lunes, 24 de diciembre de 2012

Profecía auto-cumplida desactivada

La mecánica de las profecías auto-cumplidas no es sólo cosa de psiquiatras. Por profecía auto-cumplida se entiende lo siguiente, siempre mejor con un ejemplo:

  Un psiquiatra te diagnostica una cosa rara (esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno obsesivo compulsivo...), y no contento con eso, te dice que es una enfermedad. A mayores te dice que la enfermedad en cuestión no tiene cura, que es crónica, y que el tratamiento, una pastillas tirando a asquerosas, también lo son.

 Entonces, pueden pasar muchas cosas, como por ejemplo que le crees. A partir de ese momento, en que confías en su criterio, empiezas a sentirte enferma, a imaginarte tu vida como enferma, eterna consumidora de pastillas, y eso no sienta muy bien, en general. Te vas haciendo a la idea de que es como la diabetes, sólo que no afecta  tu nivel de azúcar en sangre, sino a tu lugar en la sociedad, a tus posibilidades de encontrar un empleo, a la imagen que tienes de ti mismo y la que crees que tienen de ti, a tus expectativas vitales, a tus proyectos a corto y largo plazo, a las noticias que escuchas sobre lo que te pasa...y alguna cosita más que se me olvida.

 También puede pasar que no te lo creas, y pases de todo ese discurso, y pases hasta de las pastillas. Eso me pasó a mi hace años, pero había un detalle del que me costaba pasar: la existencia de periodos con pensamientos delirantes. Así que me dediqué a observarlos, empíricamente, filosóficamente, psicológicamente, a fin de conocer bien su mecanismo para reducir los posibles daños sobre mi vida, mis relaciones, mis proyectos... y tanto los observé, que elaboré una teoría alternativa al discurso de la enfermedad: no es una enfermedad, ni es crónica, pero sí es cierto que existe en mi cierta tendencia a gestionar el estrés emocional de una determinada manera. Hace poco, descubrí que esta teoría alternativa también tenía trampa, puesto que también generaba profecía auto-cumplida, en concreto en relación a la duración de los periodos. Es decir, me las prometía yo muy felices con mi particular sistema de auto-gestión sin fármacos con trabajo de apoyo en red, e incluso me emocionó, y me reafirmó, saber que por el mundo adelante había profesionales trabajando en la misma línea, de forma que me sentía más arropada en mis argumentos, menos marciana, y menos excepcional (no tenía el menor interés en verme como excepcional, sino todo lo contrario, me alegraba pensar que el hecho de que yo pudiese hacerlo así significaba que más personas podrían también, aunque yo no las conociese ni supiese de sus historias). El tiempo me fue dando la razón, y a las noticias sobre profesionales se fueron sumando otras de personas diagnosticadas que también podían resolver sus delirios sin necesidad de pastillas.(Hoy mismo hablé de esto por teléfono con un loco amigo, y de esa conversación nació esta entrada)

  Y ahora vamos con la trampa, que tiene que ver con la profecía auto-cumplida. El ejercicio de auto-observación  me mostró un patrón de periodos delirantes que tenía una duración concreta, que oscilaba entre tres y seis semanas. Cuando detecté este patrón, ya habían pasado varios periodos a lo largo de unos años, y caí presa de mi propia teoría, de forma que, inconscientemente, las siguientes veces adapté la práctica a la teoría previa, al "resignarme" a esperar que pasase el chaparrón, dando por supuesto que podía tener control sobre la intensidad y la conducta, pero no sobre la duración. Es decir, podía hacer que no se me notase si no quería, pero sentía que no tenía ningún control sobre la duración.

