Escenas tiernísimas en el búho
(servicio nocturno de autobuses
para noctámbulas tranquilas
de una ciudad pequeña).
Hacia atrás
un capullo
recogido en sus envoltorios
escenifica una promesa
de purpurina dorada
y aerosol.
Lo prometido no es deuda
afortunadamente
si la flor se malogra
por ocultar
la nada
o los gusanitos.
Oh, vida breve.
Que efímera decepción.
Fascinante tu blog Me has sorprendido
ResponderEliminarMuchas gracias! Me pasaré por el tuyo a comentar. Que no paren los blogs!
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