Ohhhh....Yeahhh
Soy un fraude
no estoy loca
no me creas
no hagas caso....shhh
escucha a los psiquiatras,
ellos llevan batas blancas,
ellos son lautoridá
lautoridaaaaaaaaaá
son ellos los que pasean
sus verdades arsolutas
por los cursos y congresos
ellos son la verdad
ellos son lautoridá
la verdad nunca duerme
y el no dormir da paranoias
y las paranoias nacen crecen
se reproducen y mueren
I,am a fraude
I,am not a mad
qué suerte tengo
quién? da? más?
Por fin, el alta tan esperada llega a mi vera por estas nobles y modernas tecnologías, arropada por la cálida voz de los anónimos, famosos escritores de todos los tiempos, allende las fronteras temporales y culturales.... pero, un momento! Si soy un fraude, y no estoy loca ni enferma, ¿de dónde saqué la información? ¿Es mi imaginación tan poderosa, oh musa que alimentas mi ego insaciable con palabras acariciadoras y engañosas, con falsedades y suplantaciones? Si tal cosa sucediera o sucediese podríame yo dar con un canto en los dientes a la que me maravillaba de mi ingenio a vuelapluma, con mis enloquecidas manos paseando maniáticamente por las tacleantes teclas del teclado, digo musicalmente a los fervientes admiradores de mi infatigable vanidad. (Teatral reverencia)
martes, 28 de junio de 2011
domingo, 26 de junio de 2011
Remisión
Espero que no sea demasiado pronto para decirlo, pero parece que el viaje remite. No es casualidad, para recordatorio de reduccionistas biologicistas, que se haya producido en un momento de gran inquietud social, unido a circunstancias individuales estresantes (enfermedad grave de una persona cercana, problemas económicos serios...)Tampoco es casualidad que, una vez más, haya remitido sin recurrir a hospitalización, medicación antipsicótica ni ayuda profesional, aunque ayuda no profesional ha habido para dar y tomar, afortunadamente.
Un asunto clave, como de costumbre, ha sido el conseguir, por fin, dormir más de ocho horas durante cuatro o cinco días seguidos. He tenido momentos de llanto angustioso e inconsolable, nocturnos y diurnos, más bien hacia el final del mes, y han sido estos llantos los que más alivio y/o ansiedad me han proporcionado. Lloraba duelos propios, pero también ajenos, duelos personales y universales. Lloré también dolores e injusticias, miedos pasados y futuros. Aprendí a pedir ayuda sin demasiado dramatismo, aprendí a confiar aunque mi mente me estuviese engañando, a observar a las personas con miradas diferentes, a fijarme en otras cosas, a pulir mis criterios en medio del caos como herramienta de supervivencia. También trabajo ahora de otra forma, más concentrada, menos preocupada por el tiempo o el rendimiento económico, y por lo tanto con más calidad(espero).
Aprendí a hablar con más libertad de lo que me pasa, y aunque no siempre fue fácil en tiempo real, al menos pudo ser, en muchos casos, a los pocos días. Lo curioso es que sé, sabemos(un abrazo muy grande y muy agradecido desde aquí a quienes estuvisteis conmigo incondicionalmente, a quienes sabéis respetar mis emociones y opciones terapéuticas) que la duración es, con pocos días de diferencia, un mes. Desde que escribo este blog, me siento más vulnerable, y a la vez más decidida. La prueba es que, desde que empecé a hacerlo, me han tocado más viajes que la media de los últimos años, y además este último me ha traído de vuelta sensaciones desagradables que creía desplazadas definitivamente. Como dice mi mejor amigo, funciono por acumulación, me cargo y me recargo, doy saltos, avanzo, y de repente, si vienen malas, me repliego y exploto un poco. Pasada la explosión, vuelvo a coger carrerilla, otra vez fuerte y optimista, esta vez quizá más sensible y tranquila, serán cosas de la edad.
