He estado algo ocupada últimamente, cerrando relaciones como quien cierra puertas por la noche, en silencio y con cuidado.
Se pueden abrir puertas nuevas desde ahora, con la velocidad de una tortuga caribeña, bien acorazada pero ligera cuando se trata de flotar en las corrientes.Vericuetos y sus golosinas musicales, volando bien alto hacia regiones desconocidas, y sin embargo cómplices en la conciencia inefable de los puntos de inflexión emocional.
Este fin de semana (como otras veces antes) tuve un poco de aquello. La puerta igual es imperfecta, y se cuela de todo aún estando cerrada. Bretón tenía una máxima:
ResponderEliminar"lo que he amado, lo haya conservado o no, lo amaré siempre".
Bretón era un hombre. Para las mujeres, seguir amando a toda costa es un imperativo cultural que necesita ser reconstruido. Cómo dijo Mari Luz Esteban, ser mujer es que te impongan el amor como centro de tu vida. Desde este punto de vista, demasiado han hecho las mujeres por amor, cuando podían haber estado haciendo otras cosas.
ResponderEliminarDeconstruido, quería decir. Destruido tal y como lo conocemos para construirlo de otra forma.
ResponderEliminar¿Qué otras cosas, Paula?
ResponderEliminar¿Amar de otro modo?
Porque hay otras formas (sanas, constructivas) de amar...
Claro que hay otras formas constructivas de amar, pero para llegar a ellas es necesario dejar de pensar el amor como sacrificado, dependiente, central en nuestras vidas. Las otras cosas es todo lo que podemos estar haciendo (estudiar, viajar, disfrutar de nuestra propia compañía, de la de nuestras amigas y amigos, trabajar, involucrarse en proyectos sociales y/o políticos, ser creativas en cualquier campo, etc)en lugar de centrarnos en las telenovelas circulares en las que nos envuelve el concepto patriarcal del amor romántico. En ese marco conceptual, las mujeres llevamos todas las de perder, puesto que nos han educado para agradar, para complacer, para aguantar, para comprender, para dar mil oportunidades, para "dejarlo todo por amor". A eso me refiero.
ResponderEliminarPara construir esas otras formas de amar, primero hay que tener la lucidez de ver cómo está construida esa forma central, tóxica, y dominante que, en el peor de los casos, atenta directamente contra la vida de las mujeres. La violencia contra las mujeres campa a sus anchas en ese modelo, es su caldo de cultivo. En tanto que las mujeres se centran en amores imposibles (por la ausencia de cuidado y reciprocidad), van perdiendo la perspectiva de dónde empieza el maltrato, y por lo tanto se van enterrando en el pozo de intentar disculpar todo tipo de ninguneos, juicios, manipulaciones, críticas, desprecios....etc, en nombre del amor.
Amor romántico no, gracias. Sobre las otras formas posibles, hace falta una lucidez y una valentía que sólo puede partir de su crítica radical. A eso me refiero, no a renunciar al amor. Amor también es la amistad y el autocuidado, y de esos se habla mucho menos.
Bretón no hablaba del amor romántico, el del imperativo. De hecho, la cita está tomada de "el amor loco" y se alimenta de esa misma re-construcción de la idea del amor proyectada hacia sus posibilidades y siempre a contrapelo del contexto.
ResponderEliminarAl final de Nadja dice: "la belleza será convulsiva o no será". Lo mismo es extrapolable al amor (insisto, no romántico, no el del imperativo patriarcal): "el amor será revolucionario o no será".
Eso solo para aclarar, porque me ha parecido que la figura de Bretón se clavó en una idea medio encapsulada que no pretendía. De paso, lo aclaro para darte la razón en todo.
Un abrazo.
PD: por cierto: soy padre de una niña de dos años y medio. Eso tiene ciertas implicancias tanto en mi deconstrucción como en su crianza. Lo que he aprendido durante este tiempo es que si la respeto (desde una perspectiva de género), crezco junto a ella. Sin embargo, ojalá todos en el entorno aspiraran a lo mismo.
Otro abrazo.
Gracias por la aclaración, reconozco que no me paré a pensar en qué sentido lo decía Bretón, enseguida me saltó la perspectiva feminista y la idea del amor romántico. Me gusta mucho lo que cuentas de tu niña, y de ti como padre feminista, qué suerte tenéis con ese proyecto de crecer juntas.
ResponderEliminarUn abrazo.