más certeros o sirviese por sí sola para acotar el fenómeno. Siempre me ha ocurrido que me descubro cogiendo una parte de cada teoría conformando un conglomerado que arroja cierta luz sobre la situación planteada. Lo que imagino como parte del problema de la salud mental es el afán medicalizador (en realidad esa superioridad que siempre se les dio a las ciencias puras por ser capaces de reducir -simplificar- la realidad), esa varita que creen mágica y que polariza y etiqueta dejando de lado el enfoque multidisciplinar. Lo que importa es "solucionar" el problema de cara a la comunidad, como bien dices. Control social sobre la salud mental, más que promover el autoconocimiento, la comprensión y aceptación.
ResponderEliminarCreo que he empezado a divagar demasiado... (soy Anónimo del comentario del post anterior).
Eso que escribes me hace pensar en el último libro que he leído: Sincronicidad, el puente entre la mente y la materia, de David Peat gratuito. Físico que diserta sobre esos dos mundos, aparentemente diferenciados. Es denso pero merece la pena leerlo porque tiene intuiciones geniales!
ResponderEliminarUn abrazo Paula, gracias por lo que escribes!
Hola Iago, tiene muy buena pinta ese libro, gracias por la recomendación. El impacto de un libro con intuiciones geniales nunca se reconoce inmediatamente, pero el titulo es sugerente a rabiar. Si su impacto llega a producirse, y vivimos para verlo, puede que muchos tontos avariciosos que van de científicos tengan que ponerse al día ;)
ResponderEliminarUn abrazo, Iago, gracias a ti por todo!
En una conversación,,, quizá lo verdaderamente importante está en lo que se calla, al igual que respecto de quién la comienza, pudiera ser tambien el que otorga e invita callando.
ResponderEliminarun atento saludo
regunta de exámen ciudadano sobre los 763LEC promovidos a instancias sanitarias. Es pregunta, repito, de exámen:
ResponderEliminar-Responda la ciudadanía con ingenio y capacidad de análisis la probabilidad que hay de que un Juez no ratiifique un encierro sanitario-judicial cuando el expediente lo promueve el encargado de un manicomio. Les recuerdo que los encierros se ratifican de facto VIA FAX sin examinar el Juez al afectado. Pregúntese la ciudadanía en qué se converteria la retención Hospitalaria, mediando en la misma la petición de alta de un encerrado que previamente se ha negado al encierro, si dicha retención no fuera siempre ratificada.
-Responda la ciudadania reflexiva si conoce algún caso en España, desde que entró en vigor la Ley de Enjuiciamiento Civil, en que un Juzgado haya denegado la petición de encierro involuntario.
-Responda la ciudadanía cuántos casos concretos hay en España en que un ciudadano haya sido encerrado en un manicomio sólo los tres perceptivos días que indica la Ley como lícitos, “en observación”. “Lícitos” entre comillas, pues significa que los expertos médicos dan boleta al afectado antes de que se produzca la ratificación o denegación judicial. Canta un poco que una observación médica precise justo el tiempo que permite “la legalidad”, Y digo que canta un poco porque en mi larga vida de observación de pacientes psicóticos no he visto jamás que se precisen tres días para diagnosticar un brote psicótico. Es más, he visto que en ámbitos sanitarios lo mismo se diagnostica en dos segundos, que en 45 minutos, que en cinco horas, que a través de un informe de siete meses atrás o incluso de tres años atrás. ¿Por qué entonces algunos médicos precisan tres días de la vida de una persona para dictaminar que no sufre ningún brote psicótico, cuando además se basan en un informe anterior de presunto brote psicótico para el que no necesitaron tres días sino un corto espacio de tiempo?
-Responda la ciudadanía despierta qué sucedería si un Juez denegara la retención de un usuario a las 72 horas...o días más tarde,. No olvidemos que el Juez debe ratificar el encierro cuando conoce la retención... y dado que esta solicitud es pedida a través de un fax de todo puede pasar. Por ejemplo, que se haya acabado el papel en el fax y ni Dios se entere en el Juzgado de la petición.
-Si además de la petición de retención vía fax se utilizaran medios paralelos como la voz telefonica, (comunicación directa autoridad sanitaria-Juzgado) ¿qué sentido tiene que un Juez sobrepase las 72 horas en su ratificación? ¿Que se añada a mano desde la Instancia hospitalaria -coincidiendo con la fecha de ratificación pasada de fecha- unilalaterales afirmaciones como que el retenido -que hacía cinco días se oponía a la retención y pedía el alta médica con completo rigor y decisión- está encantado al quinto día de estar alojado en un manicomio y de ser medicado contra su voluntad? Si el quinto días ves pulular -y provocar- al mismo Inhumano personaje que el primer día ordenó encerrarte...
Salvo que a una persona le echen una determinada droga en la bebida o en la comida, nadie se vuelve psicótico en cinco minutos. No existen los brotes psicóticos repentinos, salvo que uno se endrogue con alucinógenos. El alcohol no es un alucinógeno salvo que se sufra de deliriums tremens. Es decir,CUANDO EL USUARIO DICE QUE NO PRECISA LA AYUDA PSIQUIÁTRICA hay tiempo de sobra para que un Juez valore previamente el caso con calma. Y desde mi punto de vista, el Juez no debe ser un entendido en psiquiatria, sino más bien lo contrario, pues es el que de una forma más imparcial puede ver la realidad. No olvidemos que los psiquiatras acostumbran a estar entre trastornados y analizan todo desde la perspectiva del trastorno. Y no olvidemos que los que se creen enemigos y las malas personas existen en todos los ámbitos.
Mª Ángeles Landa Mtz de Icaya
Los usuarios que no creen en la psiquaitria perciben el encierro involuntario como un atentado . Estos usuarios se ven denigrados y al acabar ese encierro salen con el trauma típico del secuestrado. Lejos de habérsele hecho un bien, se le hace un mal, un mal enorme. Analizando lo visto, entiendo que la mayoría de personas se someten al abuso y teminan entrando en la red de consultas, seguimientos y pastilleo. Imagino que lo hacen porque creen en la psiquiatria o porque carecen de fuerza y voluntad para oponerse al abuso. Yo nunca he creído en la psiquiatria y siempre me opondre a sus métodos. Como todo el mundo, si creo necesitar una pastilla la pedire, pero jamás autorizaré sometimientos ni entradas -por la puerta de atrás y de forma violenta- a la red de consultas y pastilleos.
ResponderEliminarSi estos usuarios ven, además, el meollito sanitario-judicial establecido, acaban de joderse del todo.
No tengo nada en contra de que todo el mundo esté encantado con psiquiatras y pastilleo. No es mi caso. Creo que si toda enfermedad mental es posible de recrear en un cerebro sano, es posible revertir el proceso en muchos casos mediante la palabra. Por lo tanto, no creo en médicos que se dedican a empastillar sino en médicos que se dedican a explicar a los usuarios cómo lograr el equlibrio, cómo revertir el proceso, y creo en médicos que ayudan a salir del atolladero partiéndose los cuernos por establecer convenios con todos los sectores: empleo, vivienda, etc. Si a una persona se le trastoca el sueño por la preocupación de no tener trabajo, hay que ayudarla a que tenga trabajo. Si una persona no tiene vivienda y se vuelve decaida, desmotivada, hay que darle una vivienda. Y creo que hay que evitar el pastilleo salvo en personas en las que se tema por su integridad o que las pidan. Y si una persona sufre de estrés hay que dejarla en paz.
Mª Ángeles Landa Mtz de Icaya