Llamarle enfermedad sigue pareciéndome injusto e inexacto, habría que ver en qué momento estoy más "enferma", y según qué criterios culturales, e incluso médicos. Depende mucho de quién me observe y de hasta qué punto me conozca, sigue habiendo a mi alrededor un montón de personas que no distinguen mi "modo viaje" aunque lo tengan delante de las narices, supongo que mi autocontrol de la conducta tiene mucho que ver. Sé perfectamente qué conductas son susceptibles de etiquetaje, y sé perfectamente con quién y dónde me las puedo permitir (y hasta dónde, lo último que quiero es causar daño, y aunque no pueda evitar causar preocupación, intento minimizarla todo lo posible). Esto no deja de ser un problema a veces, lo reconozco, ya que crea a mi alrededor un conflicto paradójico: mi resistencia a preocupar en exceso provoca que me tensione más, que me repliegue más, y esa tensión provoca a veces el efecto contrario al que pretendía. Lo bueno es poder hablarlo, explicarlo,aunque sea a posteriori, aprender y enseñar a quien me ayuda a ayudarme, a dejarme ayudar como la mejor opción, sin sentrime culpable, y sabiendo que luego podré compensarles los malos ratos con otros estupendos(espero).
Dentro de poco le cedo la palabra en este blog a diferentes personas que quieran dar su visión como "acompañantes" de viaje. (Amiguitos, estáis en vuestra casa, gracias otra vez, no me canso de decirlo)
Un asunto clave, como de costumbre, ha sido el conseguir, por fin, dormir más de ocho horas durante cuatro o cinco días seguidos. He tenido momentos de llanto angustioso e inconsolable, nocturnos y diurnos, más bien hacia el final del mes, y han sido estos llantos los que más alivio y/o ansiedad me han proporcionado. Lloraba duelos propios, pero también ajenos, duelos personales y universales. Lloré también dolores e injusticias, miedos pasados y futuros. Aprendí a pedir ayuda sin demasiado dramatismo, aprendí a confiar aunque mi mente me estuviese engañando, a observar a las personas con miradas diferentes, a fijarme en otras cosas, a pulir mis criterios en medio del caos como herramienta de supervivencia. También trabajo ahora de otra forma, más concentrada, menos preocupada por el tiempo o el rendimiento económico, y por lo tanto con más calidad(espero).
Aprendí a hablar con más libertad de lo que me pasa, y aunque no siempre fue fácil en tiempo real, al menos pudo ser, en muchos casos, a los pocos días. Lo curioso es que sé, sabemos(un abrazo muy grande y muy agradecido desde aquí a quienes estuvisteis conmigo incondicionalmente, a quienes sabéis respetar mis emociones y opciones terapéuticas) que la duración es, con pocos días de diferencia, un mes. Desde que escribo este blog, me siento más vulnerable, y a la vez más decidida. La prueba es que, desde que empecé a hacerlo, me han tocado más viajes que la media de los últimos años, y además este último me ha traído de vuelta sensaciones desagradables que creía desplazadas definitivamente. Como dice mi mejor amigo, funciono por acumulación, me cargo y me recargo, doy saltos, avanzo, y de repente, si vienen malas, me repliego y exploto un poco. Pasada la explosión, vuelvo a coger carrerilla, otra vez fuerte y optimista, esta vez quizá más sensible y tranquila, serán cosas de la edad.
Llamarle enfermedad sigue pareciéndome injusto e inexacto, habría que ver en qué momento estoy más "enferma", y según qué criterios culturales, e incluso médicos. Depende mucho de quién me observe y de hasta qué punto me conozca, sigue habiendo a mi alrededor un montón de personas que no distinguen mi "modo viaje" aunque lo tengan delante de las narices, supongo que mi autocontrol de la conducta tiene mucho que ver. Sé perfectamente qué conductas son susceptibles de etiquetaje, y sé perfectamente con quién y dónde me las puedo permitir (y hasta dónde, lo último que quiero es causar daño, y aunque no pueda evitar causar preocupación, intento minimizarla todo lo posible). Esto no deja de ser un problema a veces, lo reconozco, ya que crea a mi alrededor un conflicto paradójico: mi resistencia a preocupar en exceso provoca que me tensione más, que me repliegue más, y esa tensión provoca a veces el efecto contrario al que pretendía. Lo bueno es poder hablarlo, explicarlo,aunque sea a posteriori, aprender y enseñar a quien me ayuda a ayudarme, a dejarme ayudar como la mejor opción, sin sentrime culpable, y sabiendo que luego podré compensarles los malos ratos con otros estupendos(espero).
Dentro de poco le cedo la palabra en este blog a diferentes personas que quieran dar su visión como "acompañantes" de viaje. (Amiguitos, estáis en vuestra casa, gracias otra vez, no me canso de decirlo)
jueves, 23 de junio de 2011
Menos falso, frío, menos triste.
