Si no puedes enamorarte en serio, hazlo de broma,
tira entre carcajadas, por la borda,
los sabios consejos terapéuticos que previenen contra las idealizaciones.
El amor, aún como sueño,
hace cosquillas en la vida,
alegra las mañanas y las tardes,
combate las malas hormonas
(solo por eso me enamoro de siete al mismo tiempo, si hace falta).
Puedes estar tan lejos como quieras
en silencio, indiferente, sarcástico, retraído,
que más nos da si en modo alguno voy a molestarte.
Desde que te quiero tanto
el barroco habla mi idioma,
los poemas se iluminan solos
veo ritmos y modos de enunciación
tal que estrellas relucientes
(que parpadean alegres
como polvo enamorado
en mis neuronas).
Has conseguido, sin esfuerzo alguno,
enseñarme a estudiar como quería.
(Pero qué mal te portas conmigo, querido amigo.
Qué silencio tormentoso...
qué manera de echar fuego a la caldera,
qué prodigio de cortesía posmoderna,
¡¡qué guapo estás en las fotos!!).
Por no tener no tengo ni deseo
de ti, quiero decir.
Tengo en cambio meses por delante
de cierto afán de perfeccionamiento
en comprender de qué manera la literatura
nos ayuda a vivir mucho mejor.
Tengo también una paz llena de aire,
ese que tanta falta nos hace a la salud
en estos días de encierro y soledad.
Moi fermoso
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