Erraste en el tiro como un arquero
desconcentrado por las pasiones más aburridas
Te quedas con tu orgullo, todito para ti.
Te pillé, me decías. Me pillaste, te cuento:
Me pillaste amando, como siempre
Me pillaste construyendo, cuestionando, riendo,
comprendiendo, llorando cuando hace falta
porque también hace falta
Ya me da igual a qué sabe tu olvido,
seguiré brindando con extrañas,
hasta que sean mis amigas
esperemos que no haya testigos,
por si acaso te diera vergüenza
También tenía para ti
de todo. Pero no quieres
No quieres
Estas conversaciones con la víscera son absolutamente imprescindibles.
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