viernes, 16 de diciembre de 2022

Son mis amigxs

"Y por qué será

y por qué será

me duelen más que las mías

las penitas de los demás"

Dani LLamas (A Fuego)

Hoy he recibido una noticia agridulce, a la vez que importantísima. Quiero creer que disfruto de amistades de lujo porque tengo mucha suerte en primer lugar, y porque las cuido, aunque nunca parece suficiente, en segundo lugar. Que digo yo que será un poco de todo, que olvidar la naturaleza multicausal de los fenómenos naturales, incluidos los humanos, sería lo que Richard C. Lewontin (que en paz descanse desde el año pasado) llamaba hacer ideología con la ciencia. O con lo que sea, añado yo. 

No soy no monógama porque me quiera relacionar sexualmente con muchas personas (lo cual tampoco tendría nada de malo) sino porque ya hace muchos años que no entiendo la pareja como el centro de todo. No me sale priorizar a una sola persona para planes de vida, habiendo tantas que ya están ahí, en el centro, desde hace muchos años. A ellas dedico el tiempo que me deja libre la vida laboral, entre ellas reparto alegrías y penas, sobre todo estas últimas, porque las penas son durísimas si no hay con quien re(com)partirlas. Y porque a las alegrías se apunta cualquiera (al sexo también, como todxs sabemos).

Tampoco hago activismo en salud mental para sustituír la precarización de los servicios sociales, aunque muchas veces se ha podido entender así desde fuera: un servicio gratis que el estado no proporciona. La dependencia del asistencialismo proyectada sobre mí. Eso me ha generado mucho desgaste emocional en diferentes momentos de mi vida, he sentido mucha importencia y he asumido responsabilidades de gran calado que no me correspondían. Lo hice, o a veces lo sigo haciendo, lo mejor que pude, pero también fui aprendiendo a decir que no. A encajar reproches, y también agradecimientos. 

Solo el apoyo mutuo tiene sentido cuando se trata de lxs amigxs. Me vais a disculpar que ya no admire la abnegación, el amor incondicional y todos esos mitos maternales que sobre todo las mujeres proyectamos en demasiadas relaciones, empezando por las de pareja, pero no solo. Lamento mucho que el feminismo me haya introducido perversas ideas sobre responsabilidades compartidas, interdependencia, reconocimiento y reciprocidad. No lo lamento por mí, evidentemente, ni por todas las compañeras que vamos aprendiendo a querer sin desgastarnos, a dedicarle más tiempo y energías a quien también nos quiere y lo demuestra, si no por quien despierta una mañana cualquiera con cara de haba, viendo que se le acaba la sopa boba de nuestro amor porque ay, no se enteró de que íbamos en serio cuando exponíamos asuntos tan básicos y razonables, y solo escuchaba sus propios prejuicios, como si fueran voces de su cabeza..."feminismo", "Irene Montero" (desde aquí todo mi apoyo contra tanta agresión gratuita), "feminazis", y "bla bla bla". Se siente, pero no será por falta de tiempo o de palabras dedicadas a la causa del cuidado. Los cuidados mueven el mundo, y punto. 

Desde hace unos años me duele profundamente la situación cada vez más dura de un buen amigo. Me acerco y me alejo en la medida de mis fuerzas, pero siempre está presente, en primer o segundo plano, según los días, o las épocas. Hoy por fin hemos podido repartir esa pena, y esa necesidad de apoyo, de forma más o menos igualitaria, transparente, y coordinada. Lo que se dice trabajar en equipo. Me he sentido al mismo tiempo ligera y emocionada, pero sobre todo optimista. Y hoy, con todo mi cansancio, me iré a dormir con la ilusión de que otro mundo sí es posible. Más sincero, más amoroso, más colectivo. Te voy a mandar esta entrada para que sepas que te queremos muchísimo, pero también te queremos de vuelta, a cambio ;P







No hay comentarios:

Publicar un comentario