Si yo fuera psiquiatra, nada me molestaría más que el hecho de que un cliente potencial no tuviese conciencia de enfermedad. Eso le quitaría sentido a mi profesión, sería como una piedra de toque, un desafío ofensivo. Pero me molestaría aún más que ese cliente potencial, además de no tener conciencia de enfermedad, ni siquiera sufriese. Como aquel chiste gráfico de un hombre en el diván, al que su psicoanalista le pregunta:
- ¿Algún miembro de su familia padece una enfermedad mental?
- No doctor, todos parecen disfrutarlas
Yo también disfruto, a menudo, de mis ideas extravagantes, de jugar con la autorreferencialidad cuando veo videos, o cuando simplemente voy en el autobús. De explorar un mundo emocional divergente y disidente, con toda la confianza que me da saber que estoy ejerciendo mi libertad de pensamiento. Hay psiquiatras que dicen que, cuando deliramos, sea lo que sea eso, o lo que ellos sean capaces de entender, no somos libres. Depende. Libres no somos nunca, si nos ponemos puntillosos. Luego, tampoco ellos lo son. Por otra parte, no puedo ser más libre, al menos de una forma íntima, que cuando elijo ser amiga de todos mis pensamientos y sentimientos, por más extraños que sean. Que cuando elijo salir del armario, por ejemplo en este blog, para poner mi experiencia autodespatologizadora a disposición que quien quiera leerla, para ponerle palabras. Palabras mías que he ido encontrando por el camino. Soy libre al juntar palabras que cuenten esta historia de otra forma. Soy libre al regalar estas palabras, desde la tranquilidad de mi casa, desde la fuerza que me da el cariño de todxs y cada unx de mis amigxs.
No tengo conciencia de enfermedad. Según la trampa dialéctica de la psiquiatría, no tener conciencia de enfermedad es estar enferma. Es decir, es una trampa que pretende extender sus tentáculos no hacia quien ya está en sus redes, sino a quien todavía no lo está. Hacia todas las personas. Según esta trampa, el mundo está lleno de personas enfermas que no saben que lo están. Aquellas que lo sospechan, piden cita. Pero aquellas que no piden cita, porque no se consideran enfermas, aquellas son las clientas perfectas. Si eres mujer y de mediana edad, tienes unas posibilidades enormes de salir de la consulta de medicina primaria con un pack completo de ansiolíticos, antidepresivos y pastillas para dormir, sea cual sea el motivo que te llevó a la consulta. En cambio, si eres hombre, será más fácil que te envíen de especialista en especialista para hacerte todas las pruebas objetivas habidas y por haber. Porque si eres hombre y te duele algo, es que te duele, y hay que averiguar por qué. Si eres mujer y te duele algo, es que estás deprimida y te lo inventas porque te aburres, o porque estás loca. Hoy como antaño, ser mujer es sinónimo de estar loca.
A menudo pienso, además, que los psicofármacos tienen un gran efecto desmovilizador en lo que se refiere a protesta social. A más psicofármacos, menos ganas de ir a una manifestación, menos posibilidades de sentir indignación, de emocionarse, de llorar incluso. Más beneficios para la industria farmacéutica. Farmacocracia, con la complicidad de la profesión que se dice "que cura el alma". Farmacocausto, por los millones de vidas perdidas, porque hay muchas formas de echar vidas a perder, no solo matando. A veces, incluso, también matando, matando neuronas, matando orgasmos, matando esperanzas, matando autoestimas.
Rememorando con mucha ironía el viejo eslogan comunista: las pastillas, para quien las fabrique. Las pastillas, para quien las recete. Si tantos beneficios tienen, y tanta salud mental aportan, y tanta felicidad proporcionan, y tantos efectos preventivos tienen, resulta sospechoso que no las consuman a diario aquellos que las fabrican, las publicitan y las recetan.
