Hace tiempo que los veranos se me hacen largos, pero ya no difíciles. Lo fueron, y tanto que lo fueron, largos y difíciles, con esa responsabilidad de llenar días y días sin rutinas específicas marcadas desde fuera, responsabilidad agravada por el hecho de no encontrarme del todo bien. Me centré demasiado en las emociones de un amor imposible. Oh, sí, hubo muchísimo amor, y muy imposible.
"La masculinidad es un tapón a tus emociones.
Porque los
hombres no lloran, no escuchan, no hablan de sí mismos ni de lo que
sienten y llegan a los cuarenta años y todo eso les estalla en la cara
porque no saben quiénes son y son incapaces de ponerse en el lugar de
nadie. Hombres que se comportan como niños de diez años en sus
relaciones, a los que parece que siempre se les echa la bronca porque
han hecho algo mal, que delegan responsabilidades, que no se comprometen
con lo que están haciendo y que huyen cuando alguien les reclama algo
legítimo.
La masculinidad es una guerra al afecto" (Roy Galán)
Mi estrella del norte se llama Manuela, y siempre pienso que nunca le agradeceré lo suficiente todo lo que me cuida, desde hace años. Con ella los días malos se transforman en regulares, y luego en buenos, despacito, así como a lo tonto, sin grandes palabras ni falta que hace. Poquito a poco salgo de mi ensimismamiento, poquito a poco hablamos de otras cosas y planteamos horizontes sencillos, de andar por casa. Nos vamos un par de días a la playa, lo propio del verano.
Es bueno no estar cerca de quien me frustra, de quien me obliga a estar permanentemente alerta, de quien me provoca insomnio, me plantea fantasías descabelladas y me regala decepciones continuas. Oh, sí, hubo muchísimo amor, y muy imposible.
El feminismo es un mural de registro, en donde anoto cada día que transcurre sin que la idea del amor romántico me secuestre la vida, me imponga compasiones innecesarias y me robe claridad mental para ir haciendo lo que de verdad es importante.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte (F.G. lorca)
Pues... Querido Iago te voy a decir algo que un día hace 3 años me dijiste.. que el amor de verdad existe, que el amor cariñoso y dulce está que no todo es violencia. Y gracias a esas palabras pude seguir adelante y creer que no todos los hombres eran violentos, solo te mire un momento y vi que si había un muy buen terapeuta, siempre me encantó tu forma de ser y tú cercanía, sabes empatizar y no todos saben hacerlo. Fuiste delicado y me ayudaste ha digerir el impacto de una violacion. Te doy las gracias.
ResponderEliminarTe envío un abrazo y espero que todo te esté yendo bien. Saludos
Buff...no sé quién eres, porque también hubo un Iago para mí, con ese mismo nombre. Por eso me confunde tu comentario, ojalá que, quienquiera que seas, no lo hayas escrito para confundirme, sería feo. Prefiero pensar que no, que es solo casualidad. Pero siguen resultándome inquietantes tus palabras, me gustaría que te explicases un poco más, gracias. Otro abrazo para ti
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