  El año pasado decidí matricularme otra vez en la universidad, como "terapia" complementaria. Por un lado, había comprobado que, en los periodos de estudio, no me tocaba ningún viaje mental de entre tres y seis semanas. Así que pensé que ,simplemente, estudiar me protegía de ellos. Pero ahora, además, sé otra cosa muy interesante, y es el por qué me protege. Me protege por dos razones:

- La actividad intelectual se centra, se canaliza, y lo hace en compañía. Puedo volcarla en temas de interés no sólo para mi cerebro necesitado de estímulos (o a veces de todo lo contrario), sino también para otras personas que comparten los mismos intereses (compañeras, profesoras...). Con esto, la actividad intelectual tiene también un carácter social,  y por lo tanto, es inclusiva a estos efectos.

- El hecho de estar integrada en una clase, con convivencia y cierto ritmo impuesto desde fuera (horarios, trabajos para entregar, fechas de exámenes...) hace que no me apetezca nada que se me despiste la cabeza, por si perdiera ritmo, credibilidad, o simplemente el norte. No quiere decir que en estos periodos no tenga algún pensamiento delirante despistado, quiere decir que ni de broma me pasa por la cabeza entrar en periodo delirante, hay que pararlos ya, en tiempo real. Hay que minimizarlos con contundencia y dedicación. Los buenos resultados en los estudios, al mismo tiempo, refuerzan la confianza y hacen esta actividad más fácil.

  Dicho todo esto, tendría que pedir disculpas, a quien corresponda, por no haberlo sabido antes, por no haberlo visto con tanta claridad. Por haber caido en mi propia trampa, que por ser mía, y distinta, pensaba que estaba libre de profecías auto-cumplidas. Más vale tarde que nunca, en cualquier caso.

 Otro aspecto interesante de socialización es el tema del programa de radio, gracias al cual estoy conociendo a otras personas que han pasado, o están pasando, por circunstancias parecidas, de forma que los mecanismos de auto-cuidado se comparten, se ponen en común, y se aprende de las estrategias de los demás. La parte en que cualquiera de mis compañeros podría aprender algo de mi no deja de aportarme una responsabilidad que no quiero defraudar, y eso supone una motivación añadida para reforzar los mecanismos de auto-conocimiento y gestión del tema. Pero también, y esto es aún más importante, la confianza en que la red aumenta en cantidad y calidad, y eso da mucho gusto.

  La conclusión es que la profecía auto-cumplida queda desactivada (¿habrá sido sustituida por otra? lo sabremos con el tiempo), y aunque nunca se puede bajar la guardia, es algo importante. Ya lo venía notando desde hace tiempo, pero esta semana vino la confirmación en forma de pensamiento clarividente (sí, para muchas cosas sigo siendo eskizo de los pies a la cabeza, y a mucha honra) Y ahora sólo me queda desearos felices fiestas, antes de que llegue la hora de la cena y yo siga aquí divagando sobre auto-regalos navideños.

2 comentarios:

  1. La mejor entrada de todo el blog, por una razón, y según mi opinión....has conseguido amplificar de una forma brutal la explicación que manejabas hasta ahora. Has pasado de "dura esto..." vete a saber porque (y eso podría incluir al maldito cerebro)al "a coño....¡¡¡¡ que tiene que ver con esto y con esto de mi vida¡¡¡¡ y con quien soy yo¡¡¡...Y eso bajo mi punto de vista (repito) es un cambio brutal.
    Por supuesto yo incluiria en todo esto, aunque tu ya lo haces, a tu identidad, quien eres ahora y como te valoras, como te sopesas y de lo que te ves capaz.
    El componente social, entiendo que es de una importancia capital en todo esto, y para todo dios.
    FELICIDADES

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  2. Gracias Jesús, la verdad es que es un alivio, en cualquier caso. y sí, perder miedos siempre es para celebrar. Ahora falta dejar pasar el tiempo para comprobar que es cierto, y eso se sabrá si pasan unos cuantos años sin viajes "de tres a seis semanas". Lo de incluirlo en la identidad aporta, como dije alguna vez, un toque de distinción, jaja, y va en la linea del concepto de diversidad funcional, en plan: no soy defectuosa, sólo soy diferente, y no tengo nada de lo que avergonzarme por eso, más bien al contrario, visto la de cosas que aprendí, y sigo aprendiendo.
    Un abrazo grnade!

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