Un psicofármaco, es de justicia decirlo, puede tener también un efecto terapéutico puntual, un efecto de calma o evasión. Pero ese efecto desaparece en cuanto el cuerpo se acostumbra, y entonces hay que aumentar y aumentar y aumentar la dosis. A más dosis y más largo plazo, los efectos terapéuticos van desapareciendo, siendo sustituidos por los efectos indeseados. (Esto no lo digo yo, sino prestigiosos científicos que hacen eso que se llama investigación independiente, eso que consiste en investigar sin conflicto de intereses. Para más información, consultar este blog)
Es muy duro no tener conciencia de enfermedad, todo el rato parece que te estás perdiendo alguna fiesta importante.
Hola Paula, te escuché en el curso de "Literatura y Locura" de la Universidad de Santander este verano, y desde entonces he estado siguiendo tu blog. Quiero felicitarte por lo que escribes. Yo no padezco ninguna enfermedad mental (¡que yo sepa hasta el momento!), pero estoy muy sensibilizada acerca de este tema por varios motivos personales y profesionales. Creo que es muy necesaria la visión crítica que tú ofreces.
ResponderEliminarDesde hace dos años escribo un blog sobre maternidad y primera infancia, y en ocasiones he tocado temas que quizá te interesen.
Te dejo aquí tres enlaces. Uno sobre la medicalización psiquiátrica en la infancia:
http://elisamartinortega.com/respetar-la-infancia/
Y otros dos en los que toco el tema de la locura a través de ejemplos literarios:
http://elisamartinortega.com/la-muerte-de-un-poeta/
http://elisamartinortega.com/los-locos-y-los-ninos/
Muchas gracias por lo que escribes, y espero seguir leyéndote.
Ejem.....las pastillas, realmente se las toman los que las recetan. De los gremios que mas consumen drogas psiquiatricas y drogas drogas, tenemos a los pertenecientes al blanco batín en cualquiera de sus modalidades. En unos casos se drogan de forma responsable, en otros menos, pero se drogan a mansalva. Y como siempre, no lo digo yo, hay gente que investiga estas cositas.....
ResponderEliminarSaludos.
Hay gente que investiga? Quien? Por que debemos confiar en ellos? Cuales son los efectos reales a largo plazo? Quien les paga? Por que los de la bata blanca pueden elegir que tomar y la opinion de lxs que no la tienen simplemente no cuenta? Q estabilizan exactamente con la quimica? Donde esta el gen? Cual es el neurotransmisor descompensado? Que es lo "cientifico" en esto? Quien les paga?...
ResponderEliminarFelicidades, Paula, de un hombre maduro que sé quitó el miedo
ResponderEliminarTal vez soy "bipolar", etiquetado,
diagnosticado, medicado durante mucho tiempo...y con una pensión del llamado Estado.
El miedo y el Amor
ResponderEliminarLa enfermedad es miedo.
Si controlas el miedo la conteo las tú solita-o.
Si lo trasciende...desaparece.
El miedo no es real.
Sólo el Amor ES
Hola Paula, te escribe alguien que tiene una enfermedad mental, pero cuyos psiquiatras son lo suficientemente ineptos para darle un nombre. Yo estudiaba matematicas, y estaba becado en otro pais, hubo un problema con los cursos y enferme. A pesar de eso continue estudiando, llegue a doctorado, bueno casi, en el principio perdi la ezperanza, yo creo que el hecho de asumir que tienes una condicion permanente como esta te quita las esperanzas en que tu vida mejore. Para decirlo de un modo simple vivir era una sucesion de imagenes grises que solo iva a terminar en una deprimente muerte. Lo unico que me alegraba era pensar en mis ideas. Sin embargo ese fue mi error y la razon por la que escribo, llegue lejos con mis ideas si, conoci un libro que practicamente se convirtio en mi bilblia. Përo estas ideas te alejan de la realidad, mientras mas lejos estas hay mas ansiedad, llegas a un punto en que todo eso estalla, algo asi como un surto, en mi caso era peor porque vivia solo, era como estar en el infierno sin morfina, y a la vez luchar por aparentar normalidad. Creeme te dejas llevar un milimetro y todo puede explotar al rededor de ti. No deseo a nadie pasar por eso, ya solo faltaba un detalle para terminar mi tesis pero tuve que suspenderla e ir con mi familia devido a ese problema, no se si me recuperare, bueno por lo menos le perdi el miedo al infierno...
