jueves, 17 de diciembre de 2020

Palabras pesadas

Hay palabras que pesan toneladas. "Psicosis" es una de ellas, porque hace hace falta carnet de maquinaria pesada para moverla con soltura por el mundo. Vas a tener mil ojos esperando que fracases, que le des la razón a las teorías biologicistas, que justifiques el sueldo, la reputación y el salario de muchos expendedores de relatos cronificantes, y recetas que los clavan en el cuerpo. Vas a tener mil ojos pendientes de un error de cálculo en el traslado de una experiencia a una esperanza. Empezando por tus propios ojos, aquellos que no pueden dejar de observar con la máxima atención los detalles relacionados con esa palabra, con la mirada que esa palabra imprime sobre tu persona. Hace falta, muchas veces, una fuerza sobrehumana para levantar cabeza en medio de todos y cada uno de los prejuicios que se ciernen sobre ti cuando paseas la psicosis ante los otros, que a veces se vuelven pequeños infiernos momentáneos (no siempre). Y sin embargo, esa fuerza estuvo y sigue estando, construyéndome. 

De alguna forma, esa fuerza es como la libertad, porque nunca está garantizada, porque te pone en situación de tener que luchar siempre por ella, en los entornos más cotidianos, en las interacciones más intrascendentes, en sus requerimientos más inesperados. Agotador, también.

¿Y no podías haber dejado la palabra quietecita? ¡Bum! Heridas hacia dentro, autoagresión simbólica. (Qué absurdo es el mundo, qué pobre en significados. Ni los que trabajan con palabras se salvan de esta cortedad de miras) 

Entonces llegaron las amigas, llenando mi pequeño desierto de sentido. Cargadas de amor me escuchan, restauran mi sitio, el nudo se deshace y peso mucho menos que la palabra movida. Me vuelvo ligera y escribo para que nadie agache la cabeza cuando maneje palabras tan densas. Al contrario, yo querría dibujarles unas alas, soplar sus velas, quitarles peso. No estamos solas, y cada vez menos. 

2 comentarios:

  1. Hola Paula: Este texto que le envío lo publicara en Twitter, no sé si le gustará, pero hoy he mirado un poco su blog, y su texto me lo recordó. Hará unos siete años, me hablara un amigo de su blog, y el nombre lo recordaba. Un saludo. Chao.

    He retornado a las travesuras, eso no me lo niego, pero intentaré escribir hoy algo serio. Pienso en la palabra trastornado, pero quién no ha estado alguna vez un poco loco. Psicópata, otra palabra que se las trae, mal empleada, según un psiquiatra que tuve, uno de muchos. Pero no se ponen los médicos de acuerdo con mi diagnóstico, algo frecuente, por lo demás. ¿ESQUIZOFRENIA? ¿Un simple trastorno? Qué será lo que me pasa. Es la primera vez que escribo esa palabra, la repetiré, esquizofrenia, no es tan difícil, podría volver a hacerlo. ¿Tal vez un trastorno ESQUIZOTÍPICO? Por qué no. Pero las opciones son más, acaso demasiadas. Déjenme insistir: Supe de un blog que llevaba por título ESQUIZOQUÉ? Será incómodo leer estas palabras, más difícil convivir con ellas, se lo aseguro. La raíz de la palabra significa 'dividido'. Pero esto lo leerá mi madre, he de cuidar mis palabras. ¿Cómo, si no es con rabia, se puede hablar sobre esto? Mi primera reacción, conste, fue de alivio, la rabia vendría después, es ella que me dificulta pensar en estas cosas.
    Estaba flaquito, era un poco más joven, treinta y pocos, y en el ingreso una enfermera comentó: Qué pena, también los guapos vienen aquí. Tan guapo y loco, el interior contrastando, feo. Esa fue la descripción de aquella buena mujer, su conclusión. Ah, me es tan difícil hablar de estas cosas. No tengo con quién hablarlas, la médica que me lleva es muy práctica y se centra en el presente, y mi madre es parte implicada, no serviría hablarlo con ella (no leerá esto, por lo tanto). Ah, los amigos, no están ya para estos trotes. Así que he llenado una hoja con palabritas difíciles y algún recuerdo sencillo, he de recordar con plenitud, llenar esas pocas páginas que me hagan suspirar finalmente ante el trabajo bien hecho, finalizado. Otro día. Sirvan estas líneas de aproximación. Chao.

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  2. Hola Vale_Jota: Muchas gracias por escribirme, lo valoro muchísimo porque sé del esfuerzo de romper el hielo cuando es difícil encontrar con quién hablar de este tema en concrerto. Si no te importa nos tuteamos, yo me siento mucho más cómoda, y espero que tú también. Disculpa que no haya respondido antes, estuve bastantes días sin entrar aquí.

    Los diagnósticos no son más que palabras de la jerga profesional. No dicen nada de lo que verdaderamente importa. No dicen nada de la música que nos hace reír o llorar, de las películas que nos gustan o de las personas que queremos. Y sobre todo, no van a la raíz de lo que de verdad duele. El problema es que las personas que no tienen ningún diagnóstico a menudo nos clasifican en base a cosas que relacionan con ese diagnóstico. Eso hace muy complicado llevar uno puesto, muchas veces lo hace directamente doloroso. Y el esfuerzo de pelear la vida aún con él, a veces es demasiado grande.

    Se están creando por todo el país Grupos de Apoyo Mutuo (GAM de salud mental). No le arreglan a unx la vida (bueno, la mayoría de las veces ayudan muchísimo) pero dan un espacio para pelearla mejor. En ellos podemos expresarnos con libertad, animarnos, hacer cosas juntxs, luchar por nuestros derechos (que en el fondo son los de todxs). Podemos sostenernos en el día a día, hablar de todo aquello que nos cuesta decirle a nuestras madres o amigxs, lo que necesitemos. Son una herramienta muy importante. No sé en qué zona vives, pero si quieres escribirme, yo te puedo decir dónde puede haber un GAM cerca.

    Mi correo es jazzbolitas@gmail.com. Escribe con total libertad, y bienvenido por aquí. Gracias otra vez por escribir.

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