En la dificultad de la disociación
se cuece un negociar de mente y vida.
De miedo y deseo una línea torcida y discontinua,
zigzagueante, soporta a duras penas fantasías destartaladas,
parciales, agónicas, súbitas, monótonas, átonas y tónicas, caóticas y atípicas.
Barrer me saca, ¿eh? "Quétontería"
Pues no, cojo la escoba y suceden metáforas,
arrastro las pelusas, despersonalizadas
les trazo camino, ruta, patrón, previsiones de futuro,
las veo crecer opacas y ligeras, arremolinándose,
fus fus, intentan escapar, fus fus, pues ya estaría.
Amontonadas y al cubo.
Me brota un balneario en el cerebro al ver la casa medio limpia,
y una comunicación trivial deja de ser un enemigo,
vamos, que puedo
coger el teléfono por ejemplo y organizar una milésima de asunto,
gestionar, gestionar, (gestionar emociones, CEO emocional).
Bueno pues ya solo falta el título.