ResponderEliminar"A menudo pienso, además, que los psicofármacos tienen un gran efecto desmovilizador en lo que se refiere a protesta social. A más psicofármacos, menos ganas de ir a una manifestación, menos posibilidades de sentir indignación, de emocionarse, de llorar incluso. Más beneficios para la industria farmacéutica. Farmacocracia, con la complicidad de la profesión que se dice "que cura el alma". Farmacocausto, por los millones de vidas perdidas, porque hay muchas formas de echar vidas a perder, no solo matando. A veces, incluso, también matando, matando neuronas, matando orgasmos, matando esperanzas, matando autoestimas"
ResponderEliminarEres genial tía, genial, pocas veces se lee tanto sentido común en tan pocas palabras, hasta López Ibor reconocía que el martillo de las brujas fue el primer DSM de la historia, ten cuidado con los psiquiatría que como ya sabes aparte de ser un gran negocio para los laboratorios y una vida de vagancia y autobombo para los psiquiatras son una policia político-social que se lleva por delante a todo el que piensa por si mismo o a quien es raro, y el sentido común en el ser humano es una rareza
a mi me costo mucho creer q los sicofarmacos hicieran bien , en algunas enfermedades , especialmente mentales , pero a mi hijo lo tuve 8 años sin ningun tratamiento y cada vez empeoraba mas ... desde q pude lograr empezar con un tratamiento es otra persona .. es doloroso y saber q obviamente todo es un maldito comercio , lo mas doloroso es encontrar al profesional " idoneo " y q pueda sacar adelante a tu hijo para q pueda vivir lo mas dignamente posible !!!!!
ResponderEliminarHe leído tu texto con gran interés, especialmente la primera parte. Antes que nada debo aclarar que soy un médico desde hace 7 años y desde hace 2 soy residente de Psiquiatría. Creo que es justo como paciente sentirse muchas veces presa de un sistema opresor que te dice lo que tienes que hacer y lo que es mejor para tu salud. Ahora, también es muy sencillo señalar culpables de algo tan difícil de describir como es la enfermedad mental. Desafortunadamente ésta no es un tipo de libertad oprimida como lo pintan muchas películas, donde unas batas blancas encierran disidentes en prisiones disfrazadas de hospitales. Pudo ser una realidad hace muchos años, cuando se entendía mucho menos de la enfermedad mental de lo (aun poco) que se entiende ahora. Pero desafortunadamente la enfermedad mental es una realidad, y no es agradable. Es oir voces que te dicen cosas que no quieres oir y es percibir que te persiguen y te quiere perjudicar algo o alguien que ni tú comprendes, muchas veces te hace desconfiar de la gente que te quiere y te hace sentir que el mundo está en tu contra, y lo peor es que estás solo porque nadie más lo ve como tú. Es un infierno dentro de tu cabeza que muchas veces no puedes reconocer porque para tí y para todos los seres humanos lo único que percibimos como real es lo que nuestros sentidos nos dictan, lo que nuestro cerebro nos dicta, y cuando éstos nos traicionan no hay en quién confiar. Te lo digo no porque lo haya vivido yo, pero lo he visto en pacientes y amigos que tengo con enfermedades mentales. He visto la angustia que genera un episodio psicótico, muchas veces tras haber abandonado la medicación. Es verdad que muchas veces los profesionales de la salud podemos pasarnos de protectores e incluso de autoritarios, y que la medicación no sólo no es el único tratamiento sino que muchas veces puede hacer más daño que bien, pero sin ella la mayoría de veces todo este infierno de la cabeza no se va por su cuenta. Creo que la medicación no lo es todo, se necesita rehabilitación, terapia y sobre todas las cosas apoyo de quienes rodean a una persona que padezca, Para cualquiera es un peso tener que depender de la toma recurrente de un químico para poder funcionar parecido a como funcionan los demás, pero es una necesidad para muchos, como la insulina para el diabético. No creo que sea correcto generalizar y encasillar de opresores a todo el sistema de salud que trabaja para el bienestar de mucha gente que sufre con estas enfermedades, y más que los psiquiatras o la medicación la verdadera opresora es la enfermedad que te priva de tu identidad. En lugar de atacar a quienes, con defectos así como cualidades, hacen lo que pueden por mejorar la calidad de vida de otras personas, hay que dirigir esta rabia a erradicar el estigma que pesa sobre la enfermedad mental en esta sociedad, donde, tal como tú estás haciendo acá, se generaliza y se juzga a un grupo de personas sin esforzarse por entender sus necesidades.
