lunes, 8 de agosto de 2016

Sobre la depresión

Recientemente pasé la desagradable experiencia de una depresión. No fue estrictamente clínica, por la sencilla razón de que no me puse a tiro de ninguna persona diagnosticadora. Ya sabéis... para no empeorar las cosas. Era, como toda depresión, un malestar profundo y persistente con causas vitales muy concretas, y muy comprensibles. Pero el pasarlo mal no te lo quita nadie. Un año, si miro en perspectiva. Las ideas suicidas durante las navidades, la apatía, la fatiga física y psicológica, los pensamientos negativos y pesimistas, la autoestima por los suelos...

Mis recetas para salir:

- Hablarlo con amigas, compartir con ellas y ellos experiencias similares, y gracias a eso saber que era temporal, que no se iba a quedar conmigo para siempre.

- Eliminar tóxicos que pudieran ser agravantes: dejé de consumir café y reduje muchísimo el consumo de alcohol, casi limitado a cantidades moderadísimas de forma muy excepcional, y solo las pocas veces en que me sentía a gusto para hacerlo.

- Centrarme en el trabajo, como en otras ocasiones, por motivos diferentes, me había centrado en estudiar. Podría haber cogido una baja, y varias veces estuve a punto, pero me conformaba con algún día suelto para respirar un poco, coger fuerzas y seguir. El trabajo fue como un oasis, y la vitalidad de mis alumnxs, la mejor medicina. Mi médica de cabecera y yo estábamos de acuerdo en eso, y fue muy fácil, por lo tanto, entenderme con ella. Me alegró saber que no era muy partidaria de los antidepresivos. Me recetaba las benzodiazepinas (que yo mismo le pedía) para garantizar el sueño diario, y no intentaba colarme nada más. Debo decir en este punto una cosa importante, y es que tengo un trabajo que me gusta. Si no fuese así, la baja sería obligatoria. También es cierto que le omití la información más alarmante (como a casi todo el mundo, salvo algunas excepciones), que ahora puedo contar porque quedó muy atrás, temporal y anímicamente. 

- Hacia los últimos meses, cuando ya fui encontrando palabras para todo esto, empecé una libreta de autoterapìa. En ella anotaba, casi cada día, impresiones no muy largas sobre cómo había ido el día, en términos de autoestima, de mis relaciones con los demás, de crisis de llanto y sus causas concretas, de la cantidad de ansiedad que había sentido... al cabo de un tiempo, me di cuenta de una cosa, que luego me repetía a mi misma como un mantra, para no olvidarlo: que los días malos cada vez eran menos, y menos malos. Y aunque los días buenos no pasaban de regulares, por lo menos eran tranquilos. Los días buenos llegaron hacia final de curso, como un premio, justo a tiempo.

- Confundir los escasos momentos de euforia con alegría y esperanza, que una no es tonta y se cuenta la feria como se la quiere contar. Y si todo síntoma tiene una función, la de la euforia no es la de creerse que va a durar, sino la de usarla como descarga extra, para cargar la batería.

- Salir a caminar aunque no tuviese ganas, quedar con gente aunque no tuviese ganas, fueron esfuerzos casi cotidianos que hacía como quien traga un jarabe amargo, que luego no le resulta tan amargo cuando disfruta de sus efectos curativos, algo así...

A todxs las que estuvisteis, y seguís estando... GRACIAS!! OS QUIERO MUCHO!!



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7 comentarios:

  1. Me gusta mucho que compartas esto... :)

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  2. Gracias Nebroa, me animas a seguir haciéndolo. Un abrazo!

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  3. ... Agarrarse a un clavo ardiendo, dejarnos la piel y la carne en el intento, desde esa perspectiva que nos regala el paso del tiempo una comprende el cuándo, el cómo y el por qué del aquél descenso a los infiernos. Felicidades Paula.

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  4. ... Agarrarse a un clavo ardiendo, dejarnos la piel y la carne en el intento, desde esa perspectiva que nos regala el paso del tiempo una comprende el cuándo, el cómo y el por qué del aquél descenso a los infiernos. Felicidades Paula.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Cada uno tiene sus respuesta porque somos todos diferentes como vamos etiquetarnos, no es posible,lo que se puede hacer es escuchar i empatizar.

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  7. Son muy duras las depresiones y hay de diferentes grados, en algunas no puedes ni hacer esfuerzos porque luego te pasan factura, pero olé por ti que no solo pudiste sino que lo hiciste.
    Ahora, hay algunas cosas que no acabo de entender o compartir... dejas el café que es estimulante pero solo reduces el consumo de alcohol que es depresor... No quieres tomar antidepresivos pero si pides benzos que crean dependencia... Lo de compartirlo con los amigos es genial, a la primera te escuchan, la segunda lo intentan, pero a la cuarta ya te digo yo que, por muy amigos que sean, se cansan... Ir al trabajo estando mal y más teniendo alumnos no sé hasta que punto es bueno, no para ti sino para tus alumnos....
    En fin, me encanta que las personas compartan sus experiencias pero bueno, en este caso hay varias cosas que no acabo de entender... ��

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