Por alguna extraña razón, o razones, no consigo aterrizar. Resulta hasta irónica mi capacidad para ser consciente de lo que me pasa y aún así, no desvincularme. No son psicosis lo que experimento ahora mismo, sino algo diferente: ansiedad constante, un ruge ruge en el estómago que sólo se me pasa cuando me siento confiada. Y este mundo, hasta donde yo sé, no ofrece grandes oportunidades para el entusiasmo. Si alguien puede proporcionármelas, oportunidades para el entusiasmo, pasra la alegría tranquila, por favor que no deje de hacerlo. Si alguna persona profesional que se acercó a mí como un objeto de estudio, como una especie de rara avis con la que adornar su currículum, me está leyendo, le comunico desde ya mi normalidad desnuda, mi pesimismo contagiado o contagioso, aunque lo último intento evitarlo a toda costa, en un ejercicio de elegancia costosa y responsable que ejerzo cada vez que pienso en quien me está escuchando y en lo poco que merece que nadie le amargue el día.
Pienso constantemente en las actitudes de control, de ninguneamiento, ya que pueden ser estas activas o pasivas, y en que son precisamente estas actitudes las que permiten no concebir demasiadas esperanzas. Entonces pienso en lo contrario de la esperanza, y es cuando me siento como un agujero negro, un cuerpo pequeño que soporta una gravedad desproporcionada a su peso y tamaño. Hago esfuerzos, muchos esfuerzos, para que no parezca que me abandono, que me caigo, pero lo hago, un poquito cada día. Sin perder el humor, claro, que buena soy yo para renunciar a unas risas, cuanto más claras y eclosivas, más placenteras y mejor recibidas. Una persona alegre y positiva, así se me ve en general, así me gustaría ser cada vez con menos posibilidades reales de serlo de verdad. Estoy cansadísima, un tipo de cansancio espeso y casi imperceptible para quien me mira sin verme, delgadísima, así siempre pueden sospechar que es vanidad, de alguna forma más conforme a lo que se espera de una mujer de mi tiempo, ocultando inteligencias secretas que sólo se muestran a quien las merece.
Es posible que escribir todo esto neutralice de alguna forma el proceso de hartazgo que me sobrecoge, y este blog empiece a ser terapéutico y no sólo metaterapéutico. ¿Es la vida terapéutica? ¿O es al revés, un cúmulo de tiempo enfermizo contra el que nos tenemos que defender todos los días? Un buen amigo me diría que disfrute de cada sorbo, del sabor de cada fruta y de cada gota de vino, y yo le diría que lo hago, y mucho, y que eso me salva un montón de montones de momentos. Algo es algo, tampoco me estoy quejando de forma absoluta, aunque sí me estoy quejando, es obvio. ¿En serio arreglaría algo una pastilla que me quite pulso, ahora que estoy aprendiendo a tocar la guitarra? Esta noche saltaré una hoguera de punta a punta, varias veces, soñando despierta con un mundo menos falso, menos frío,menos triste.
Pienso constantemente en las actitudes de control, de ninguneamiento, ya que pueden ser estas activas o pasivas, y en que son precisamente estas actitudes las que permiten no concebir demasiadas esperanzas. Entonces pienso en lo contrario de la esperanza, y es cuando me siento como un agujero negro, un cuerpo pequeño que soporta una gravedad desproporcionada a su peso y tamaño. Hago esfuerzos, muchos esfuerzos, para que no parezca que me abandono, que me caigo, pero lo hago, un poquito cada día. Sin perder el humor, claro, que buena soy yo para renunciar a unas risas, cuanto más claras y eclosivas, más placenteras y mejor recibidas. Una persona alegre y positiva, así se me ve en general, así me gustaría ser cada vez con menos posibilidades reales de serlo de verdad. Estoy cansadísima, un tipo de cansancio espeso y casi imperceptible para quien me mira sin verme, delgadísima, así siempre pueden sospechar que es vanidad, de alguna forma más conforme a lo que se espera de una mujer de mi tiempo, ocultando inteligencias secretas que sólo se muestran a quien las merece.