ResponderEliminarPD: los medicamentos no siempre crean tolerancia, por lo que no siempre deben aumentarse sus dosis, por el contrario, he visto pacientes que llevan décadas con la misma dosis de mediación e incluso otros que tras una estabilidad prolongada se les puede disminuir la dosis e incluso retirarlo (aunque no suele ser una constante).
Pura propaganda corporativista.
EliminarTe recomiendo que veas el documental "diálogo abierto"
EliminarGracias por tu aportación.
EliminarDe verdad que no quiero herirte ni estoy rabioso contra ti que no te conozco (creo que lo de llamarnos rabiosos estaba de más, pero en fin, cual donde más duele) si te pregunto si alguna vez has sentido una especie de predisposición mesiánica , o si por el contrario es precisamente ese sentimiento interno lo que ha orientado tu vida profesional. Ya sé que la pregunta tiene miga, pues, como todos los psiquiatras sabéis, en el juicio clínico para saber si un paciente está enfermo y debe ingresar a en contra de su voluntad muchas veces, una de las cosas que se necesita saber es si este sentimiento existe en el paciente, y en caso de existir, evidencia locura y hay que dejar de considerar a ese ser pensante como capacitado para ninguna clase de juicio; desde ese momento, los psiquiatras son el juicio del enfermo. Puesto que ningún psiquiatra va admitir cara a cara semejante pulsión dentro de sí (sólo es el viejo arquetipo jungiano chicos, animaros…a demás esto ofrece el queridísimo anonimato) pido, suplico, clamo, que algún psiquiatra sincero diga lo que le pasa…quizá podamos empezar a entender así porque se habla de cárceles con revestimiento de buenas voluntades (dudo mucho que en la cárcel se pase tan mal como en un centro psiquiátrico, ciertamente).
Ya sé que soy algo suspicaz, me lo han señalado muchas veces, pero me huele (mi sentido favorito es el olfato) a que muchas personas terminan haciéndose enemigas justamente de lo que no toleran de sí mismos, y que a veces hacen pagar a los demás de sus propios miedos precisamente por su propia falta de conciencia de enfermedad, o como quieras llamar a eso de querer ser…un padrazo de multitudes desorientadas, un guía, un mesías, un señor que nunca grita y va muy limpio por los pasillos y sólo se obceca en una cosa que poco tiene que ver con el verdadero sentido de su vida: en poner orden al caos (osea, a la locura).
FDO: El caballero de la triste figura
Qué genial blog, te super felicito!!!
ResponderEliminarCuanto más leo tuyo más me ayuda.
ResponderEliminarSi, creeme, me AYUDA.
