Llevados son mis sueños por las horas
elásticas, torbellinas, preocupadas,
laboriosas en círculos y sanas
insumisas del ritmo que en mí adoras.
Por más intentos de dormir ahora
que hiciese con pastilla o voltereta
no querría esta noche más repleta
de luz que de batalla turbadora.
Por suerte se agigantan pocas veces
de un lado a otro del sol bien ocupado
como sombras que murmuran, sí, problemas,
y otras, luces de marea en tanto grado
que una siente que las pesca, como peces
y las cuenta abrazaditas en la arena.
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