Es posible que escribir todo esto neutralice de alguna forma el proceso de hartazgo que me sobrecoge, y este blog empiece a ser terapéutico y no sólo metaterapéutico. ¿Es la vida terapéutica? ¿O es al revés, un cúmulo de tiempo enfermizo contra el que nos tenemos que defender todos los días? Un buen amigo me diría que disfrute de cada sorbo, del sabor de cada fruta y de cada gota de vino, y yo le diría que lo hago, y mucho, y que eso me salva un montón de montones de momentos. Algo es algo, tampoco me estoy quejando de forma absoluta, aunque sí me estoy quejando, es obvio. ¿En serio arreglaría algo una pastilla que me quite pulso, ahora que estoy aprendiendo a tocar la guitarra? Esta noche saltaré una hoguera de punta a punta, varias veces, soñando despierta con un mundo menos falso, menos frío,menos triste.
lunes, 20 de junio de 2011
no sabe no contesta
De bo de es tar haciéndome mayor, cuando pienso en que la palabra reacción ha ido, de siempre, ligada a la de reaccionario. O eso, o estamos en el misterio rebaustismal, lo cual tampoco me deja mejor. No sé, prefiero hacer un ejercicio de sana ignorancia que me deje en cierta disposición de rellenarme, y no hablo de casillas verdaderofalso. Ahora, por ejemplo, estoy escuchando un CD: jazzuela Julio Cortázar y el jazz, que intento hacer, para variar, sin demasiados prejuicios. No sé a dónde me llevara esta experiencia musical, llena de faltas de ortografía que intento, a veces, corregir sobre la marcha. Recuerdo Rayuela con una mezcla agridulce, una novela terrible de caos y frialdad con destellos brillantes que parecen querer suavizar tal terrible experiencia. Así fue que la leí no una ni dos ni tres veces, no, alguna más, quizá queriendo rescatarla por una simpatía irracional hacia la grandeza imaginativa de Cortázar. No resulta fácil, y es desolador no poder pedirle a la novela una indemnización por daños y perjuicios, ahora que estoy aprendiendo lecciones de empoderamiento a lo casero, no tanto porque aspire a ninguna forma de poder como a ciertas herramientas que me protejan la cabeza de su abuso. Así es que me gustaría que nadie hablase por mí sin que se lo pida, asumiendo la enorme contradicción de que a veces me lo piden a mí, pero esa es otra historia, y no es este su momento ni lugar.
Hablando de todo un poco, atravieso una severa bancarrota, o quizá debería decir insolvencia, en términos institucionales. En cualquier caso, aún así, suceden cosas bonitas, como que las amigas y amigos me regalen/presten si se puede, dinero, comida, tabaco, carreras junto al mar, consejos, y lo más importante, mucho calor, en forma de mimos, abrazos, llamadas a la calma y refuerzos del tipo nena tú vales mucho. Todo esto, además de una petardísima presunción por mi parte, como parte del proceso de autoayuda en red que va a toda máquina, supone una declaración de derechos sin distinciones. Sin distinciones. Porque si no es así, no vamos a ningún sitio nuevo, y no defiendo ahora la novedad por la novedad, que algo necia soy pero espero que no tanto. Defiendo a quien siempre me ha defendido, o así es como entiendo la justicia, compasión(ponerse en el lugar de) y reparación. Y sí, hay leyes justas, pensadas para mejorar la calidad de vida del máximo número de personas, y son esas leyes las que a todos conviene hacer cumplir. Las leyes de la protección y la dignidad por encima de las del castigo, y que estas últimas, aún cuando todavía puedan ser necesarias en tristes casos, no sean degradantes ni aplicadas bajo abuso de poder, y que vayan orientadas a la prevención de la repetición del delito.
Sinceramente, no sé cuál es la relación del segundo párrafo con el primero, será cosa del disco este que suena.
Hablando de todo un poco, atravieso una severa bancarrota, o quizá debería decir insolvencia, en términos institucionales. En cualquier caso, aún así, suceden cosas bonitas, como que las amigas y amigos me regalen/presten si se puede, dinero, comida, tabaco, carreras junto al mar, consejos, y lo más importante, mucho calor, en forma de mimos, abrazos, llamadas a la calma y refuerzos del tipo nena tú vales mucho. Todo esto, además de una petardísima presunción por mi parte, como parte del proceso de autoayuda en red que va a toda máquina, supone una declaración de derechos sin distinciones. Sin distinciones. Porque si no es así, no vamos a ningún sitio nuevo, y no defiendo ahora la novedad por la novedad, que algo necia soy pero espero que no tanto. Defiendo a quien siempre me ha defendido, o así es como entiendo la justicia, compasión(ponerse en el lugar de) y reparación. Y sí, hay leyes justas, pensadas para mejorar la calidad de vida del máximo número de personas, y son esas leyes las que a todos conviene hacer cumplir. Las leyes de la protección y la dignidad por encima de las del castigo, y que estas últimas, aún cuando todavía puedan ser necesarias en tristes casos, no sean degradantes ni aplicadas bajo abuso de poder, y que vayan orientadas a la prevención de la repetición del delito.