Gracias
Hola a todxs: Estuve algo desconectada de responder a los comentarios, y últimamente además no ando muy bien de tiempo. De todas formas, quería daros las gracias a todxs por comentar, y daros también la bienvenida a quienes seais nuevxs.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, en breve intentaré contestar con más detalle.
Dr2t, estoy de acuerdo con anónimo en que gran parte de tu discurso es propaganda corporativista. Pero no es del todo responsabilidad tuya, claro. Te recomiendo muchísimo el libro de Peter Goztsche: "Medicamentos que matan y crimen organizado" Me gusta mucho recomendar este libro a profesionales, ya que el señor Goztsche tiene una trayectoria científica e investigadora irreprochable, y lo explica todo mucho mejor que yo, que al fin y al cabo solo soy una loca conspiranoica. Bromas aparte, en serio, es muy recomendable, sobre todo si se es cómplice del sistema. Ojalá te resulte interesante.
ResponderEliminarHola Paula,
ResponderEliminarSAcabo de descubrir tu blog y soy uno de los tuyos (sí parece que en España siempre tiene que haber dos bandos en todo, todo, todo, como si llevásemos ese arquetipo estructural de nuestra sangre...)
Me pareces genial cuando dices "nada me molestaría más que el hecho de que un cliente potencial no tuviese conciencia de enfermedad". Me recuerda el viejo paradigma del filósofo Jaques Lacan ("La locura es el mayor cuestionamiento que se puede hacer a la razón") pero llevado de la abstracción lacaniana a lo concreto, a lo que sucede cada día ( viva el sentido práctico femenino).
En fin, un loquis más que te felicita por tu valentía, y que espera poder contar contigo en mi andadura porque este tema me toca profundamente y todabía queda en mí algo de revolucionario que no han matado (no quiero culpar a nadie pero me muerdo la lengua, lo reconozco). Aunque a veces tb pienso que eso es como culpar a la policía de los porrazos en las manifestaciones que son por derechos necesarios...
Desde ahora soy "el caballero de la triste figura" (o sea don Quijote). Tu ya sabes porqué necesitamos estos dobleces cuando de lo que se habla es de locura, no es un detalle infantil, ni una evidencia de falta de juicio; por desgracia falta muchísimo recorrido para que se pueda hablar en esta tierra abiertamente de todo. Mientras eso no ocurra, tendremos que dar guerra. Animo!!!!
FDO: El caballero de la triste figura
No entiendo esa apología del delirio, esto tiene que haber sido escrito a la fuerza por alguien que no lo ha experimentado. De niños todos nos inventamos historias y podemos ser caballeros, donde un palo es una espada y todo eso, los niños saben que se están inventando esa historia y la disfrutan. Cuando te inventas historias sin ser consciente de que te las estás inventando no tienes más que problemas, el último y mayor, el de la soledad, por muchos apoyos que tengas esa historia no existe en la realidad y te verás tu solo rodeado de seres queridos sufriendo y preocupados por ti, en el mejor de los casos.
ResponderEliminarLos fármacos que existen actualmente para tratan situaciones como esta supongo que habrán hecho daño a mucha gente, estoy seguro de que han hecho feliz a mucha más y también que han salvado más vidas. Muchas veces el suicidio es la única salida para algunas personas, cuando un periodo de letargo podría haberla calmado y haber ido recuperándose poco a poco.
Lo siento, pero decir que los psicofármacos impiden ir a las manifestaciones es la mayor infantilada que he escuchado en mi vida, o acaso es mejor ir a una manifestación pensando que eres juana de arco como puede suceder durante un delirio?
No hay por donde cogerlo, todos tenemos derecho a sufrir y estar deprimidos o ansiosos, son estados naturales y en mi opinión necesarios para una vida completa, pero si alguien necesita consumir ansiolíticos o antidepresivos está en su derecho de hacerlo igual que el que se compra bollos de chocolate, el que se emborracha sin mesura o el que se gasta el dinero en ropa y chorradas para la casa.