Sinceramente, no sé cuál es la relación del segundo párrafo con el primero, será cosa del disco este que suena.
jueves, 16 de junio de 2011
Medicación
Zumo de melocotón(para la ansiedad)
Licor café(para la fiesta)
Tetrazepam(para días muy concretos de mucho insomnio)
Café (para despertar por la mañana)
Tabaco de liar (a cualquier hora)
Agua (mucha siempre que hace falta)
Música(claro)
Danza(para hacer ejercicio)
Correr(para liberar tensiones gordas)
Pintar(lo típico)
Pero lo más importante siguen siendo los amigos. Tomar algo tranquilamente, en buena compañía, es quizá de las mejores terapias que conozco.
Licor café(para la fiesta)
Tetrazepam(para días muy concretos de mucho insomnio)
Café (para despertar por la mañana)
Tabaco de liar (a cualquier hora)
Agua (mucha siempre que hace falta)
Música(claro)
Danza(para hacer ejercicio)
Correr(para liberar tensiones gordas)
Pintar(lo típico)
Pero lo más importante siguen siendo los amigos. Tomar algo tranquilamente, en buena compañía, es quizá de las mejores terapias que conozco.
martes, 14 de junio de 2011
Esquizotesis
Buff... cómo me está costando llegados a este punto, que empiezo a desconfiar, o a dejar de hacerlo, de las personas a las que quiero. Es durísima esta fase, las otras veces no tocó, afortunadamente. También paseo por ciertas zonas del autismo, en grados muy leves, como cierta fobia social, resistencia a que me toquen, a que me hagan preguntas. Es duro lo de las preguntas, preguntas sobre el contenido de mis pensamientos, ya te digo, si fuera tan fácil...En general es bueno reírse de las paranoias, pero primero hay que pasarlas, aplastarlas a fogonazos de lucidez que hay que buscar hasta debajo de las piedras.
Me está salvando bastante la música, y no sólo a mi, ya pueden ir contratando profesors de música en esos sitios de curar, si es que hay ganas. Lo de la pasta no debería ser problema, supongo que se trata de gastar menos en otras cosas.
Me está salvando bastante la música, y no sólo a mi, ya pueden ir contratando profesors de música en esos sitios de curar, si es que hay ganas. Lo de la pasta no debería ser problema, supongo que se trata de gastar menos en otras cosas.
martes, 7 de junio de 2011
Un Deliro
Deliro porque sueño, y no me conformo
Deliro porque pienso y por eso molesto
Deliro porque tengo miedo de que me rechazen aquellos a los que quiero
Deliro porque con ello aprendo
Deliro porque siempre que lo hice, algo fue mejor después
Deliro para conocerme y conocer el mundo
Deliro porque sí
Deliro porque pienso y por eso molesto
Deliro porque tengo miedo de que me rechazen aquellos a los que quiero
Deliro porque con ello aprendo
Deliro porque siempre que lo hice, algo fue mejor después
Deliro para conocerme y conocer el mundo
Deliro porque sí
viernes, 3 de junio de 2011
una tarde como las otras
...después de comer un invento de ensalada, con lo que había por casa. Lentejas, pimientos, judías, patatas, huevos cocidos, y un salteado de champiñones con berenjena. Un poco de teatro por mi parte, para ir bajando el nivel de intensidad sin parecer marciana, bien recibido por quien estaba conmigo para decirme que no estoy sola. Qué falta nos hace eso, que nos digan que no estamos solos, que no tengamos prisa en hacer las cosas hacia nadie, que no hay nada particular que demostrar con fecha alguna, que tomar o no tomar pastillas o partido es cuestión personal y decisión libre, y que añadir presión no sirve para nada más que para eso mismo. Cuánta ayuda y cuánto agradecimiento solo puede dignificar a quien la proporciona, en la medida de los anhelos y posibilidades de cada cual. Allá cada cual con sus cadaunadas. Qué locos están estos romanos.
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